lunes, 28 de julio de 2008

¡San Cucufato casi acaba en el cuartelillo!



Comenzaremos por el final. San Cucufato salío ileso aunque por la puerta de atrás. Los asistentes acabaron unos en mejores condiciones que otros, pero todos sanos y salvos en sus casas.
Cuatro y media de la madrugadá. Una patrulla de la Guardia Civil aparca junto a la pequeña parcela que contiene la balsa del agua potable y cuyo techado hacía de escenario para músicos y cantantes. El “Tractor Amarillo” sonaba como sólo puede escucharse algo como eso, ¡“a manta”!. Los parroquianos bailaban, cantaban y saltaban, ya con más ganas de hacerlo bien que con verdadero acierto y “la parejita” daba vueltas alrededor de las mesas que envolvían al santo que presidía la fiesta y a la pista de baile. A la tercera vuelta de la Benemérita, intuyendo que se estaban cabreando y luego “tó sería peor”, alguien que no tenía que ser quien forzosamente tuviera la mente más clara en ese momento, paró a los guardias antes de que comenzaran una nueva circunvalación:
-¿Deseaban algo Sres. Guardias?. - Pregunto con amabilidad e intentando que se le entendieran todas y cada una de sus palabras...
-”¿Quién organiza esto?.- Inquirió con firmeza el miembro de las fuerzas de orden público.
  • ¡Ese, el que está en lo alto del escenario!.- Contestó solícito el convecino.
  • ¿Quién, el qué está sentado junto a la mesa de sonido?. Volvió a preguntar el impaciente benemérito.
  • ¡Noooo, cáaaaa, el de madera, el que está en lo alto del paso, junto a los cuatro velones!.- Volvió a contestar empeñado en ayudar. Esta vez intentó vocalizar todas y cada una de sus palabras, pues en ciertos estados, es sobradamente sabido por todos, que las frases largas cuestan más que se comprendan. Siempre es más acertado responder con monosílabos, pero la situación no se terciaba para ejecutar ese plan...
El guardia se cansó y espetó: -¡Venga los papeles autorizando la verbena!. En ese momento se mascaba la tragedia...
  • ¡Señor guardia, usted disculpe!. Pero aquí no hay ninguna verbena, eso de ahí es el radiocasette de mi coche y a esta gente no la conozco de ná... Señalando unos enormes altavoces a la vez que al personal que lo rodeaba.
A todo esto, el pobre vecino que lo único que quería era colaborar con la autoridad, fue el que se la cargó.
-¡Venga, documentación!.
-¡No la llevo Sr. Guardia!. Contestó el ciudadano.
  • ¡Sus datos y rapidico!, nombre y dirección.
  • Sí, señor guardia. Me llamo Miiiigueeeel Maaaarrtttttiiinneezzzzz Ardgdweszsd y vivo en el chalet que estaagggggg detrazzzz de eseeee de alllín.
El pobre vecino, al que le patinó la lengua a pronunciar su ya dificil segundo apellido sobrio, no pudo hacerse entender por el Guardia Civil y cuando le dijo la dirección fue el momento culmen donde todos los asistentes, que en ese momento ya se habían percatado de lo que estaba sucediendo, rodeaban a guardias e interlocutor. El hombre creyó entender que los Guardias le preguntaban su dirección porque iban a acompañarlo y no para ficharlo. La muchedumbre rompió en carcajadas, que no pudieron más que contagiar a los guardias y ser el chispazo que nos salvara de ir a cuartelillo a más de uno. Algún triste llamó a la Guardia Civil molesto por la música.

Mientras que esto sucedía, las hermanas Díez tomaban el trono de San Cucufato y subrepticiamente lo hacían salir por la parte de atrás del solar, antes de que los guardias decidieran llevarse las pruebas del delito y nos incautaran al santo. Sobre las cinco de la mañana se apagó la música y comenzaron los preparativos para el arroz con conejo que tan rico le sale a “Paco, el de los caballos”, seguidos de unos churros con chocolate que tuvieron que ser comprados en Murcia. A las ocho y media de la mañana del sábado 26 de Julio se dieron por concluidos los fastos en honor de San Cucufato. ... Pero la cosa no comenzó así.

El viernes amaneció y cada uno se dispuso a cumplir con sus obligaciones, las laborales y las devocionales. Unos compraban pan, otros hacían michirones, otros daban los últimos toques a sus tortillas y los que quedábamos nos distribuíamos en preparar la parcelica que nos iba a servir para cenar y dar unos bailes y en acabar de ornar el trono que este año estrenábamos para nuestro santo. Las cervezas en el fresco, el tambor templao, los cirios preparados, todo dispusto para el “asalto a la reja” que se esperaba fuese sobre las nueve de la tarde. Como todas estas algaradas libertarias, la cosa comenzaba algo fría y el personal se arremolinaba en la puerta de la casa donde San Cucufato, con mucha prestancia, presidía el horizonte. Los estantes del paso nos uniformamos como se había acordado y nos dispusimos a levantarlo a la orden de nuestro cabo de andas. Al fondo los sones del himno. La gente estaba aún fría y algún hueco quedaba en las andas, mientras que el Comisario de Procesión, con el cuello perfectamente subido y muy en su papel, nos urgía para que comenzaramos con el desfile. Nuestro carpintero, artesano que elaboró tan magna obra de arte, fue el encargado de darle el primer golpe al paso para que comenzara la procesión. Mientras los anfitriones caldeaban el ambiente sirviendo “don pedritos” a todo aquel que deseara tomar un pequeño refrigerio. Nuestro músico comenzó con los redobles y Pedro, un profesional del incienso, comenzo a aventar el entorno del santo con ese noble olor.

El buen humor presidía la comitiva y el santo iba parando en cada casa que a bien tenía ofrecer un pequeño piscolabis a los romeros. Pronto el personal comenzó a animarse y el tambor, los puestos en el paso y los cirios fueron pasando de mano en mano, cumpliendo el objetivo de participación y naturalidad que propone la romería. Las chicas decidieron coger el poder y se hicieron con la totalidad de los puestos que había. El cabo de andas dejó, en ese momento de ser alguien con mando y pasó al puesto de mero espectador pues las señoras y señoritas, en su línea de hacer lo que a ellas se les antoje, subían y bajaban al santo, paraban y seguían a su libre albedrío. Una vez finalizada la procesión, no sin antes degustar de los exquisitos bocadillos y delicatesen que los vecinos ofrecían al paso del cortejo, el santo llegó a la explanada donde se celebraría la cena comunal.

Un par de centenares de vecinos, amigos y conocidos juntaron viandas, mesas y bebidas para degustar cada uno la especialidad gastronómica del que estaba junto a él. La música y el baile inundó el ambiente y una vez más, "nuestro santo excusa", fue motivo de una gran reunión, divertida y amena...

¡Viva San Cucufato!
P.D.: San Cucufato dió para seis páginas más, pero como se que os poneis nerviosos cuando veis muchas letras juntas, repartiremos las anécdotas en tres o cuatro entradas más.

miércoles, 23 de julio de 2008

¡Qué sí, qué sigo vivo...!


La calóoo, la sudóooo, todas esas palabras que finalizan en vocal abierta y que nos sirven para describir los diversos estadios por los que pasa nuestro cuerpo cuando se nos cae encima el verano, hacen mella en mis animos de escritor con escasa aptitud funánbula. Como pasar cosas, pasan, pero mi mente está derretida como el chocolate en la mano de un niño o la vela en una romería.

Al hilo de romerías, comentaré que el próximo viernes sobre las nueve de la tarde los "naturales de Villa Escombros" saltaremos la reja, más bien la valla de mi cuñado, para en un culmen de paroxismo, asir el trono de nuestro patrón adoptivo "San Cucufato" y sacarlo en romería por las pocas calles que surten como vehículo de comunicación a nuestro conjunto de casicas ilegales, unas más que otras y que dan cobijo a nuestra pequeña comunidad.

Este año como novedad presentamos al santo en un trono, algo caserillo, pero con el encanto de lo artesano, de lo realizado con gran entusiasmo aunque con dudas razonables sobre su remate. Ocho estantes, que no nazarenos, es una romería de "gloria" portarán la imagen de escaso peso pero que será aumentado con el tradicional botijo con "paloma" que antaño coronaba los pasos de nuestra evolucionada "semana santa". Almohadillas de blanco inmaculado harán más llevadero el traslado de la imagen este año. Para que una vez llenos de "don pedritos" no nos de por llevarla monte arriba como el año pasado, tiene fijado un estricto itinerario, que nuestro comisario de procesión, que no político, velara para que se cumpla a rajatabla. Faldas rocieras adornarán las cinturillas de avispa de nuestras "santas" y un canon de 25 "don pedritos" por familia, harán más llevadero el caminar romero. Cuando llegue a su fín, cada una de las familias asistentes pondrá en común lo que lleve o se quedará sin cenar... El año pasado, que fue el primero de manifestación pública de nuestro particular festejo, unas doscientas personas acudimos al cortejo que se formó de manera espontánea, al más puro estilo anarquista y que este año esperamos se mantenga dentro de los mismos cánones de participación, naturalidad y ganas de divertirse de forma sencilla, sin buscarle tres pies al gato, siendo tolerantes y comprensivos...
Otras novedades es la realización de pequeños "escapularios", ¡ná del otro jueves!, unas fotocopias del santo plastificadas y unos "recordatorios" que rezan , también fotocopiados, "Recuerdo de la Romería de San Cucufato año 2008", que repartiremos entre los asistentes, más que nada por no llevar las manos vacías, o sólo ocupadas por los "don pedritos". El tambor, el incienso y las velas serán elementos importantes del ceremonial. ¡Veremos si no nos excomulgan como aparezca un cura o un taliban creyente por allí!.

Esto es lo que da de sí mi vida social. Por otra parte, en cuanto a la deportiva, sigue su curso, más o menos. El martes de la semana pasada me lesioné. Me dió un dolor terrible en la parte de atrás del muslo de la pierna derecha. Lo siento, no recuerdo como se llama el músculo y paso de la pedantería de buscarlo por internet para darme un baño de sabiduría de la que no dispongo. En el tercer cambio del farlek que estaba haciendo, cuando llevaba unos veinte minutos me dió en medio del monte y tuve que regresar andando a casa. Como acción correctora me he ido al Decatlón y me he comprado unas zapatillas de 45 euros, marca Kalenji que sustituyan a las anteriores que llevaban casi 1800 km. Una semana sin correr y hoy miércoles me probaré, para comprobar como ha ido la recuperación. Sustituí la carrera a pie por la bici y me he dado un buen tute de kilómetros esta semana sólo empañados por mi falta a la etapa reina el domingo donde se subió a la Garapacha y yo me fui a realizar el descenso del Río Segura en barca. Una actividad muy recomendable, divertida e inesperada. Nunca pensé en ir pero mis dos hijos me convencieron y junto al Capitán Bajoca nos lanzamos a la aventura. Me sorprendió gratamente lo recuperado que está el río y el agua que llevaba, algo totalmente inexplicable por la vega baja. Nos lanzamos por los azud con nuestra barca neumática y litigamos con las otras que componían la expedición con la estúpida intención de llegar los primeros a meta. La excursión tiene doce kilómetros y medio y es bastante llevadera, aunque con los "mortimer" que trasladaba en mi barca me los pasé remando desde el primer metro.

Las salidas en bici durante esta semana han sido constantes e interesantes. A un par de ellas se vino mi crio el mayor, que en la primera me dejó tirado en la subida a Sierra Espuña por "La Cola del Caballo" aunque luego se descerrajó en Barqueros, cuando aún le quedaban unos cuantos kilómetros para llegar a casa. A una de las subidas que hiciemos al Cabezo de la Plata se vinieron los dos, el grande y el pequeño, dejándome ambos de rueda en la cuesta arriba, siendo el menor el que esta vez tiró "las patas por alto" en el regreso a casa y sacándome Pacorro una buena cantidad de minutos en la línea de meta, que no es otra que la ducha de casa. En todas las salidas hemos ido José Bernal, un compañero de carreras a pie que en un tiempo fue ciclista de los buenos y que ahora está lesionado y se ha vuelto a enganchar a la bici. El tío me deja cada vez que le sale de los mismísimos y me espera en el primer semáforo que encuentra. A veces éste se encuentra muy lejos o no se encuentra, por lo que me tiene que esperar sentado en la cuneta. En resumen y definitiva. No hay mal que por bien no venga y la imposibilidad de correr a pie me ha devuelto la compañía de mis hijos y de mi amigo Jose. Además me estoy poniendo fuerte en la bici, cosa que me viene muy bien por un doble motivo, me he dado cuenta que estaba bastante peor de lo que creía y por otro lado la bici te hace adelgazar bastante más que la carrera y me puedo tomar todos los "don pedritos" que me apetecen.

Hoy me probaré y ya contaré como me ha ido. Sigo con la firme intención de hacer más horas de bici, aunque hace un calor de tres pares para salir cuando finaliza el tour y tengo pendientes como próximos retos la subida al Santuario de María Magdalena en Novelda para el dos de Agosto, si estoy recuperado y el Triatlón de Agramón para el nueve.

Pues poco más hay que relatar, que esperamos la "romería" con mucha ilusión y que espero que no me duela la pierna, seguro que San Cucufato me cura... Una idea que apunto aquí para que no se me olvide: El año que viene hay que hacer firurillas, de esas de cera, que se ponían en los altares de los santos para que sanasen los enfermos, igual me cura a mí. Apunto otra idea: Si la cosa marcha hay que hacer una cuestación para comprar un "terrenico" y construirle una "pequeña ermita" al santo, más o menos como el "Palmar de Troya"... ¡Yo me pido el cargo de obispo, como mínimo!...

¡Hasta la próxima querido diario!.

lunes, 7 de julio de 2008

¡Qué mal cuerpo se le queda a uno....!

Todavía no soy persona, si es que alguna vez llegué a conseguir alcanzar esa categoría, pero ya estoy casi llegando a serlo. El fin de semana pasado, el de hace ocho días, fue intenso. El sábado, con la invitación en casa de Juan, dio paso a un domingo de los de tirarte en el sofá deseando que sea la hora de acostarse, para poder recuperar el cuerpo. Como el equipo patrio de fútbol se ventilaba la final de la Eurocopa, eso, lo de quedarse tirado en el sofá era inviable, y nos llevó a que al medio día preparáramos el graderío, izáramos las banderas de Alemania y España y dispusiéramos el jardincico para albergar al gran número de invitados y postizos que aparecerían. Al final más de medio centenar de furgoleros y no furgoleros nos juntamos con la sana intención de animar en la distancia al equipo. Una cosa lleva a la otra y al final la celebración se alargó en demasía, dejando el ya maltrecho cuerpecico, para pocas alegrías. El lunes fue demoledor, martes algo mejor y ya el miércoles recordaba como me llamo.

Como uno siempre está liado con cien cosas diferentes, esta semana el hilo conductor fueron los conciertos. El viernes estuvimos escuchando a "Los Sabandeños". Es un grupo de un estilo, repertorio y aspecto que no a todo el mundo gustará, pero lo que es incuestionable es que son muy buenos, trabajando en lo suyo, es decir, en cantar. Diferente será que te guste lo que hacen... La profunda renovación del grupo, dieciseis componentes entre los que el capo puso en la calle y los que se fueron voluntarios, son muchos músicos y cantantes para que el grupo, por muy buenos que sean los que los sustituyen, no lo note. El repertorio no me llegó a enganchar, quizás también mi predisposición no era la más positiva, pero lo que si es incuestionable es que la vocalización de los cantantes no era del nivel esperado. Tuvimos, algo menos acentuado, casi el mismo problema que con "El Canto del Loco". Las canciones que no sabías no se entendían nada... Sonaban bien, sonaban a Sabandeños, pero ... ¡No sé, algo no funcionaba del todo bien!.

El sábado el colombiano Juanes fue quien nos hizo volver a repetir la aventura de salir de conciertos. El viernes los canarios actuaron en el Cuartel de Artillería, concretamente en el antiguo Patio de Armas. Estas instalaciones fueron devueltas a la ciudad cuando el regimiento de artillería con la reestructuración del ejército desapareció de la ciudad, hace unos pocos años. Se derribaron las murallas que lo acuartelaban y se abrieron los espacios para disfrute de la población. Se remodelaron edificios que cambiaron sus funciones por bibliotecas, salas de arte y lugares lúdicos. El conjunto quedó muy hermoso y con una clara proyección al servicio del barrio, con el río Segura por un lado y el Barrio del Carmen por el otro. El escenario de Juanes era manifiestamente más prosaico pero a su vez más adecuado al público al que iba dirigido. El Campo de Fútbol de La Condomina, es decir, el genuino, el auténtico, no ese egendro de estadio que construyó Samper en medio de la nada para dotar de sentido a unos macro centros comerciales, hoteles, chaletes y Campos del Golf apodado "Nueva Condomina". Pues en el vetusto campo de La Puerta de Orihuela, el colombiano nos deleitó con un gran concierto. Estamos en lo mismo de antes, Juanes puede gustarte o no, pero lo indudable es que se curra el dinero que pagas por la entrada, nos impregna de una atmósfera llena magia y optimismo. Técnicamente se nota que es un artista con una formación musical. A diferencia de los últimos conciertos a los que easistí, a éste si se le entiende lo que canta... Muchísima gente, mucha multicultura, mucha fusión entre el público. Nos fuimos contentos por haber asistido, a parte de la alegría que nos dieron los varios cubatas que nos pimplamos para poder estar a la altura de esa juventud que ya no nos quiere entre ellos.

Ayer, Alonso al principio, Valverde después y ya por último Nadal ocupó el resto de nuestro día, con sus don pedritos, su cháchara, pero esta vez más íntimo con menos personal, aunque al final de la jornada de nuevo estaba muerto. Y hoy soy solamente media persona...

En cuanto a mi vida deportiva, va tirando. Contrariamente a lo que podría parecer con esta vida disoluta, estoy adelgazando un poco más. Stani y yo nos juramentamos para intentar llegar a Octubre con el menor sobrepeso posible. Este año una de las claves es que engordamos una enormidad en el verano después de Roth. Estoy entrenando, con alguna que otra campana, pero cumpliendo casi a rajatabla el plan programado. A pie he perdido un poquitín. El sábado Stani me sacó de su estela casi al final del rodaje de 45 minutos que hicimos posteriores a la salida en bicicleta. El calor y la mala noche, fue cuando estuve con Los Sabandeños, seguro que hicieron mella... Como el sábado hice una bici bastante buena, el domingo tras lo de Juanes los 80 kilómetros largos que hicimos, mezclados con el calor y el alcohol hicieron que me cortara tres veces del pequeño grupo que salimos. De todas formas estoy contento, las sensaciones son positivas y el miércoles me volveré a pesar para ver si no me he alejado demasiado de los 68 kg. que marcaba hace unos días.

La parte más positva se está dando en la natación. Quitado el lastre de la tensión por saber si sería capaz de nadar en Zarautz, los brazos se sueltan y ahora nado el mil en 22 minutos con cierta facilidad, cuando hasta Junio el bajar de 24 era un suplicio. Pocos metros, pero con mucha incidencia en la técnica me están haciendo mejorar. Mi mayor alegría, que para otros será de risa, es que ya soy capaz de llegar de una pareta a otra sólo con los pies y la tabla. En Junio, por mucho que pataleara, no avanza ni diez centímetros con los pies. Lo cierto es que me cuesta, se me cargan mucho los cuadriceps, sin duda porque la posición del pataleo y su ejecución no es la adecuada, pero al menos físicamente ya soy capaz de hacer una piscina. Llego al final de la pareta, recojo algo de aire y regreso, cada doscientos metros de técnica meto 50 de pies... Son pequeños avances que para mí es un salto muy importante... El objetivo es llegar a septiembre, para cuando me pase al club a nadar, con el mejor bagaje técnico posible... Aunque sea en forma autoaprendizaje.

Poco más hay que contar, espero que esta semana se me ocurra algo divertido que relatar que rompa un poco el sopor de este verano caluroso como todos, pero especialmente tórrido como pocos.