El Sr. Antonio Burgos, creo haberle leído, menospreciaba a lo que él denominaba “culturetas de izquierdas”, cuando en un debate un dirigente andaluz sustituía artificiosamente la celebración de la Navidad con el circunloquio “solsticio de invierno” y de esta manera ninguneaba, a su entender, toda una tradición y cultura secular de la patria española. Pues como homenaje a la cultureta izquierdosa, os deseo “¡Feliz solsticio hiemal!. Esta derecha rancia es capaz, aún viendo la polla del caballo enhiesta, afirmar que antes fue yegua, si en ello sacan algún provecho. ¿Qué fue antes, el solsticio
de invierno o la navidad?. ¡”Pá” habernos matao!.
Como el veintiuno de diciembre, por culpa de la madre santa iglesia, no es fiesta y el veinticinco, gracias a ella, sí, ¡La qué está liando Zapatero!, que diría el Gran Wayoming, nos reunimos la noche del veinticuatro los irreductibles de la tribu de los Garbanzitos. A los chiquillos les contamos que celebrábamos la Navidad, pero nosotros, los “culturetas” de la tribu, que de los otros también hay, habíamos acordado, en secreto, que este año sería una fiesta pagana, ¡Qué ya estaba bien que por navidad tengamos todos que querernos, con amor puro y
Como el veintiuno de diciembre, por culpa de la madre santa iglesia, no es fiesta y el veinticinco, gracias a ella, sí, ¡La qué está liando Zapatero!, que diría el Gran Wayoming, nos reunimos la noche del veinticuatro los irreductibles de la tribu de los Garbanzitos. A los chiquillos les contamos que celebrábamos la Navidad, pero nosotros, los “culturetas” de la tribu, que de los otros también hay, habíamos acordado, en secreto, que este año sería una fiesta pagana, ¡Qué ya estaba bien que por navidad tengamos todos que querernos, con amor puro y
Mi hijo paco en el Campeonato de Italia Young de Triatlón
fraternal y eso de follar está como mal visto en estas fechas!. El caso es que pusimos el belén, como pequeño homenaje a los más pequeños de la manada, a los que es más fácil ponerles el nacimiento que intentar explicarles que esto es un invento de un iluminado en connivencia con los establecimientos de ventas, por supuesto la iglesia está en estas circunstancias a la misma altura que El Corte Inglés. No muchos, somos una tribu que nos reproducimos con moderación, por supuesto unos más que otros, estuvimos en casa cantando, comiendo y bebiendo, cómo en todo, unos más que otros. Incluso en algún momento nos arrancamos por villancicos, más para que el público supiera que tocamos “tos” los palos, que por verdadero interés por la melodía del “tres por cuatro”. Tras acabar con el primer frigorífico de “don pedritos”, el vino del bueno, que trajo mi “cuñao” Jesús. El lomo de León que acerco mi cuñá Susi, un marisco de primera que acercó mi Capitán Bajoca, el caldo con pelotas, que aportó con generosidad extrema mi santa madre y todo el trabajo, cariño y dedicación de mi santa, digo que cuando todo se acabó y antes de comenzar con las “bebidas sudás”, es decir los cubatas y gin-tonic, en homenaje a Julio Bocca, bailarín argentino de fama mundial y retirado recientemente en La Habana, me marqué un “suite española” de la más formal y estricta escuela del ballet español, que quizás algún día aparezca en el Youtube.
Es que la navidad tradicional, la de los años duros, me jode, me jode mucho. Era la época en la que estaba lejos de casa y el poder encontrar medios para regresar a ella, me era muy difícil. La época en la que, más tarde tenía que elegir, si estar en Noche Buena o en Año Nuevo, porque el trabajar a turno tenía, encima, la suerte de que siempre que había una fiesta te tocaba trabajar. La Navidad era la época del año en la que había que arreglar la casa, enjalbegar la cocina y esperar rezando que ningún pariente le diera por aparecer para que el ambiente no estuviera tenso, por eso yo prefiero felicitar la entrada del invierno, ¡Féliz Solsticio hiemal y Próspero año nuevo!.
Mañana hablaremos de eso del correr.
Es que la navidad tradicional, la de los años duros, me jode, me jode mucho. Era la época en la que estaba lejos de casa y el poder encontrar medios para regresar a ella, me era muy difícil. La época en la que, más tarde tenía que elegir, si estar en Noche Buena o en Año Nuevo, porque el trabajar a turno tenía, encima, la suerte de que siempre que había una fiesta te tocaba trabajar. La Navidad era la época del año en la que había que arreglar la casa, enjalbegar la cocina y esperar rezando que ningún pariente le diera por aparecer para que el ambiente no estuviera tenso, por eso yo prefiero felicitar la entrada del invierno, ¡Féliz Solsticio hiemal y Próspero año nuevo!.
Mañana hablaremos de eso del correr.
Mi hijo paco en el Campeonato de Italia Young de Triatlón