martes, 27 de noviembre de 2007

¡Y si eran buenos mozos...!

Los lugareños de una pedanía de Murcia, concretamente los de Aljucer, se mofaban de los que vivían en otra cercana, exactamente los del Carril de La Herrera, cantándole esta jotica a modo de chufla:
¡Si eran buenos mozos los de La Herrera!,
¡Si eran buenos mozos los de La Herrera!,
Qué cogían los tomates,
Con escalera

Observese la bolsa de plástico verde en la mano izquierda, uno que es un "pofesionaaa"
Pues eso, que de profesión cuando sea “mayor” quiero ser “Telepredicador”, que es una versión más moderna y que denota “menos responsabilidad con el prójimo. ¿Quién hace caso a los que por la tele, te avisan de que arderás en los infiernos por tu mala vida y a continuación te leen un número de cuenta corriente donde ingresar un donativo?...
El domingo era el día exacto, el que todos daríamos como el “elegido”, para tomar la decisión de quedarse en casa durmiendo… El hombre del tiempo, como dice “El Sevilla”, el de los Mojinos, qué cada vez son menos hombres…nos había avisado con un “día de perros” de esos que hace de vez en cuando para castigo de los impíos… Con la bolsa hecha y la casa despierta, cualquiera se echa para atrás… Miré por la ventana y el cielo estaba encapotado. Escuché la radio y me decía que hacía un día para quedarse en la piltra y pedir a la parienta que te diera cobijo entre los pliegues de sus sábanas, pero como no hay cojones para decir que “¡lo he pensado mejor, no voy!”. Cuando dieciocho pares de ojos te miran con cara de asesinarte una vez los has hecho abrir a todos, pues eso, que uno es débil y acompañado por su zagalico mayor se va para Benidorm.
El viento soplaba con fuerza, el cielo estaba cerrado pero todo no iba a ser malo, la radio se escuchaba y no hacía frío, estábamos a catorce grados y medio, una temperatura prudencial para correr.
Una vez en la autopista, llamo a Stani al móvil y éste me contesta, el móvil, que el Stani no dijo ni mú, que el aparato al que llamaba estaba apagado. ¡Menos mal!, éste por lo menos tiene más cabeza que yo, ayer se chispó en la despedida de soltero y se ha quedado sobando, donde todos deberíamos haber permanecido… Al segundo suena el “telefonino” y la voz dicharachera de mi compañero resuena en mi manos libres, ¡Acho, que no tenía cobertura, ande m´encontraba!. En convoy nos dirigimos a Benidorm. Al llegar a la salida, el viento y el cielo se juntan con la tierra y ya no es que amenazara lluvia, sino que unas pequeñas gotas se dejaban caer a modo de aviso y el suelo se mostraba tremendamente encharcado. Como excelente detective aserté: ”Fumar, no se si habrán fumao, pero llover, aquí ha llovio a manta”. Para los no iniciados en el noble arte del riego, a manta, es como se denomina en la huerta el riego por inundación. Todo lo contrario que ahora. En la actualidad se hace por goteo, que es al riego a manta como la sacarina al azúcar… Aparcamos muy cerca de meta, tan cerca que apunté la siguiente reflexión a Stani: “¿Es posible que haya sitio aquí, porque hay unas líneas amarillas pintadas en el suelo y dos postes verticales donde a la vez de la señal de prohibido aparcar, couelga un letrero que reza: Aparcamiento para los clientes de la farmacia”. Junto a las señales se encontraba una bella policía local que sólo hacía saludar a los lugareños con una amplia sonrisa y no prestaba atención a nuestros coches”. Stani que es más de la huerta que yo, concretamente él es de la huerta y yo no, se limitó a decir: “¡Acho tío, qué hoy los guardias estarán pá otras cosas, qué no sea multarnos!”. Con un razonamiento tan sólido no pudimos más que dejar los coches en tan estratégico lugar. Nos acercamos al Ayuntamiento. A Stani le fue difícil encontrarlo pues decía que no había visto ni un solo cartel que pusiera eso, le informé que era lógico, allí ponían Ajuntament, que era lo mismo pero en el idioma del lugar. ¡Lo bueno que tiene el correr, es la cultura que te aporta!. El edificio del Ajuntament, es de esos que ahora llaman “singular”. No es más que un remolque de camión gigante sobre dos columnas que lo sostienen a ambos lados. Allí cogimos los dorsales sobre las ocho y veinte de la mañana y no tuvimos más que ver la salida de la maratón e irnos. El viento seguía soplando y el ambiente era exiguo. ¡A menudo sitio hemos venio!, no hacía más que pensar… Hasta las diez, no había nada que hacer y de ahí vienen las dos reflexiones con que comenzaba esta entrada, mi afición por la telepredicación y que tendrían que dedicarme una jota con chufla por ser tan tontaina como puedo llegar a ser. La hora y media que faltaba hasta la salida podría ser eterna y nos dirigimos a donde la querencia (costumbre que tienen los animales para ir a abrevar al mismo sitio), nos guió, ¿al gimnasio?, ¡C´a…, al bar!. En él nos atrincheramos cuatro personas y fuimos capaces de ocupar ocho sillas y dos mesas, con tós los bártulos que transportábamos con nosotros. Como de nacencia soy tímido, me dio vergüenza el contestar ¡Nada, gracias!, a la pregunta de la camarera sobre que iba a tomar y me decanté por la segunda mayor tontería del día, la primera recuerdo que fue el levantarme y me pedí un CAFÉ. Mientras que degustaba tan exquisito brebaje predicaba a mis atentos discípulos sobre la metódología a aplicar en el caso que nos ocupaba. “Hay que embadurnarse de vaselina los pies, los dedos, la planta. Hay que ponerse la habitual y mucho más. La lluvia produce mayor sudoración y las zapatillas mojadas nos pueden destrozar los pies si comenzara a llover con fuerza. Debemos evitar los charcos. Beber aunque no se tenga sed. La humedad de la lluvia palia, en parte, la sed y si nos descuidamos podemos deshidratarnos. Una carrera con lluvia es una trampa. Evitemos circular demasiado tiempo en solitario, un grupo nos resguardará del aire y nos dejará fuerzas para apretar a partir del quince. Les hice hincapié de lo necesario que es llevar una bolsica de basura que ponernos en el calentamiento que evite el mojarnos y salir ya helados a correr. La bolsa cuando se lleve unos metros se tira y ya está. En mi púlpito imaginario di lecciones al más puro estilo Valdano y mientras yo ya tenía “la bicha” por dentro corriendo por todo mi sistema digestivo. Se acercaba la hora y nos dispusimos la ropa de faena. Con mi amplia experiencia me fui hacia la salida con mis guantes de lana, debajo llevaba otros de látex que evitan que el aire frío te corte la piel, mientras que la lana te da calor. En la cabeza llevaba mi pañuelo, nada de lana, el pañuelo recoge el sudor y deja transpirar la piel, de esa manera no me caerán los chorretes de sudor que producen los gorritos y la orejas, de soplillo que gasto, irán convenientemente guarecidas. Pero mientras la bicha se comía mi flora intestinal… Acabada la soflama y tras demostrar, ampliamente mi gran experiencia, nos fuimos a calentar. Pero el daño ya estaba hecho… ¡Mira que tomarme un café!, ¡seré borrico!. ¡Qué me canten la jota!.
A la media de Benidorm era la primera vez que iba, seguro que vuelvo. Hoy en día, como decía un ilustre gestor de la política cultural, con unas esparteñas (alpargatas de cáñamo) y una alcayata se hace un museo etnográfico. Algo así pasa con las carreras, con una línea de meta y un polígono industrial te organizan una media maratón. En Benidorm se han esmerado con el recorrido, es bonito y sobre todo está muy concurrido de gente, mucho guiri, mucho inserso y algunas zagalicas guapas. Por la playa no hacía demasiado aire, por lo menos a mí no me molestó, la zona dura son los dos kilómetros subiendo al parque de atracciones acuático, que no se compensan con la bajada. Encima el viento era allí donde más castigaba. En fin, decir que Benidorm es una “carrera con encanto”. Salí sin crono, como viene siendo costumbre y comencé, en cuanto pude, a adelantar gente. Al principio no era demasiado fácil por la cantidad de corredores que estuvieron en la línea de salida. En todo momento fui a buen ritmo, con sensación de facilidad y percibiendo que aún podría correr más deprisa. Llevaba un cierto lío con los kilómetros, pues los había de dos colores, hasta la mitad no tuve la seguridad de que los rojos eran los de la media. Paso por el ocho y pico y me cruzo con Stani, me indica que el giro está muy próximo y me doy cuenta de que no va demasiado lejos. Le veo bien y le digo que siga así. Volvemos por la playa y comienza mi cuerpo a darme los primeros toques de alarma. Tengo una sensación extraña en el bajo vientre, justo donde las nenicas tienen su “monte de Venus”. ¿Coño, me estaré meando?. Comienzo a prestar atención a esa ligera molestia. El ritmo no decae pero intento ser prudente. Sigo pasando gente. Obesos, eméritos, nenicas, todos sin “pinta de atletas”. ¡Cuando más viejo me hago, más clasista me vuelvo!. Reflexiono sobre la necesidad de situarme mejor en la línea de salida, punto que estoy descuidando últimamente. Durante esa reflexión me relajo un momento y el vientre hace como un ¡flax!. Sin querer expresarme demasiado escatológicamente, era como un “peillo líquido”. ¡Aprieto el culete!. ¡Glub, solo me faltaba el irme de “bareta” delante de todas las nenicas que hay en el paseo marítimo tomando el café con tostadas!. Pendiente del temilla, que cada vez era algo más “tema”, me dirijo hacia el kilómetro 15. En él, la necesidad de mear era ya imperiosa, pero si aflojaba el vientre para evacuar la menor, igual se iba la mayor… No sabía que hacer, si llorar o reírme. Me venía a la cabeza las escenas de las películas en las que el marido le dice a la parienta en proceso de parto: ¡Aguanta, nena qué llegamos al hospital y no dejes de respirar profundamente!. Si algo faltaba eran los dos kilómetros “p´arriba” que nos estábamos pegando, con un vientazo de dos pares… En la palmera que está junto a la alfombra del kilómetro 16 y pico donde se toman tiempos, me paro. Le pregunto al señor cronometrador, ¿Tiene usted algún pañuelo de papel?. Me mira y se ríe. No, me contesta, pero esto está lleno de gente, dónde te vas a aliviar?. Miro y quinientas personas animaban a todo el mundo en aquella concurrida zona. Me pongo tras la palmera y apretando de un lado sí y de otro no orino, esperando que no hayan mayores desgracias. ¡Ya sólo me duele un lado!. Con Stani me crucé un ratico antes, me había sacado algún metro más, pero no muchos, pero el tiempo que perdí en la palmera y charlando con el de “Championchiplevante”, fue demasiado ya. Bajé la cuesta como pude y ya no iba tan fácil. Apretaba más con el culo que con las patas y de pasar corredores, fueron éstos los que me pasaban a mí. Los dos últimos kilómetros se me hicieron interminables por una avenida atestada de gente que no cesaba de animar. En otras circunstancias hubiera sido un bonito final para una carrera que, aunque el crono diga lo contrario, se me pasó muy rápido. En la recta me pasaron dos triatletas de Jumilla que yo había dejado atrás en el kilómetro 5. Eso ya me hundió definitivamente. El giro a la izquierda para entrar en la plaza del ayuntamiento como digo en otras circunstancias hubiera sido muy emotivo. Pocas medias, si exceptuamos la de Santa Pola, tienen tanta gente y tanta animación. Pero yo sólo quería llegar a meta y encontrar esos wateres portátiles que había usado antes de la salida. Llego y el reloj me marca una hora treinta y siete cincuenta y nueve. Otro bajón, tenía la sensación de que iba algo mejor. Lo peor de la carrera fue el dolor de vientre que me duró hasta bien entrada la tarde. No voy a explicar lo que hice nada más llegar a meta, pero no le arriendo las ganancias a quien entrara después que yo a la cabina del portátil, aquello no había manera de ponerlo en luz. Por otra parte tuve sensaciones de correr fácil, suelto y no llegué nada fatigado al final de la carrera, pero es que me encontraba fatal. ¡Tanta experiencia, tanto saber y caigo en lo más sencillo!. ¡Mira que tomarme un café!. Estoy contento con la carrera. Stani me hubiera ganado igualmente si no hubiera tenido los problemas estomacales, pero la diferencia hubiera sido mucho menor.
Por otra parte, la semana sigue su curso normal. He hilvanado mejor la natación, al menos no me bajo antes de los dos mil metros y pronto tendré que ampliar el metraje pues los estoy finalizando en cuarenta y cinco minutos escasos. Debo ampliar hasta la hora a partir del próximo mes. Un día una hora, otro cuarenta minutos, ese es el tiempo que le dedicaré a la natación el próximo mesociclo. Estoy saliendo a rodar con mi zagal pequeño los días que el Capitán Bajoca se da de baja por culpa de los viajes.
En las fotos se ve el look, pañuelo, guantes y bolsa de plástico en la mano para el caso de que comenzara a llover. Esta semana estos son los números:
Tiempo total: 12:33:58
Pie:
Sesiones: 4
Tiempo: 4:12:19
Km.: 46,79
Calorías Teo.:2.618

Bici:
Sesiones: 2
Tiempo: 3:16:00
Km.: 80,34
Calorías Teo.:2.562

Natación:
Sesiones: 4
Tiempo: 3:05:39
Km.: 7,50
Calorías Teo.:1.882

Fuerza
Sesiones: 2
Tiempo: 2:00:00
P.D.: Analizando la carrera según los tiempos que salen en las alfombras, no estuvo mal. Corrí de menos a más y en el último sector corría aún más deprisa, no se si por los efectos laxantes o porque estaba en buena forma

1:37:59 Tiempo Total
1:37:19 Tiempo Real
1:16:45 Tiempo en el Km. 16,465
0:39:30 tiempo en el Km. 8,363
0:00:40 Perdida en la salida de la alfombra.
0:20:34 Tiempo en los últimos 4632 mts.
0:37:15 Tiempo desde el km. 8,363 hasta el 16,465
0:38:50 Tiempo Real desde el km. 0 al 8,363
0:04:26 Media últimos 4632 mts.
0:04:36 Media desde el km. 8,363 hasta el 16,465
0:04:39 Media desde el km. 0 al 8,363
0:04:37 Media Total de la Carrera
0:04:34 Media Total de los Parciales

lunes, 19 de noviembre de 2007

Me reconvierto en escalador...











La semana transcurrió con normalidad. Si acaso las novedades fueron más de tipo personal que deportivo. Mi zagalico pequeño se fue a París y como “ningún pobre puede tener un entierro de primera”, el chiquillo sufrió la huelga de los transportes. ¡”Pá una vez que va!. Me ha regalado un maillot amarillo del Tour que me pondré en la primera ocasión que pueda. Seguramente será en el spinning porque ya ha entrado el frío de veras y las mangas cortas se guardarán hasta Marzo.
Esta semana también se ha celebrado en Murcia el II Congreso








El resucitado de noche




Internacional de Cofradías Pasionarios, algo así como la reunión mundial de los nazarenos. A mí la Semana Santa me gusta con locura, pero vestirme de nazareno en noviembre, como que no me llamaba mucho la atención. El Capitán Bajoca si que tuvo que ponerse de “romano” para sacar a la calle El Prendimiento. El paso que sacamos el Lunes Santo. Este paso, como ya he comentado alguna vez data del 1600 y fue el Gremio de los Sederos los que lo procesionaron en la antigüedad. Ha sido muy bonico y emocionante. En Murcia, excepto un par de días, cada cofradía desfila en exclusiva un día de la semana. Al ser una procesión extraordinaria cada cofradía ponía un trono en la calle y se iban juntando en muestra procesional al pasar por cada una de las Iglesias sedes. Tras dejar a mi hermano y mi cuñado en la iglesia, vestí a ambos de nazareno como siempre que he podido, me dediqué, primero a envidiarlos y luego a ver como se iban agregando nazarenos al desfile. Fue, para los que disfrutamos de este tipo de actos “culturales”, muy emocionante. Por primera y quizás única vez en la historia El Prendimiento fue con su tradicional sarmientos con capullos de seda que todas las mañanas del Lunes Santo recogemos mi cuñado y yo en la Peña de La Seda de La Alberca. El motivo era bien lógico, en estas fechas no hay “capullos” que valgan. La Oración del Huerto también desfiló con su tradicional palmera, pero los dátiles parecían tomates de lo coloraos que estaban y de lo gordos que eran, ¡a saber de que cámara frigorífica los habrá sacado!. Las cofradías de extramuros iban uniéndose unas a otras hasta llegar a






Oración del Huerto, también de noche



las del centro y todas juntas desfilaron durante tres horas que fueron muy intensas. Ver al Resucitado de noche y a La Oración del Huerto y San Juan a esas horas es algo que seguramente ya nadie más volverá a tener ocasión de verlo. ¡Basta de nazarenos!
Esta semana estoy algo engandulado con la natación, de los dos mil quinientos que me pongo de tarea, ningún día he pasado de dos mil. Estoy algo desmotivado con este segmento y es que el frío me quita las ganas de nadar. Siempre encuentro alguna excusa para salirme antes del agua. La fuerza y los rodajes a pie completan el trabajo semanal. De las dos sesiones de spinning que hacía durante octubre, en noviembre se quedan en una. El sábado y domingo ciclismo. Cien kilómetros el primer día y ochenta el segundo. El sábado Stani quería seguir subiendo montañas y me dijo si podíamos ir a la Garrapacha, en la Sierra de la Pila. Esta sierra comienza por Fortuna, en el noreste de la Región. Investigando por Internet me enteré que había una marcha cicloturista que hacía esa ruta y quedamos en que haríamos ese recorrido. Al final lo variamos un poco pues fuimos por la ladrillera para evitar los cientos de camiones que suben precisamente a las canteras de mármol que hay en esa sierra y regresamos por donde comienzan a subir los de la marcha, por el Pantano de Santomera. Salieron cien kilómetros muy bien medidos y la ruta es interesante a la par que “muy dura”. Los tres jinetes del Apocalipsis, Juan, Stani y yo salimos de la rotonda de Cobatillas a las ocho y media. Hacía un frío que te “cagas” y nos pusimos toda la ropa que podíamos llevar sin parecer los muñecos de Michelín. Desde el primer metro se comienza a subir. Mientras que entrábamos en calor comentamos lo acontecido durante estos días. Lo primero confirmar que Juan está como una moto y ya me saca una minutada en todas las subidas. Hasta Fortuna, excepto el trozo de la subida del Puerto de Santomera, la cuesta es suave pero en constante ascenso. En Fortuna se coge el desvío hacia la Garrapacha y ya comienza el ascenso duro. Lo primero que nos encontramos duro de verdad es el Cortao de Las Peñas y es allí donde me dejan mis dos compañeros de aventura por primera vez. De ahí a Las Casicas y después la aldea de la Garrapacha. Creí que eso sería lo más duro. Aunque la marcha subía después a Fuente Fría, nosotros seguimos recto, ¡a dios gracias! y nos dirigimos a Peña Zafra. Cuando vi la cuesta de entra al pueblo, me acojoné. La cuesta era dura, dura, pero es que en el cartel rezaba: “Peña Zafra de Abajo”. ¡Me cago en la leche!, si ponía de abajo es porque luego tendríamos que ir a la “de arriba”, ¿pues como iba a ser la cuesta esa entonces?: Si a Peña Zafra de abajo costó un huevo llegar, a la de arriba, ni cuento. Estuve tentando de bajarme de la bici en algún momento, pero entre el cachondeo que iba a ser y que no sabía si de lo despacio que iba podría sacar el automático antes de caer al suelo, me convenció para seguir dando pedales. Cuando todo parecía acabado, se ve una cantera de mármol al fondo y una carretera serpenteante que subía hasta ella… La ley se cumple si hay una carretera que sube, seguro que yo tengo que pasar por ella por fuerza. No se podía evitar subir hasta allí y a aquel lugar fuimos… Cada coronación Stani y Juan esperaban a que llegara, ¡es un detalle!. Más tarde comenzamos a bajar. Entre que bajo mal, mal… ¡Es que soy muy miedoso!, y que el aire entraba totalmente lateral y las ruedas de perfil me hacía efecto vela, estuve tres o cuatro veces a punto de caerme. En ese momento decidí apretar los frenos y bajar muy, pero que muy moderadamente. Llegando de nuevo a Fortuna Stani y Juan a relevos me llevaron justo hasta la subida al Pantano, en donde me volví a descolgar y en el descenso con el aire, aún me sacaron más distancia. Fue una etapa muy bonita, dura y si no llega a ser por las dichosas ruedas hasta habría sido divertida, pero hubo momentos en los que pasé bastante miedo.
El domingo, ochenta kilómetros llanos, llanos con la peña. En Benejúzar subimos a un santuario que rompió la monotonía del llano. Al regreso viento de cara, como siempre por aquellas latitudes y tuvimos que apretar los machos para volver.
Esta semana iremos el domingo a Benidorm, ya veremos como sale.

martes, 13 de noviembre de 2007

Los Lunes al sol…

Le copio al autor el título de la película… Me volveré loco de alegría el día que pueda disfrutar de esa manera de vivir la vida, no con la tristeza y la amargura de los protagonistas de la película, sin esa herida que te mata día a día, sino con las posibilidades y la aptitud de ayer. Levantarse temprano, un poquico de “obligación”, la justa, una hora de natación, un rato de conversación al sol y otro ratico de cañas por “Las Flores”, típica plaza de Murcia donde se concentra la actividad del mediodía, el aperitivo, las tapicas… ¡Ojo, son las dos!, un ¡Adiós! Y pá la casa.
La semana ha transcurrido dentro de la normalidad. Mi santa está muy repuesta pues ya me ordena y manda, luego las fuerzas vuelven a estar con ella, los nenicos revolotean por la casa y los perricos se cagan donde les da la gana… ¡Es la normalidad!.
Los lunes seguimos con la natación por la mañana. Dos mil quinientos metros o en su defecto hasta que el primer jubilado se meta en el agua y no me deje adelantarlo ni por la derecha ni la izquierda, ni por arriba ni por abajo. Las sensaciones en el agua son buenas, pero luego



Subiendo la Cruz de la Muela (como pude)
cuando por la calle contigua aparece uno de los que realmente nadan me dobla repetidas veces. Me hecho carreras con ellos, o ellos conmigo, de esas en las que no hace falta retarse. Me doy cuenta como el individuo o la individua me espera asido a la pareta y sale en el mismo momento en el que yo hago el giro. Al final mi pareta siempre está más lejos que la suya. El caso es que cuando no me reto con nadie, me da la impresión de que voy más rápido que antes y deslizo más, no tardando mucho la realidad me devuelve a mi sitio. Por la tarde voy al spinning. Cuarenta y cinco minutos. Ya hemos dado por perdida la batalla. Las monitoras Bollycao no volverán nunca, el tío calvo está empeñado en amargarnos la existencia. Pedaleamos con insistencia y perseverancia en un intento baldío por simular que estamos en la carretera y que no nos quedamos atrás del grupo. La clase está petada de gente que se creen ciclistas, me hace gracia los comentarios de unas y otras sobre lo bien que ruedan o lo fuertes que están en la montaña, ni unos ni atrás durarían una etapa de cincuenta kilómetros en la carretera. Como ejercicio físico es eficaz, pero como sustitutivo de la carretera es totalmente inoperante. Si el mundo del ciclismo es peculiar, la fauna que habita las salas de spinning son ya la hostia. Lo que se ahorran en bicicletas se lo gastan en trapitos que le sientan como guantes, cintas del pelo y demás abalorios que le dan prestancia al ejercitado. Algún que otro friky también se despacha a gusto en la clase con unas pintas de skater que tira de espaldas pero eso da un ambiente variopinto al “espectáculo”.
Los martes seguimos con la rutina de nadar, ya algo menos por la mañana y por la tarde un circuito de Fuerza en el gimnasio entre musculitos y niñas aspirantes a modelos que hace muy entretenido el rato. Cuando terminamos con la rutina, seguimos con veinte minutos de rodaje, suaves, los cuerpos no quedan muy ágiles después de las pesas.
El miércoles dos mil quinientos de piscina y por la tarde un rodaje de setenta y cinco minutos que no alcanza más allá de 13 kilómetros, lo que certifica que estoy malamente corriendo a pie. La carrerica la hago por las cercanías de casa, el monte en otoño está precioso y se mezclan tramos de tierra por pistas forestales con algún que otro de asfalto, subidas y bajadas. Es un recorrido entretenido aunque por repetido a veces se hace algo tedioso.
El jueves otra sesión de fuerza, esta vez por la mañana y por la tarde aprovecho para hacer un rodaje de una hora, así me quito el rodaje del viernes que me libera y puedo ir a tomar el aperitivo de fin de semana.
Los viernes los dos mil quinientos metros de natación y me quito el rodaje de la tarde que ya había hecho el
jueves. Después con mi padre y con quien se apunte, generalmente el Capitán Bajoca suele aparecer.
El sábado y el domingo se lo dedicamos al ciclismo. El sábado íbamos a hacer cien kilómetros que al final entre las prisas y la lluvia se quedaron en ochenta y uno. A las ocho y media en el cruce de Cobatillas nos encontramos Juan, Stani y yo. Salimos en dirección a Fortuna, por el camino de la ladrillera. De esta manera nos evitamos subir durante 25 kilómetros hasta Abanilla y le damos unos kilometricos más al circuito. Desde Fortuna, por el Balneario salimos dirección a Pinoso. A continuación, después de un continuo sube y baja afrontamos las dos cuestas protagonistas del día, la Cuesta Colora y la de la Fuente del Algarrobo. Fueron cuestas duras en donde Stani subió en primera posición y Juan tras él. Casi al final de la Colorá, Juan comenzó a flaquear y yo a pillarle algo de terreno, pero no hubo tiempo de cogerle antes de llegar a la cumbre. Tras ésta y sin solución de continuidad seguimos la carretera hasta la Fuente del Algarrobo. De nuevo Stani y tras él Juan, esta vez no flaqueó y me sacaron unos metros, ya que llegaron los dos juntos. Luego pasamos por Barinas, Macisvenda, bajamos la cuesta del Partior, Abanilla y Santomera. Llegando a Santomera comienza a llover fuerte. Me alegré para poder vacilarle mis dos compis de salida que siendo más machitos que nadie se habían puesto en la carretera sin chubasquero. Me lo puse y dejé de mojarme, mientras que ellos se empapaban y sacaban una excusa para finalizar la etapa con diecinueve kilómetros de menos…
El domingo salí con la peña de Algezares. Este año aunque me salgan menos kilómetros de bici, voy a intentar salir más con ellos. Me divierto y entre tanta gente la mañana se hace más entretenida. Creí que era una etapa llana y luego me di cuenta que me había equivocado al leerla, era casi la misma que había hecho el día anterior. Los pude convencer y al final hicimos una variante que era algo más suave.
El próximo domingo el “diseñador” de este año, es decir Stani ha tomado las riendas del kilométrico. Me ha llamado para decirme que nos espera otra de cuestas duras, ¡qué le vamos a hacer, si son montañeros estos nenes!.
El domingo me crucé con Stani cuando iba con la peña. Le pegué un grito, lo cierto es que fue en un momento crítico, pues “La Perla” uno de la peña, estaba atacando y “El Gato” y yo salimos a neutralizarlo, íbamos a mil. Creí que daría la vuelta. Cuando se paró el tren, miré hacia atrás y el jodío no venía. El lunes me enteré que llevaba un corná de dos trayectorias. ¡Sólo los toreros valientes se juegan la vida ante el toro!.
El pequeño recogiendo el trofeo como primer(y unico junior)
Pues nada, la semana comienza con el mismo panorama que la anterior. Lo próximo que tenemos a la vista será el medio maratón de Benidorm, ya veremos que pasa.
¡Hasta proto, querido diario!

martes, 6 de noviembre de 2007

¿Nos vamos de carreras?

Como somos unos optimistas confiamos ciegamente en nuestras posibilidades. Creemos que diez años después estaremos diez veces mejor. Esta afirmación podría ser cierta si cuando comenzamos la cuenta tenemos quince años de edad. Será lógico que con veinticinco estemos muchísimo mejor. Ahora, si la cuenta nos la hacemos desde que tenemos cuarenta, con cincuenta, como es lógico no estaremos mejor, ya será una suerte que estemos vivos…
¿Nos vamos de carreras?. No, gracias. Debería ser la respuesta. Cuando uno comienza a entrenar cree que, por el mero hecho de hacerlo, vamos a mejorar espectacularmente en la primera que disputemos. ¡Gran error!. Cada vez estaremos peor, hasta que el cuerpo asimila el trabajo y comienza a mejorar. Debemos saber que al principio el cuerpo se resiste, es más listo que los ratones coloraos, a que lo sometamos a esa carga de trabajo extra y cruje, relincha y se retuerce en forma de dolores musculares, agujetas y algunas veces lesiones, siempre por culpa del dueño del cuerpo. Cuando el cuerpo se da cuenta que vamos en serio, al cabo de unos meses, como sigue siendo igual o más listo que al principio, se conforma y decide, que si no puede con su enemigo debe unirse a él. De esta forma, comienza a dirigir sus esfuerzos en la misma dirección que la mente de su amo y ayuda a mejorar en la carrera, pero no lo hace por convencimiento, como lo hace nuestra mente, lo hace como autodefensa, adaptarse para no sucumbir. El cuerpo responde más como una “foca adiestrada” que como un niño que aprende a multiplicar. Me explico. El ejercicio sólo sirve para mejorar, aunque colateralmente aparezcan otros beneficios, para correr más, pero por ejemplo no te hace mejor jugador de fútbol… Mientras que si aprendes a sumar unas veces podrás sumar peras y otras manzanas…
Si entrenara con todo mi tiempo, todo mi entusiasmo y todas mis fuerzas, los resultados los podríamos comenzar a recibir en forma de “mejoras espectaculares” a partir del tercer, quizás con más seguridad, cuarto año. Hablamos de correr la media más cerca de la hora y veinticuatro que de la hora treinta. Con estas premisas no deja de ser triste que los que de verdad comenzamos a correr con cierto interés pasados los cuarenta años, no podamos recoger nunca los frutos de nuestro esfuerzo, pues pesará más nuestro “envejecimiento” que nuestra mejora física por el entrenamiento.
Existen tantas formas de afrontar “esto del correr”, como de personas nos dedicamos con mayor o menor entusiasmo, con mayor o menor reflejo en las marcas.
Hoy voy a rendir un homenaje a mi hermano, al “Capitán Bajoca”. Cada vez que escribo en el diario, no pasan más de cinco minutos desde que subo el comentario y me llama por teléfono. Siempre es la misma canción: “Mariquita, otra vez me has puesto como puta por rastrojo!, ¡con lo bien que yo hablo de ti y tú me vilipendias por todos lados!. Intento explicarle que me tengo que meter con alguien y ¿con quién mejor que él?. No siempre




El Capitán Bajoca a la llegada


comprende que sea mi monigote del “pim, pam, pum!, pero lo acepta con buen humor. Es algo parecido a lo que le pasa a mi santa… Me pregunta, ¿porqué haces esos comentarios de mí, si yo no soy así?. Le intento explicar que la santa es un personaje y que no tiene que ser literal en todo lo que se escribe. De todas formas ¿de quién vamos a hablar los hombres si no de nuestras “santas” y de nuestras suegras?, no tenemos casi ningún otro tema en común…
El Capitán no miente cuando dice que no entrena. Le cuesta sacrificarse, aunque cuando lo hace encuentra sus frutos. Simplemente es que ha decidido tomarse las cosas de otra manera. Explico su filosofía que me cuenta mientras regresamos en el coche de alguna carrera en donde me gana. El no hace períodos de carga, ni pretemporada, ni específicos, ni de competición. Entrena cuando le viene bien y le apetece. Su plan es ¿hoy qué haces, Garban?. Si la respuesta es rodaje, series, farlek o algo similar se viene, a veces hasta viene a hacer el ·E.T. (Entrenamiento Total). Como resultado de todo ello el se encuentra siempre bien, nunca está cansado y siempre se puede exprimir en todas las carreras. Me insiste: “Garban, si es que tu te pegas unas palizas de tres pares de cojones. Estás mal cuatro meses, corres un día y después vuelves a estar mal”. Refrenda la bondad de su forma de trabajo con los resultados: “Siempre estoy alrededor de la hora treinta y tres y la hora treinta y nueve”.Ahora, por ejemplo en mi caso, estoy ampliamente por encima de la hora cuarenta. Es una forma de vivir esto de las carreras. Nunca corre exageradamente rápido pero siempre está a un nivel parecido. Es una opción de las tantas que hay. En eso reside su grandeza, no coge grandes mosqueos, ni agarra decepciones enormes. Es consciente de las limitaciones de su postura y fundamentalmente es feliz con su forma de actuar.
Mi caso es diferente. Entreno para correr, si puede ser correr deprisa, no para terminar. El Capitán tiene sus oportunidades en carreras en las que ambos estemos por encima de la hora treinta y cuanto más cercanos a la hora treinta y cinco, más posibilidades tiene. Pero cuando la carrera se torna del otro costado, por debajo de la hora treinta, él sabe que no tiene ninguna opción, con lo que entrena es muy improbable que alguna vez llegue a correr tan rápido. Este año parece que toca “¡AÑO HORRIBILIS!”. Se han juntado muchas cosas. La primera es que estoy gordo. Cada año me cuesta más bajar de peso y me repongo en un plis-plas en cuanto lo pierdo. Lo segundo es que el año pasado me prodigué bien poco y no se como hubiera estado a estas alturas de temporada, pero si es cierto que nunca he comenzado a competir antes de la última semana de noviembre. Por último y como culmen de todas las circunstancias que concurren en la presente temporada, estoy a treinta días de cumplir cuarenta y siete años, lejos ya de mis mejores tiempos como corredor, si es que alguna vez tuve algún tiempo bueno.
Y este es, en resumen, el homenaje que quiero rendirle al Capitán Bajoca. En un tipo que se esfuerza lo justo y justo hasta el momento en que el asunto deja de ser divertido y se torna en cansado. Yo no puedo actuar así, tengo que correr cada vez más largo, más deprisa, más rápido… Para eso sacrifico un montón de carreras, un montón de días y me llevo un montón de disgustos, pero es que yo soy así, si fuera como el Capitán seríamos hermanos gemelos y lo que hace que cuando estemos juntos la reunión sea tan divertida, es que aunque parecidos, somos muy diferentes. Me gusta su manera de afrontar las cosas, sin dejar que te acosen los problemas, dándole poca importancia a las cosas que no la tienen. También por eso me alegro tanto cuando me gana, pero que no tema, pronto resucitaré de mis cenizas como el “Ave Fénix” y le pasaré por encima como un mercancías.
El lunes de la semana pasada cometí la locura de trabajar las tres disciplinas, pero no es lo habitual, fue un extraordinario. Tenía la conciencia intranquila por la falta de carrera a pie y me tiré al río, aunque no sabía a ciencia cierta si tenía agua. Fue una penitencia por mi mala cabeza.
El martes E.T. y natación. Hago un día 2.500 mts. y otro 1.500 de lunes a jueves. Los viernes, sábados y domingos, de momento no doblo. Haciendo estas cuentas me percato que me equivoqué en el resumen mensual, luego lo corregiré En la pista de Monte Romero nos juntamos, a veces, hasta treinta personas haciendo los circuitos, con las diez estaciones. Como individuo con más conocimiento y disciplina soy el que lleva en las manos “el libro sagrado”, que no deja de ser un papelico plastificado donde pone lo que hay que hacer en cada estación y cuantas repeticiones hay que hacerlo. La disciplina nos la sabemos ya, pero es que da un aire muy teatral el ir treinta tíos y tías, detrás de uno con un papel en las manos que parece que lleva las tablas de los 10 mandamientos. Esta semana se acabó el E.T. Comienzan las sesiones de Fuerza. Volveré al gimnasio del C.D. La Flota y con ello deberé de cuidar mi imagen y mi presencia. Ya comenté el año pasado lo pijos que son en aquella sala, llena de cuerpos esculturales, agraciados y llenos de estrógenos en algunos casos. A la fuerza va asociada una sesión de rodaje a pie. Tengo ganas de que aumente el volumen en esta disciplina. Correr tan mal me está matando el “ego”. El jueves salimos Stani, Juan, ya hablaré de Juan, un nuevo abducido para la causa del duatlón, después lo meteremos en el tri, junto a Xarli y un servidor de las monjas. Elegimos para la ocasión cien kilómetros duros. Subida por “El Partior” hacia Macisvenda. Luego subimos al “Albaterolo” por la cara fácil, de unos tres kilómetros y regreso desde Albatera a casa. El trabajo duro lo hizo, como siempre, Stani. Alguna que otra vez tiré yo un poquico y me quedé en todas las cuestas como es habitual en mí. Xarli al final iba un poco justo, pero es que es un cabeza loca. ¿Para que le sirve subir delante mía en todos los puertos si a la línea de meta llego yo primero?. La etapa no acaba hasta pasar la raya blanca del final. El viernes natación y por la tarde un rodaje de una hora. Ese rodaje fue el preludio de un fin de semana duro. Duro fundamentalmente porque creí que iba a estar mejor y porque me jode que el Capitán Bajoca, en una falta de respeto para con sus mayores digna de una multa coercitiva importante, se me vaya de nuevo en el kilómetro ocho, recordándome el “pasón” que me había dado en Molina quince días antes. Como comentaba el viernes corrí mal y con las piernas duras y el estómago hecho una feria. El sábado nos fuimos hasta Bigastro (60 km.)de nuevo Juan, Stani y yo. Viento en contra a la vuelta. Tiré, como es habitual, lo justo. Lo malo es que en bici voy muy cómodo y a pie de culo. Se nota el spinning que estoy haciendo los días que sólo tengo natación. También se nota que llevo mucha carga encima, pero es que necesito seguir perdiendo peso de forma urgente. Es algo así como cansancio por prescripción facultativa, aunque los anuncios dicen que uno nunca se debe automedicar y yo me receto el entrenamiento, sin consultar como mi entrenador, pero hago lo que me manda y un poquico más, ¡eso no puede ser malo!.
El domingo nos fuimos a San Javier. A la expedición se incorporó mi santa, que desde hacía algún tiempo se había bajado de las excursiones a las carreras. Fue una alegría su presencia, lástima que fuera para ser testigo de una nueva patética carrera, por eso he escrito antes lo de “¡año horribilis!. Hace un par me pasó algo parecido y fui arrastrándome toda la temporada, de petardazo en petardazo… En el calentamiento ya me encontré mal. Tenía unas sensaciones malísimas, pero como perro viejo, me las callé, no quería darle pistas al Capitán. Salimos y fui bien hasta el kilómetro ocho. Un poco antes nos pasó Stani, pero lo llevamos siempre a la vista. En un momento dado, me asaltan pensamientos negativos. Me duelen las piernas, las llevo durísimas… ¡En fin, un montón de cosas que te asaltan cuando no estás bien!. Mientras que intento sacar de mi cabeza todas las tonterías que me revolotean, el Capitán sin hacer nada se me va alejando. Al principio poco a poco, más tarde dejo de verlo y me rindo. Me jode enormemente, sobre todo porque son ritmos “sabidos”, nunca debería haberme descolgado de ese trote, pero este año debe ser el malo… Paso por meta y allí está mi santa. Se que ella no espera nada de mí, que es un divertimento, pero me sigue jodiendo pasar tan atrás, sacrificar tantas cosas para dar tan poco resultado… La rabia me hace mantener un poco el ritmo. En el cruce del aeropuerto me vuelvo a encontrar con Manolo, nuestro compañero de Ironman de este verano. ¡Quién me ha visto y quién me ve!, le comento al paso, detrás con el furgón de cola. Manolo ríe y me anima, ¡En el verano estarás mejor!. Es rarísimo que esté tan mal. La rabia se acaba y también comienzan a fallar las fuerzas. Una cosa es que no pudiera ir más deprisa, otra la sensación de vacío, de hastío de correr. Desde la Maratón de Valencia de hace algunos años no había vuelto a tener esas sensaciones. Sacamos, como previsor que soy, el plan “C”, lo leo, lo estudio, lo asimilo… Correr lo justo para que no me pasen los obesos declarados y los jubilados. A duras penas lo consigo. Jubilados y gorditos pasan como cohetes. Esther, una chica con la que coincidimos en muchas carreras, me adelanta en silencio. La llamo, no hace falta que te escondas, le comento, con la mejor sonrisa que puedo mostrar, no me enfado porque me ganes. La chiquilla no quería hacer ruido pues suponía que me podría sentar mal que me adelantara con alharacas, yo lo hago siempre. Llegamos a meta, los cuatro que he llevado detrás mía los últimos cinco kilómetros encima me sprintan, ¡qué poca clase!. ¡Gracias a dios, se terminó!. Una cerveza y a casa, ya me ducharé allí y dejaremos los comentarios para otro día. No tengo muchas ganas de hablar.
La vuelta, menos mal que no hay más de treinta minutos hasta casa, es la de siempre cuando el Capitán me adelanta. ¡Garban!, me espeta. Si es que te pegas unas palizas pá matarte… ¡Mira yo lo bien que estoy!. De nuevo me enumera una a una cada una de sus máximas del entrenamiento…Lo hace por mi bien pero no se como decirle que yo no puedo afrontar esto de otra manera, no sería feliz…
Hoy lunes hemos nadado 2150 mts. Tenía pocas ganas de hacerlo y cuando una señora entrada en peso y con una melsa de siete kilos se ha puesto a chapotear delante mía me he salido, cualquier excusa era buena para dejarlo. Luego he ido a la sesión de spinning. El monitor, de nuevo el calvo macizo, ha preguntado cuantas pulsaciones teníamos. Las nenicas y algún tormo más que había por ahí le contestaban, 170, 168…pp, cuando ha llegado a mí, le he dicho que 111 pp. En nenico me contesta que debe de estar roto el pulsómetro, le digo que sí, que será eso… Al acabar la clase se dirige a mí y me pregunta: ¿De verdad, qué marcaba eso?. Claro, le contesto, ¿porqué te iba a mentir?. Se encoje de hombros y me dice que el próximo día me dará más caña. ¡No hace falta!, le contesto, vengo para perder peso…
Hoy nadaré 1500 mts. y comenzaré con la sesión de fuerza más un rodaje de 20 minutos. Ya no seré el más fuerte de la clase. Cien vigoréxicos esculturales me harán pasar desapercibido, ¿o quizás no?. Seguro que la señorita Rothenmeller se acuerda de aquel día que le llené el gimnasio de barro y me puso a la señora de la limpieza detrás de mí durante hora y media…

Coda.: Como es evidente que me equivoqué al hacer el cómputo de la natación ahora rectifico. Cambié una sesión de spinning por otra de natación. La realidad es esta

BICICLETA
SESIONES: 12
CALORIAS TEORICAS:13668 APROX.
TIEMPO TOTAL: 17:45:00
KM. TOTALES: 431,46.

CARRETERA
SESIONES: 3
CALORIAS TEORICAS:6918 APROX.
TIEMPO TOTAL: 9:55:00
KM. TOTALES: 225,46

SPINNING
SESIONES: 9
CALORIAS TEORICAS:8894 APROX.
TIEMPO TOTAL: 7:50:00
KM. TOTALES: 206,00.


NATACION
SESIONES: 19
CALORIAS TEORICAS:6750 APROX.
TIEMPO TOTAL: 14:39:29
KM. TOTALES: 35,40.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Mientras que no surje otra coasa... Datos al canto...

Pues estos son los datos fríos del mes de octubre, además hay que poner que perdí casi tres kilos, no estoy bien físicamente pero voy hacia adelante...
DIAS DE ENTRENAMIENTO: 25 SOBRE 31
SESIONES: 41
CALORIAS TEORICAS:26.800 APROX.
TIEMPO TOTAL: 44:16:05
KM. TOTALES: 523 APROX.


POR ACTIVIDADES:
CARRERA A PIE
SESIONES: 4
CALORIAS TEORICAS:4238 APROX.
TIEMPO TOTAL: 5:16:18
KM. TOTALES: 56,16.


BICICLETA
SESIONES: 11
CALORIAS TEORICAS:13025 APROX.
TIEMPO TOTAL: 17:00:00
KM. TOTALES: 411,46.

CARRETERA
SESIONES: 3
CALORIAS TEORICAS:6918 APROX.
TIEMPO TOTAL: 9:55:00
KM. TOTALES: 225,46

SPINNING
SESIONES: 8
CALORIAS TEORICAS:6107 APROX.
TIEMPO TOTAL: 7:05:00
KM. TOTALES: 186,00.


NATACION
SESIONES: 20
CALORIAS TEORICAS:9537 APROX.
TIEMPO TOTAL: 15:24:29
KM. TOTALES: 55,40.


E.T.
SESIONES: 5
TIEMPO TOTAL: 5:00:00


DUATLON DE RAFAL 1:19:18