lunes, 27 de octubre de 2008

Otra vez me tienen que esperar... Me cago en la leche...

Hoy no me encuentro bien. La pasada semana me puse la antigripal y nada más que me ha sentado regular. Estoy destemplado y por eso no he ido a nadar. Ahora mismo estoy como si hubiera hecho algo malo… Esto de entrenar tanto es una droga. El no salir un día a entrenar para un tío de mi edad, mi expectativas , es decir para un “gualtrapa” como yo, no tenía porque crearle “recomeyo”. Pues, sí, aquí estoy como si hubiera sido el “que mató a Manolete”, sin ir a la piscina. Ya que hablamos de agua tengo que decir que estoy haciendo verdaderos progresos. Seguro que si le preguntais a mi entrenadora, dirá que “menos lobos”, pero yo si lo noto. Estoy dándome cuenta que lo que hacía en el agua era de todo menos nadar. La teoría ya la estoy pillando, ahora falta que la aplique. El principal problema es que cuando estoy fresco me sale bastante “aceptable”, en cuanto comienza la fatiga, culebreo como una lagartija. Otro problema es que trago cantidades ingentes de agua. Todos los días acabo con un dolor de barriga de un aceptable nivel. Hinchado y dolorido ir a correr es duro… Pero uno es un señor y sale a correr. Nos están saliendo entre una hora treinta y una hora cincuenta de nadar. Su calentamiento, su técnica, la parte principal y el recobro de la calma. Casi nunca hago la parte principal, al menos entera. Trabajamos mucho más la técnica y como consumo tanto tiempo mientras que mis compañeros están haciendo más de cuatro mil metros yo no creo que llegue a más de dos mil quinientos. De momento ni me cuento las vueltas ni nada. No merece la pena. Cuando comenzamos con la técnica pura y dura estoy a lo que manda Isa. Cien metros de así, setenta y cinco de asá, pero al final como hago tantos cien metros de cien maneras diferentes no soy capaz de saber cuando he nadado aproximadamente. Me apunto dos mil quinientos y a lo mejor hasta soy optimista. Pero al final nadaré, ¡joder si nadaré!. En cuanto al peso ya estoy obteniendo algunos resultados. El seis se ha asomado a la ventanita de la báscula. Soy optimista pues realmente lo que marca el 69,9 si tuviera un solo mal pensamiento pesaba setenta. Lo importante es que voy bajando. Aunque demasiado lentamente para mi gusto. Si encima los domingos hacemos el ensayo general de la fiesta de jalogüin, pues ayuda poco a que el cuerpo pierda grasas. A pie estoy corriendo bien. Tampoco es que esté haciendo demasiado. Lo justo, lo que pone el “oráculo”. La bici me lleva a mal traer. El sábado ochenta kilómetros con ocho subidas de un kilómetro atrancado a tope y sentado en el sillín. Estamos utilizando la subida al valle desde la Alberca. Marca una pendiente media del 7 por ciento y una máxima de once. Yo creo que nos vale. El domingo de nuevo con los de la Peña de Cobatillas. Los tíos estos parecen que están peleados entre sí. A las ocho y media quedan en la gasolinera y dicen: “¡Ya se vale!” y comienzan a pegarse hachazos desde el primer metro. Con los de la peña de Algezares era más divertido. El ambiente era más familiar y mucho más en plan “verano azul”. Este año me lo estoy queriendo tomar más en serio y he cambiado para esforzarme más. También estos hacen muchos más kilómetros, los de la “Peña de La Cresta” se quedaban muy cortos y después me daba pereza seguir pedaleando para conseguir el kilometraje. Este domingo la etapa era Cobatillas, Librilla, Cola del Caballo, Fuente Librilla, Gebas, Alhama y por la carretera de Mazarrón para casa. Total 112 kilómetros. Me quedé cortado en el 20. La etapa por dura y a solanas se hizo penosa. Son gajes del oficio. Si voy con ellos me esfuerzo más y al final no me dejarán de rueda. Seguro. También es que me quedo cortado en las rotondas. Es uno de los problemas de no saber montar en bici. La fuerza bruta la tengo… Le doy de seguido a los pedales, pero la experiencia, el dominio de la máquina y el saber colocarme en el grupo aún me falta mucho. Ir en grupos tan grandes es algo a lo que aún no estoy acostumbrado. Tuve varias veces suerte. La primera porque inmediatamente después que yo se quedó cortado uno de la peña que tiene que tener muchos amigos, pues lo esperaron a él. Como le cogí llegando a Librilla, de paso me esperaron a mí. De regreso fue Juan el que hizo la obra de caridad de esperarme. Con el viento de cara sufro aún mucho más y él me llevó hasta que cogimos de nuevo al mismo chico que se cortó por la mañana y los tres juntos llegamos al grupo. De nuevo nos esperaron pero ya en El Palmar a ocho kilómetros de casa. Ya les he dicho que a mí no me esperen. No quiero que cuando me vean llegar empiecen a resoplar pensando que ha llegado el plasta que los hace parar cada cuarenta kilómetros. Aunque espero que pronto no me quede rezagado, al menos no tanto como para que tengan que esperarme. El ensayo de jalogüin fue un éxito de público y de crítica. Al final acabamos algo trastornados, algo así como le pasa a Stani, que se trastorna al acabar los triatlones largos. El motivo era apalabrar que va a llevar cada uno. De paso nos comimos todo lo comible y saqueamos la nevera de don pedritos. El “tipo” como dicen los de los carnavales de Cádiz es ir de traje de boda. No valen disfraces ni trajes que no fueran los originales de tan, para unos feliz y para otros desdichado, acontecimiento. Entre las chicas ha habido alguna que se ha confirmado que tienen un pacto con el diablo pues el traje le entra como un guante y eso que se casaron hace más de dos lustros. Otras tendrán que idear soluciones de emergencia. Entre los chicos el resultado es más parejo, a ninguno le viene su traje… Somos creyentes y no pactamos con Belcebú. Por lo demás hoy se han confirmado los resultados de las elecciones a la FETRI, como era de esperar no he salido elegido. Trece votos. Gracias a esos doce compañeros que creyeron que podía ayudar a que el triatlón español vaya mejor. Gracias por la confianza y perdón por la pérdida de tiempo. Se pasa página. Finiquitado, archivado y olvidado. El pueblo es soberano, aunque no siempre con un pensamiento acertado. Lo dicho, desconectemos de esto pues sólo me trae calentamientos de cabeza. Espero que esta semana tenga ganas y tiempo para escribir algo que sea divertido. No estoy demasiado inspirado. Me lo he puesto como tarea, escribir algo entretenido. ¡Hasta pronto, querido diario!.

lunes, 20 de octubre de 2008

La Cresta, la natación y las elecciones...


Tras varias consultas lo primero que voy a hacer esta semana, querido diario, es contestar a una serie de preguntas que me han formulado algunos amigos.

A la primera que me han realizado ha sido: “¿Porqué no me has dicho que te presentabas a las elecciones?. Hubiera solicitado el voto por correo y lo hubiera hecho. Ahora ya no puedo hacerlo.”

La respuesta a ese planteamiento es sencilla. Los amigos están para pedirles favores sobre cosas que realmente necesites. Si mi compañero de grupeta no ha tenido nunca intención de votar, ¿porqué ahora yo tengo que pedírselo?. Esa función es de las organizaciones que promueven las elecciones, no es función de los candidatos. La FETRI, creo, que no ha puesto ningún interés en que la gente ejerza su derecho al voto. Por otra parte esto se asemeja un poco al problema de los vendedores de seguros, si su cartera de clientes la comienzan a conformar entre su círculo cercano, pronto se quedará sin clientes. Creo que es mejor comenzar lejos de hermanos, amigos y primos. Si el producto que vendes es bueno, al final ellos también formarán parte de tu cartera y si es una “caca” al menos conservarás las amistades con todos ellos. Los votos de tus amigos cercanos no hacen que salgas elegido, hay que buscar más allá…

Pepo, no puedes votar, por eso la primera vez no te contesté. No estás en el censo. Si hubieras reclamado en su tiempo podrías haber ejercido tu derecho. Puse una reclamación al censo pues está fatalmente realizado, pero eso es lo que ellos querían, cuantos menos voten más fácil es que ganen las elecciones los que ya están instalados en el poder, es cuestión de planeamiento. Por eso la Junta Electoral sabiendo que lo que yo manifestaba era verdad, lo desestimaron, sabiendo también, que nadie con algo de cerebro iba a ir a los tribunales a pleitear por eso.

Si salgo elegido me esforzaré en cumplir mis promesas, sino pues daré la enhorabuena a los que lo hayan conseguido y comenzaré a exigirles que cumplan con su obligación de ayudar a que este deporte vaya hacia delante.

Lo que más me extraña es que hayan presentado su candidatura las personas y en ningún sitio manifiesten sus inquietudes, sus proyectos (Clemente Alonso y Menedez de Luarca, sí lo han hecho)… Parece más bien que debemos votarlos por el mero hecho de : “ser vos quien sois”. Nadie se compromete a nada, es como si esperaran que nadie los vote, o lo contrario, el saber que saldrán “sí o sí”.
Es lo “bueno” que han conseguido estos dirigentes actuales, nos han dormido, nadie tiene inquietudes, o nos han asustado y todo el mundo teme expresarlas, al menos la mayoría de los candidatos.

Hasta el último día mantendré la esperanza de que los triatletas son seres vivos que sufren y padecen y que son capaces de movilizarse. Ni siquiera pido que me presten su confianza, que voten a los otros, pero por favor, ¡participar!.

En la Federación Murciana se han celebrado elecciones. Lo primero es manifestar que no cuestiono a nada ni a nadie. Mis felicitaciones a quien ha conseguido la presidencia. El caso es que ha llegado a ser presidente sin un solo voto a favor. Los triatletas estamos dormidos. Ni siquiera le damos la oportunidad a nuestros candidatos a tener un mínimo apoyo. Es como cuando vas a tomar la salida en una carrera, la suerte no existe, los ánimos no corren, pero escuchar un “¡suerte!”, antes de salir, o escuchar unos gritos de ánimo, te ayudan a conseguir los objetivos, a luchar para llegar. Pues, no. Aquí el nuevo presidente sólo ha escuchado el silencio, que esperemos no sea indiferencia.

Por otra parte ya han pasado unos días desde su elección. Cualquier gobierno tiene los famosos “100 días” de cortesía, pero aún no ha dicho ni ¡mú!. No ha publicado quien formará su grupo de trabajo, que objetivos se ha propuesto… Todo aquello que podría darnos ánimos para saber que esto no está muerto… El recibió silencio y nos responde con más de lo mismo. Malos hábitos para que dure una relación

La semana…

Estoy nadando con mucho entusiasmo. No se si es que alguien del grupo de natación lee este diario, o que simplemente se han artado de nosotros. El caso es que en la calle donde estamos los dos “viejunos”, que por cierto, nos llamamos igual, no hay casi nunca nadie. Por una parte es estupendo, más cómodo para mí. Por otra me fastidia pues me hace sentirme culpable de la incomodidad de mis compañeros. Podríamos hablarlo y quizás todos estaríamos más cómodos repartidos en las calles y no una semi-vacía y la otra colapsada.

Estoy corrigiendo un sinfín de vicios de técnica. Poco a poco voy mejorando, pero tampoco es que sea algo como para tirar cohetes. Las piernas acaban como botas de vino, hinchadas al finalizar las sesiones. Nunca había hecho tantos pies (para avanzar tan poco, todo hay que decirlo)… Los brazos, como ahora ya sé como se meten en el agua me duelen hasta estallar. La cabeza me va a reventar de tanto estar pensando, si lo hago bien o mal (algunos comentan que lo que ocurre es que llevo las gafas demasiado apretadas), si los mil detalles de la técnica los realizo correctamente. Una monitora que está con los chiquillos en la calle contigua me dice con sarcasmo: “Garban, intentas hacerlo todo tan bien, con tanto interés que te sale una verdadera mierda…” No deja de ser bastante real. Al final salgo molido del agua. Me comenta mi entrenadora que gasto demasiadas fuerzas dentro del agua… Espero que esto mejore o por lo menos me ponga tan fuerte que no lo note tanto. De momento ya me han dicho que todos los meses me pasarán dos recibos. Uno por la cuota del club, el otro por el consumo extra de agua. Desde que acudo a la piscina, entre el agua que me bebo y la que tiro fuera necesitan llenarla dos veces cada día.

Mi carrera a pie sigue siendo sólida. Estoy algo mejor que el año pasado por estas fechas. El problema sigue siendo el peso. A pesar de lo que me sacrifico estoy bajando de peso demasiado lento. Estoy aún en los setenta kilos, justos, pero aún no he visto el seis en el marcador digital de esa máquina del diablo que se llama báscula. El mes que viene tenemos dos medias maratones. Estas carreras me gustan y como son las mismas del año pasado podré comprobar el estado de forma. Seguro que es mejor, el del año pasado fue patético.

Las bicicletas son para el verano… ¡Noooooo!. Estamos saliendo en bici, con buenos kilometrajes y buenos ritmos. La cenicienta del grupo es un servidor de las monjas. Pero eso, de momento, no es importante. Mi objetivo no es ir más rápido que Stani, Juan o Xarly, que son mejores ciclistas que yo. El objetivo es estar cada vez más cerca de ellos.
Stani, que es un prisas, no hace más que preguntarme: “¿Estás peor que el año pasado?”. Lo tranquilizo, no, estoy bien, lo que ocurre es estoy bien para mi nivel, tranquilo, mejoraré. Juan no hace más que romper ruedas, domingo sí, domingo también. Debe de ser problema de la horquilla de la bici, o de las telarañas del tejado, que yo digo eso por decir algo, que yo de máquinas sólo sé pagarlas.

Este domingo hicimos una ruta de 85 kilómetros con tres subidas. La primera a la Cresta del Gallo. Puerto mítico y del que ya he hablado de él en otras ocasiones. Subí con el último grupo, pero lo peor fue bajar, se me fueron bajando y me metieron unos segundos, o minutos tal vez. Después nos dirigimos al del Garruchal. Igual, con los últimos, pero seguí en el grupo. Tras éste nos fuimos al Cabezo de la Plata. Subí con Stani que me esperó. En los toboganes entre una montaña y otra, una ruta pestosa, me corté. Me hizo un trabajo de maestro, al final los teníamos a menos de cien metros. Es decir íbamos bastante más rápidos que la cabeza. Ocurrió lo que tenía que ocurrir. Bajando me corté y otra vez una minutada. Stani que estaba de ángel salvador me esperó de nuevo y tiró de mí hasta que casi cogimos al grupo. Llegábamos a 34-37 por hora de media y justo cuando enlazábamos los cabroncetes se meten por un semáforo a la izquierda y no los seguimos. Para regresar a casa teníamos que seguir rectos. Me hubiera gustado que nos vieran llegar y decirles, ¡qué pedazo de mamones!, ¿creísteis que nos habíais quitado de encima?. El caso es que todo va por buen camino. Seguro que todo mejora. Incluso la natación. Incluso el triatlón en general. Y no, no digo que el triatlón español esté mal, no digo que sus dirigentes lo hagan mal, solo afirmo que seguro que lo podríamos hacer mejor…

¡Hasta el próximo día, querido diario!.

miércoles, 15 de octubre de 2008

ME PRESENTO A LA ASAMBLEA DE LA FETRI

Ha comenzado el proceso para la elección a los miembros de la Asamblea de la FETRI. Algunos ya habrán emitido el voto por correo, otros estarán a punto de hacerlo y los que puedan se acercarán a la urna el día de los comicios.

Como podréis observar en la lista de candidatos a la Asamblea por el estamento de deportistas, el último es un tal Francisco José Urbán Marín. Ese soy yo. Cuando leí la papeleta me quería morir. Nunca imaginé que un grupo tan ilustre de triatletas podría presentar su candidatura y allí estoy yo, un osado, el último de una larga retahíla por todos conocidos. Si en vez de una papeleta para votar fuera un triatlón de cualquier distancia mi puesto sería el mismo, el último y no por mis apellidos, sino por mis pocas actitudes deportivas…

Por suerte esto no es una carrera, esto son unas elecciones a miembros de una Asamblea, donde forzosamente no el que esté mejor físicamente, el que mejor nade o el que más corra ha de obtener mejores resultados. En esta ocasión la condición física o las cualidades atléticas pasan a un segundo plano. En este momento lo que prima es que escojamos a las personas más cualificadas para desempeñar esa labor, exponer ideas, llevarlas a cabo y conseguir objetivos. Es en ese punto en el que se encuentra nuestro triatlón nacional. Por suerte (para mí, pues sino no tendría ninguna oportunidad) para ello no hay que ser el mejor triatleta de España, sino que hay que tener otras cualidades.
No digo que los demás candidatos no las tengan, seguro que las tendrán e incluso mejores, pero a ellos los conocéis y a mí escasamente dos o tres sabrán quien soy. Otros me conocerán por los adjetivos que me han puesto en ciertas ocasiones como pesado, protestón y resentido. Como el participar en foros públicos conlleva la condena de aceptar las críticas las acepto, pero deseo que cuando me premies con la lectura de este texto me conozcáis algo mejor. Por su puesto no soy perfecto, tengo tantos fallos y defectos como mi condición humana me permite, pero intento ir minimizándolos poco a poco. Por eso os cuento como soy. No sería de recibo que el novio de mi hija me pidiera la “mano de la doncella” por teléfono, debería venir a hacerlo en persona. Pues esa es mi idea. No quiero ser un petulante, ni un pesado pero como lo que voy a solicitar de vosotros, es para mí tan importante, debo lo primero presentarme.

Como ya he dicho mi nombre es Francisco José Urbán Marín. Nací en Murcia. Tengo 47 años y aunque estudié Empresariales me dedico muchos años ya a la Informática. Soy especialista en cluster de redes Novell y SAMBA y O.S. Linux. Estoy casado y tengo dos hijos ya creciditos que practican también el triatlón con cierta asiduidad siendo ambos a su vez jueces de este maravilloso deporte.

Como deportista he practicado el Balonmano, Rugby, Fútbol, Karate, Atletismo y por supuesto el Triatlón, siempre con resultados más bien discretos, tirando a mediocres. Pero este no es mi mejor activo, creo que lo mejor de mí es mi experiencia.

Tengo el título de Técnico Deportivo Superior y soy Entrenador Superior de Balonmano. He entrenado equipos desde alevines hasta la primera división, tanto masculinos como femeninos. Conozco el deporte de competición al máximo nivel en sus dos vertientes. He estado en el grupo de tecnificación de la Federación Murciana y he sido seleccionador regional en todas las categorías de formación. Conozco el deporte de base. He sido árbitro de Balonmano de Primera División. Conozco el mundo de los jueces deportivos.

Formé parte del equipo gestor que formó la primera Federación Regional de Balonmano de la Región de Murcia, cuando se promulgó la primera Ley Regional del Deporte y los Reglamentos que la desarrollaban. Fui Presidente del Comité Territorial de Arbitros y en otra época Secretario del Comité de Competición.

Mas tarde, junto a un grupo de deportistas transformamos la Delegación Provincial de Karate en la Federación de Karate de la Región de Murcia, teniendo la responsabilidad de la Secretaría General en un primer momento y pasando después a desempeñar la labor de Vicepresidente.

Con posterioridad formé parte del equipo de trabajo de la Federación de Triatlón de la Región de Murcia en diversas áreas, creo que podré decir sin falsa modestia, que alcanzamos objetivos suficientemente satisfactorios en todas las labores que desempeñé. Por supuesto que cualquier actividad pública está sujeta al juicio del repetable y es difícil tener contentos al cien por cien de ellos, pero si que creo que obtuve la aprobación de la mayoría. Es decir, creo que tengo una aquilatada, solvente y amplia experiencia en la gestión y conocimiento del funcionamiento de una federación.

Fuera del ámbito federativo formé parte, como delegado, del Voley-Murcia, equipo que en su momento llegó a ser Campeón de Europa .

Fui co-fundador y director durante varios años de las Escuelas Deportivas Vedruna. Un club que agrupaba a niños/as desde 6 a 16 años y donde se comenzaba a practicar deporte comenzando con juegos sociales y otros de objeto lúdico, adaptados a la edad de los practicantes. Seguían con una rotación, adecuada a la edad, por diversas modalidades deportivas, acabando a los 14 años eligiendo un deporte donde especializarse. En esas escuelas deportivas se practicaba desde Ajedrez a Gimnasia Rítmica pasando por Voleibol, Fútbol, Atletismo, Baloncesto, Balonmano… Llegamos a trabajar como más de 600 alumnos y de allí salieron jugadores que alcanzaron las máximas categorías en su deporte.

Formé parte de la junta directiva del Club Triatlón Santomera, realizando diversas labores y colaboré y aún colaboro en organización de pruebas como fueron en su día el Duatlón y la Milla Urbana de Santomera y el Duatlón y Media Maratón de Orihuela.

En cuanto al triatlón, llegué a él de la mano de mi hijo, allá por el año 2000. Comencé conociendo y ayudando dentro de la formación, es decir tengo experiencia en organización de clubes y conozco por dentro como se trabaja en la captación y formación de deportistas de base dentro del triatlón. Conozco por la gestión y trabajo en los clubes donde he estado la problemática de los niños pequeños, de los adolescentes y como no, la de los mayores.

Participo habitualmente en triatlones y duatlones de cualquier distancia y clase.

¿Y porqué os cuento esto?

Todo esto viene a que os quiero pedir prestada, no me he equivocado, he escrito prestada, vuestra confianza. No os pido que me deis un puesto o un cargo. Os estoy pidiendo un trabajo. Un trabajo que tendrá como salario, vuestra confianza y vuestro apoyo. Un trabajo que no será con un contrato definitivo, sino que se renovará día a día con mi esfuerzo y mi gestión. El día que no cumpla vuestras expectativas, ese día será el día que se disuelva nuestro vínculo, que expire el contrato. No esperaré a que finalicen los cuatro años, el día que nos vayamos alejando de los objetivos propuestos, ese día se acabará nuestro recorrido juntos y no hará falta que me lo recordéis, me iré por propia iniciativa.

¿Y para que os solicito prestada vuestra confianza?.

Mi intención es ir a la Asamblea a proponer ideas, a intentar entender como funciona por dentro y si me dejan a formar parte de comisiones donde poder trabajar, estudiar y dinamizar nuestro deporte.

Propondré una comisión que estudie este proceso electoral para que primero, dentro del marco que nos permita la legislación vigente hacer más fácil la participación de los implicados en este deporte. Creo que aunque escaso aún hay margen para que podamos participar más gente en las elecciones. Estudie como se ha elaborado el censo, como se ha publicado, si se han cumplido toda la normativa y adecue los procesos para que la próxima vez se hagan mejor. Estimo que ha habido muchos flecos sueltos que han perjudicado a los federados que somos todos nosotros.

Propondré una comisión que evalúe, planifique y estudie financiación para la verdadera modernización del sistema informático de la FETRI. Existen innumerables lagunas, no sólo en la gestión de los datos que los hacen ineficaces, inexactos e inválidos, sino grandes carencias en todo lo relativo a la Ley de Protección de Datos. Hay cientos y cientos de datos nuestros, que la FETRI debe salvaguardar y que, estimo, están en un nivel de seguridad ínfimo.

Seré vehículo de transmisión de ideas. Pasaré a los órganos competentes todas y cuantas inquietudes manifestéis, dejando de escuchar de una vez por todas las excusas de: “En la comisión no hemos recibido ninguna propuesta”. Me comprometo a canalizar aquellas que se manifiesten con pocos o muchos proponentes, sin escatimar esfuerzos por mi parte, ni prejuzgar la viabilidad o no, lo oportuno no. Creo firmemente que todos los miembros de la federación tenemos derecho a que nuestra idea o pretensión tenga al menos diez minutos de discusión y una denegación razonada en cualquier comisión u órgano de la federación.

No quiero cansar, pero estas y otras inquietudes son las que me llevan a proponeros que me prestéis vuestra confianza.

Respecto al tema de la elección de presidente, no puedo adoptar una postura aún. No se ha presentado oficialmente ninguna candidatura, aún no ha llegado el momento, ni siquiera se si podré estar en la Asamblea. Manifiesto que me presento lleno de idas, con la cabeza plena de inquietudes, pero con las manos limpias y el papel en blanco. No prejuzgo a nadie. Escucharé a todos, si es que hay varios o aquel que se presente y obraré en consecuencia a lo que escuche. Será importante el equipo y las propuestas que presenten, al menos para mí.

No quiero ser destructivo. El actual presidente ha hecho cosas buenas que todos conocemos. Habrá realizado otras también positivas que no habrá sabido transmitir. También habrá hecho cosas que siendo positivas el método elegido para conseguirlas no habrá sido, en mi opinión, el acertado. Tendrá en el armario algunas cosas mal hechas y otras pésimamente. No es mi intención ir de revanchista ni de forma destructiva y por eso me presento a este trabajo eventual. Porque creo firmemente que se pueden hacer más cosas y mejor realizadas.

Terminando, deseo que me prestéis vuestra confianza, no os pido el voto, os pido que marquéis en esa papeleta una cruz delante de mi nombre. Será la forma de sellar nuestro contrato. El que consiga el trabajo, es decir, llegar a ser miembro de la Asamblea no depende de ti que me estás leyendo en este momento. El llegar a formar parte de la Asamblea depende de que sea capaz de conseguir prestada la confianza del número suficiente de deportistas. La suma de la voluntad de todos los que me prestéis vuestra confianza será el trampolín que me haga llegar hasta la Asamblea.

Gracias por vuestra atención y disculpad el ladrillo. Pero es la única forma que conozco de llegar a unos pocos de vosotros.
Paco Urbán.

lunes, 6 de octubre de 2008

No podía ser tan bonico

Muchas veces lo digo y quizás esta vez me lo tengo que aplicar a mi persona. Cuando alguien llama mucho la atención de todos pasando a ser el foco principal sin ton ni son, suelo etiquetarlo con esta frase: “¡Ese tío lo que está es con mucha falta de cariño!”. Posiblemente pueda que no tenga razón y lo que me falte es “cariño”, pero creo que no. Fue bonito mientras duró y viví una quimera, como podría escribir un poeta pringoso y almivarado.


Las dos primeras sesiones de natación con el club fueron muy positivas. Me quedé sorprendido de lo animadas y el espíritu de grupo que había allí. Para mayor alegría resultó que la entrenadora era Isa. Una chica joven que acaba de terminar la carrera de Educación Física y que tuvo un montón de records regionales siendo una gran nadadora. Cuando se cansó de nadar, el nadar no sólo cansa físicamente, sino que a mi parecer, te destroza mentalmente pues no puedes hablar con nadie, el agua te aisla de tu entorno y aunque acompañado te sientes solo, el caso es que cuando se lo dejó, se pasó al atletismo. Como es de la edad de mi zagal mayor coincidimos en muchos entrenamientos, en muchos viajes y carreras disputando los croses regionales y nacionales. Es una chica muy dulce, educada y que emana confianza. Todo era perfecto. La entrenadora era la ideal, la hora es buena, las instalaciones no estaban mal, los triatletas muscolosos y con tablas de planchar como abdomen habían aceptado a este Homer Simpson de panza cervecera y brillante calva, no éramos más de cuatro o cinco por calle. Todo era de color de rosa, estúpidamente creí que este año si iba a ser productivo... ¡Tan mayor y que ingenuo soy!.


El sueño duró dos días. Justos los necesarios para que todos los triatletas que van a entrenar o al menos la mayoría se acercaran a nadar. Seguro que cuando lleguen los día duros de frío algunos desertan pero para ellos es lo mismo, van sobrados. Hoy en el calentamiento me he percatado de que allí habíamos muchos, quizás como pregona a los cuatro vientos mi santa soy un ser “asocial”. Lo intuía y como los animalicos lo venteaba, lo sentía. Isa que de buena, amable y dulce dan ganas de abrazarla como si fuera un osete de trapo, nos manda a calentar y nos previene que hoy haríamos un test de 1500 mts. para evaluar nuestro punto de partida. Bromeo diciéndole que me apunte 40 minutos que pocos me faltarán para llegar a ese número. El ambiente distendido ya casi no existe, pocos lo entienden como broma y los otros pocos pasan del comentario. Nos lanzamos al agua. Quince minutos de calentamiento. Cuando voy a croll, no hay problema controlo quien viene por detrás y cuando se acerca la pareta aprieto para no molestar, me agarro a ella y los dejo pasar, cuando voy a braza el asunto cambia. Me pasan a media calle y cada vez que alguno me adelanta no deja de darme uno o dos manotazos en los pies. Al principio no le doy importancia. Cuando ya casi todos lo hacen comienzo a darle su aquel. Acabamos el calentamiento y viene la debacle. Hay que hacer 400x2 a pies. Me pongo pálido y se que algo va a suceder. En la calle ya no existe una fila, como antes sino que unos van adelantando a otros y justo en el momento de adelantarme a mí viene gente por el otro lado, imposible hacerlo sin chocar con el que viene en sentido contrario o sin pasarme a mí por encima. Siguen dándome manotazos, cada vez más contínuos y más fuertes. Pienso... “Cuando yo nadaba con mis viejecicos los doblaba trescientas veces y otras trescientas venía otro viejecico de frente. Rarísima vez le daba a nadie en los pies y si lo hacía era un accidente, no era lo habitual.” Me da la impresión de que lo están haciendo premeditamente, me están enviando un mensaje. No me gusta y me da mala hostia. Igual es que estoy muy sensible, estoy como yo mismo lo he descrito en otros: “¡Ese tío lo que le pasa es que está falto de cariño!”. Pues ¡no!. Un cretino susurra a otro: ¡Me voy a la otra calle, con este tío no se puede nadar!. Me sienta como una patada en los cojones. A mí nadie me pidió mínima para poder ir a entrenar con ellos y si era necesaria con haberlo dicho sobraba, no tiene nadie que ser humillado por algo así. El caso es que intento quitármelo de la cabeza y no darle más vueltas. La entrenadora me pide que haga los ejercicios con más exactitud para poder mejorar la técnica. No puedo, estoy más pendiente de apartarme cuando ellos llegan, para que no tengan nada que ladrar, que en realizar el entreno. Dos se paran en la pareta y sin ningún escrúpulo comienzan la siguiente conversación, aún sabiendo que estaba delante y que lo estaba escuchando: ¡Esto es una mierda, con estos tíos aquí no se puede nadar!. No escucho más, me salgo de la piscina y le digo a la entrenadora. Hoy no haré el test. No es mi intención crearle problemas, sino solucionarlos y le digo que me voy a la calle de baño público en la que sólo había un usuario. Allí me lanzo y comienzo ha practicar la respiración por ambos lados. Por lo menos con tranquilidad y sin agobios puedo hacer algo positivo. Conclusión. Le he enviado un mail a la entrenadora y le comento si puede darme el entreno en un papel y yo hacerlo en la calle que menos moleste, aunque sea la del público. Cuando no se pueda porque esté llena, pues me siento y charlo con ella, si de vez en cuando me puede echar un vistazo, mejor, sino tampoco pasa nada, entiendo que hay más gente que yo entrenando.


El caso es que lo que no entiendo es como la gente puede estar “tan contenta de haberse conocido”. Porque ellos nadan más rápido se creen con más derecho que los demás. Lo que deben pedir es que el asunto se organice de otra manera o que nos digan que no volvamos, pero de eso a poco menos que perdonarte la vida va un abismo. Estoy harto de leer en los blogs y foros de ciclismo y triatlón a gente que por lo visto nació sabiendo. Aquellos que creyendose en un estadio superior de conocimientos exclaman a quien quiera oírlos: “¡La gente no sabe ir en grupo, ponen en peligro al resto de competidores!. Perfecto si no vas seguro con ellos a su lado lo que debes de hacer es ciclar más fuerte para dejarlos atrás o ir más despacio para que sean ellos los que vayan delante. Lo que no puedes hacer mientras que sean capaces de ir en tu grupo es protestar, porque, según ellos creen, están en posesión del conocimiento y de la verdad absoluta. Creí que estos modos de comportamiento eran sólo de los ciclistas, resulta que también es de los nadadores...


Algunos, pocos, muy pocos de los que esta tarde se han quejado porque no podían desarrollar todo su potencial, nadar a gusto, o exhibirse, ¡qué se yo!, les he tirado en alguna que otra serie de mil en la pista. Otras veces, les he pasado en esas mismas series, doblándolo y algunas veces más les he metido una decena de minutillos en una media maratón o varias decenas en un maratón y creo que nunca jamás les he afeado que fueran por la calle uno, poniéndome difícil el mantener mi ritmo, les he humillado diciendo que no andan una mierda, ni les he ido a esperar a la meta comentándoles que un tío de 47 años les ha metido una minutada en una carrera, siendo ellos jovencillos de treinta. Es triste pero es así. No tenemos nada de tolerancia. No somos capaces de adaptarnos a las circunstancias, nos creemos superiores a los demás, porque nadamos más deprisa, vamos más rápido en bicicleta o tardamos menos tiempo en finalizar un maratón. Podían perfectamente haber terminado la sesión y como señores plantearle a la entredora sus opiniones, necesidades o sugerencias. No soy tonto, lo hubiera intuido, pero no hacía falta que me lo tiraran a la cara. Por eso mismo, porque no soy un crío, entiendo que el bien general está por encima del particular y no debo ni enfadarme, ni sentirme ofendido porque, para bien del grupo, se hubiera tomado alguna medida, pero no era necesario que me lo tiraran a la cara como si fuera un escupitajo. Podrían haber esperado y solucionado como personas que son y con educación, que seguro que la tienen.


Pues tenía escrito un post sobre la natación, creo que muy divertido, pero será para otra vez, hoy va a ser que no. No estoy para bromas. Y el caso es que a la mayoría de los que allí estaban o se han quejado, a casi todos, alguna vez les he hecho algún favor... ¡Con su pan se lo coman!.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Hoy comienzo el cole de los mayores

Lo primero es primero. Así que desmiento, con todo el respeto del mundo, que el de la foto del post anterior sea yo. Es que al fondo se ve a mi zagalico y fue un guiño hacia él. Por lo tanto, querido diario, no lances falsos rumores sobre mi persona.

Seguimos. Unas breves frases que reflejen mi estado de ánimo. Estoy como la infanta en su primer día de colegio y declaraba al Hola: "Ahora voy al cole de los mayores". A mi menda le pasa lo mismo. Hoy comienzo a entrenar con el club de natación. Un mes antes de Roth estuve acudiendo regularmente a sus entrenamiento, pero no era lo mismo. Estaba allí un poco por libre. Nadie me decía nada y mi única obligación era seguir a los que nadaban delante de mí lo más cerca que podía. Por supuesto cuando me doblaban iba cerquísima de ellos, tan cerca que no recibía más que codazos, manotazos y bufíos...

Estoy nervioso como la chiquilla en su primer día de colegio con los mayores. ¿Levantaré suficientemente el codo?. ¿Agarraré la suficiente agua?. ¿Deslizare adecuadamente el cuerpo?... Y la más importante, ¿aguantaré aunque sea un par de vueltas sin que se me note que soy un paquete?. La primera impresión es muy importante. Si el primer día das imagen de friky serás siempre el tontico del grupo hasta que te saquen de la escuela. Los chiquillos, aunque estemos más cerca de los cincuenta que de acudir a la clase de preescolar, "semos asín" de crueles.

Todavía recuerdo el primer día que acudí, ahora hace dos años, a mi primera clase de natación. Mis gafas puestas desde el vestuario, mi gorrico tan "apretao" que me cubría hasta la barbilla, mis aletas y manoplas puestas... ¡Con qué garbo abanzaba hacia el agua mientras los demás miembros y miembras del cursillo me miraban con ojos a cuadros!.

Ya sé casi todas las costumbres de los nadadores. Sé donde tengo que dejar la bolsa, la ropa, que bañador ponerme... Espero no resbalar al entrar a la playa de la piscina y caer de bruces haciendo reír a toda la peña...

El entreno comienza a las cuatro así que me he metido en el gremio de la construcción. Por muy pronto que salga del currele, por mucha prisa que me de para llegar a casa, por mucho que abrevie la comida no podré hacer ésta con el tiempo suficiente para después rendir en la piscina. Soy un albañil más pues hoy he salido de casa con mi bolsica con el tapper. Dentro, unos espaguetis con queso fresco y jamón york. Dos manzanicas, un tenedor y una servilleta completan mi ajuar. Sobre la una del medio día me esconderé en alguna sala de reuniones desierta y me meteré mis exqusitos manjares entre pecho y espalda... ¿De verdad que merece la pena todo esto?. Aún no he comenzado y ya casi estoy arrepentido. Estoy muy viejo para cambiar las costumbres. Estoy muy mayor para comer en un escondite a deshoras mientras que mis compañeros y amigos se están tomando el aperitivo. ¿Qué será de mí los viernes?. Si tengo que ir a las cuatro a nadar, ¿podré tomarme el aperitivo?...
¡Dios mío, cuantas cuitas, dudas y temores me amenazan!.
Lo solucionaremos con "pacencia" y que pase pronto este cáliz.