viernes, 24 de junio de 2011

San Juan, noche mágica...

¿Qué tal chicos y chicas?. Seguidores que por miles colapsáis la red para entrar ávidos y primeros a saber noticias mías. La ausencia de noticias, son buenas noticias, dice el dicho, redicho.

Seguimos en la tónica de no tener nada importante que resolver, ni horizonte, ni perspectivas de que aparezca.
Hoy mientras llegaba a este nicho que llaman oficina me he recreado en la observación de la fauna y el paisaje que lleva desde mi casa, mejor dicho la de mi madre... Viejo, gordo, calvo y viviendo con mi madre, tengo la imagen perfecta de un relamido mariconcete... Bueno, que viniendo para acá me he dado cuenta que de nuevo ha cambiado el paisaje y la fauna que me solía encontrar en las mañanas de los viernes camino de la "ofi". El edificio está al final de una avenida que es la cañería de desagüe por donde deben pasar los últimos resistentes de las discotecas de moda que han llegado a ella a pie, han ido en taxi y se quedaron sin dinero para el regreso o simplemente después de una azarada noche se quedaron sin la compañía que les llevó a la discoteca y deben regresar por los medios más humanos que tiene... andando. La zona de los afters se encuentra en un "polígono industrial de los años setenta" que las empresas abandonaron por quedar demasiado céntrico, pero lo suficientemente alejado como para que el indice de población de los alrededores no sea demasiado elevado...

Se sabe que es otoño porque la jauría que regresa de los afters a las siete de la mañana está conformada por chicos y chicas de entre unos 20 a 25 años de media, que arrastran tacones imposibles, vaporosos vestidos que perdieron el glamour hace ya varias horas, trajes de chaqueta modernillos o simplemente "moda casual"... Es otoño y lo que celebran en los afters son las fiestas de la llegada de bienvenida universitaria y las fiestas para recoger dinero para los viajes de fin de carrera. Si el personal que habita a esas horas de la mañana la gran avenida sube la media de edad hasta los cuarenta largos, es que estamos en navidad. Las fiestas de empresa son las que poblan los garitos y discotecas y los que regresan a casa de la misma guisa que los que antes pasaron en otoño son los empleados, cada vez menos (el paro está acabando con este especimen), que celebran el solsticio de invierno, con lo cual adivinamos que ya estamos en invierno... Transcurridas las semanas de nuevo el animalario cambia y ahora la horquilla de edad es más amplia, además, ya no van vestidos como si fueran a pedir un préstamo a un banco... Unos van informales, otros de "tiros largos", otros de huertano... Adivinamos al instante que de nuevo hemos pasado de estación y llegó para iluminarnos con su luz y alegría la primavera, con sus procesiones, bando de la huerta, fiestas en general... Si cuando migran estos especímenes lo que nos encontramos son críos y crías de edad tan tierna como para que no sólo estuvieran en su casa, si no que nunca debieron haber salido, es que es verano... Estos animalejos se pasan dos años de su vida, todas las semanas, al menos una vez, tragándose una chapa que te cagas... Están haciendo los cursillos de la confirmación, si esa que los confirma en la fé de la Iglesia y que les hace ser más Cristianos, Católicos y Apostólicos... Pero, ¿para qué?. Pues muy sencillo, para comprarse un traje como si fueran novios o fuera su fiesta de pedida, calzarse en los tacoques, maquearse y hacerse peinados imposibles los chicos e irse de cena y luego de fiesta hasta que Garban vuelva al trabajo... No puedo entenderlo, tirarse dos años para Confirmarse en la Fé de Cristo y luego celebrarlo con una cena y una fiesta en un after y volviendo a casa con cogorzas como ollas express, rotos, hundidos y desarmados... ¿Dos años de chapa para eso?. Hay cosas que no entiendo...

Por mi parte ya estoy en los 71 kg. muy largos, pero 71. Lo raro es que cuando pesaba 79,7 tardaba en recorrer diez kilómetros cincuenta y cinco minutos y ahora tardo una hora y dieciseis... Bueno, ya descansaré y volveré a coger ritmo... Por lo demás todo bien, en veinte días como máximo llegare al objetivo de 68 y entonces como dice DUKAM tendré que afianzar el peso... ¡dios mío, mi reino por una cervecica!.

martes, 14 de junio de 2011

¡Buenos días, caballero!.

- ¡Buenos días, Caballero!.
- ¡Buenos días, Señorita!. - Contesta el galán desde pocos metros de distancia. 
El sol calienta como sólo lo puede hacer en esta bendita tierra o en el infierno, si es que desde allí se tuvieran noticias de la existencia del astro rey.

Poca más información se puede sacar de esta escena, excepto que la dama, más "emperifollada" que un búcaro en tiempos de navidad, parece tener hambre pues pregunta por el menú que le espera en la comida. Poca cosa si no fuera porque la coqueta señorita tiene 80 años, son las siete de la tarde y merendó hace pocos minutos y por esas cosas que tiene la vida es mi madre...

Es sorprendente la capacidad o incapacidad, según como se enfoque, que tiene el ser humano para sobreponerse a todo, tanto física como mentalmente. Muchas veces pienso que la humanidad y más en concreto la medicina está siendo muy cruel con sus congéneres. Investigar para salvar vidas que luego puedan ser plenas es bonito, modélico, generoso... Pero alargar la vida y el sufrimiento cuando quien vive no es uno, sino el que malvive es un ser que dejó hace tiempo ya su alma para vivir sólo en su cuerpo es trágico, triste y poco misericordioso, con él y con los que le rodean. Mi madre morirá dentro de diez o quince años, con el deterioro físico y mental que eso conlleva. El natural que implica el devenir de los años y el añadido por su Alzheimer... Su cuerpo funciona como un reloj, salvo pequeños desajustes como... Se orina a todas horas, come a todas horas, se levanta a todas horas, se acuesta a todas horas, busca y rebusca a todas horas, se enfada a todas horas y  a todas horas hay que estar pendiente de esa "niña" de ochenta años. Esta chica tiene una diferencia con el resto de las "niñas de su edad". Mientras que a las de cinco años las educas y ves que puedes sacar fruto a un trabajo de aprendizaje y modelado de la personalidad, con las "niñas de ochenta años" sólo es un trabajo tan absurdo como intentar bajar la temperatura de un desierto baldeandolo.

Pienso y calculo... Tiene ochenta años, yo tengo cincuenta y según la esperanza de vida y su estado físico actual, cuando le toque morir ya Zapatero me habrá dejado jubilarme... ¿Podré soportar tanto esfuerzo?. ¿Merece la pena tanto sacrificio?. ¿No cesará nunca esta plaga que nos destroza?. ¿Tendré algún día en el que me pregunte, es qué hoy no tengo ningún problema?. Nos vemos dentro de quince años, cobrando los dos la "dependencia"... Ella en silla de ruedas y yo detrás en la mía, jugando a los trenes. ¿Qué vida nos queda?... A ella que no se entera de nada, pero da trabajo como un curso de treinta mocosos de preescolar y a mí que me encuentro metido en la red del tranvía que se llama cuidar a una enferma sin recuperación, futuro, ni sentido... Vivir en esas condiciones, ¿para qué?. ¿Está viviendo ella, si no puede tomar ninguna decisión y las que toma son absurdas?. ¿Estoy viviendo yo?. ¿Porqué los hombre jugamos a ser dioses alargando la vida hasta límites que rayan en la paranoia?. ¿Porqué nuestra esperanza de vida es cada vez más larga, si no podemos vivirla?. ¿Si muriéramos cuando la sabia naturaleza nos mostraba la hora, enfermedades como el Alzheimer, sin cura, ni para los enfermos, ni para la familia, camparían a sus anchas como ahora?. Me levanto cansado, pero al anochecer me recupero porque sé que pronto se irá a la cama y podré suspirar y pensar y soñar, tranquilo, sin tensión, con la dejadez relajada del que no tiene nada que hacer y es feliz por ello... ¡Qué cansado estoy!. ¿Cuándo podré ser, si no feliz, si estar tranquilo, relajado, como cuando me sentaba en la orilla del mar y oía el soniquete de las olas, enamorado, feliz, lleno de proyectos?...¡Ufff, qué cansado estoy!.

Sigo como mi plan para bajar kilos... Entreno en un gimnasio (por supuesto por la cara) una hora más o menos y luego salgo a correr, cinco días a la semana menos los viernes, ese día sólo gimnasio. Los sábado y los domingos, unas veces a solateras y las menos con mi el Capitán Bajoca nos vamos a correr 20 km. de ida y vuelta a la Cresta del Gallo. Subida por los cuestones de Los Garras, bajada por Algezares... No pruebo el alcohol, no fumo, no follo y no como... ¡En fin, la vida idílica que cualquier "triste" quisiera para él y los suyos... Pero por lo menos le veo el color al esfuerzo... Ya estoy en 73 kg. y bajando... Para no llegar a tres semanas no creo que esté mal... Lo que peor llevo es la comida... El alcohol no lo hago tanto a faltar... El otro viernes salí y sin un gramo de alcohol en sangre fui capaz de reir, gastar bromas, divertirme como cuando el mundo era mundo y no la guerra invasora esta que vivo con los alienígenas intentando tomar las riendas de mi vida... ¡No todo iba a estar mal!.