miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿Navidad?... ¡Puagggg!

La Navidad para los solitarios es una mala época. La Navidad para los tristes, es una mala época. La Navidad, para los peleados con el mundo, es una mala época... Pero la Navidad, para los gordos, para los gordos es la peor noticia que se puede escuchar...


Aparece el primer anuncio de turrón, de cava, de perfumes y mi barriguica se pone a hacer fiestas como mis perros cuando escuchan el cacillo de la comida. Todo son reuniones (con manduca, por supuesto), cenas, comidas, aperitivos y demás saraos a los cuales, si no quieres parecer un insociable como dice de mí mi santa, debes de ir... Ya lo dijo don Quijote a Sancho en el libro más gordo que me leí en mi infancia, Don Quijote de la Mancha... "El hombre es fuego, la mujer estopa, viene el diablo y sopla"... Pues que un "bebedor social", un gordo por afición, un gordo irredento, es decir un sociópata de la sociopatía no puede permanecer inmóvil ante tanta comida, cerveza, alcohol y sonrisas sin meter la mano en todas ellas... ¡Menos en las sonrisas, por supuesto!.


Otra etapa del año que para los "enfermos" del comer es mala, malísima es el verano... Pero claro, eso es de otra manera... No es lo mismo engordar a base de tapicas y cervezas en la playa, con tus amigos antiguos o recién hechos en el chiringuito, con buen rollo, con ganas de chanza... No es lo mismo engordar junto a la piscina, con chicas con poca sesera y menos ropa... No es lo mismo que ponerse cebón de forma agradecida con gente a la que estimas, aunque sea por cinco segundos que... Me parezco a Alejandro Sanz cantando, "No es lo mismo ser que estar..."
Mira que no puedo, que voy a explotar de cólera... No es lo mismo saber que mis lorzas están de chanza, tal que si estuvieran en las Islas del amor por antonomasia... Las Sheichelles... Aquí a todas las queridas que queremos agasajar o a las que queremos añadir al haren, si no las llevamos a las dichosas islas es que o somos unos pobres o no las "deseamos demasiado"... Lo que decía, que engordar en la playa, en la piscina, en las terracicas junto a la gente con la que engordas todos los días... hasta te da buen rollo... Pero, pero es que saber que engordo veinte kilos por culpa de tener que comer con mi jefe, la compañera borde que se cree que está tan buena que cuando le pedimos la grapadora es porque queremos mirarle las tetas o con mi cuñado con el que tengo 365 días al año para vernos y tomar cervezas, pero no, tiene que ser ahora, en Navidad, por sus cojones... Engordar para satisfacer a todos, incluida mi panza, menos a mí, eso me toca lo cojones... Puagggg, mierda de Navidad...


Bueno, gracias a los que me habéis escrito aquí y a los que han corrido junto a mí de forma virtual, alguno ha habido que me ha llamado al móvil mientras "corría" a siete cincuenta el kilómetro y me ha acompañado un par de ellos, que amigos con pasta también tengo... jajajaja.


El lunes salí, tarde... Más bien de noche... No quería que ningún vecino me viera salir con la lycra entre los dos cachetes y no de la cara precisamente... Me puse, para que mi sexo no espantará a ningún perro, ni mi culo no asustara a ningún "pretendiente" un jerseycito a la cintura, en plan pijo... Lo malo era que no era de "marca con pedigrí", era Kalenji, es que esa empresa le ha quitado al correr el poco glamour que le quedaba... 8 kilómetros para cincuenta y cinco minutos...


Martes y Miércoles con la china... Ya sólo tengo sexo con la china... Es la única que me soporta. La china revienta mi perineo mientras me hago 70 km. con unos 1000 metros de desnivel acumulado en algo más de tres horas... Aquí si se practica el sexo se practica y si no pues lo dicho... ¡A mejorarse...!


Tres días, tres con un balance aceptable... menos el pulsómetro que llamó directamente a la central de polar al polo norte, para decirle que un descerebrao iba a 190 ppm subiendo una cuesta y que aún le quedaban 30 km. para llegar a casa... Por suerte los suecos pasaron de la llamada creyendo que era una broma... Igual que las miles que hacen otros descerebraos al 112.


Así que estoy contento, contento pero gordo, pero contento... Adelgazar no he adelgazao una mierda... Además tengo el cuerpo para que me ingresen... Pero... Bueno, pero estoy en el camino... No se si en el camino de adelgazar o en el de la muerte... Pero en un camino seguro que estoy...


Os dejo que mi santa quiere jugar... No sólo voy a ser con la china... Me pide el ordenata para quedar con un amigo cibernético... (si me lo dice así, seguro que no puede ser verdad)... A ver si es como el del chiste... ¿Qué vienes de putas?, le contesta la mujer... No seas mentiroso, si se te huele a cerveza...

lunes, 28 de diciembre de 2009

Cinturica de avispa.... Jajajaja....



La otra mañana me espetaron:

-¡Hola Garban, cada vez te pareces más a tu padre!.

Ya lo dicen por ahí, quien no se parece a su padre no tiene vergüenza. La cosa dicha así, de sopetón, con una sonrisa, rápido, sin tiempo para analizar la situación no tenía la mayor importancia...

Mi padre es un ancianico, sin pelo, al pobre se lo raparon al cero para convertirlo en el hombre biónico y de momento le crece con pereza, como sabiendo que tarde o temprano volverá a ser reducido a la nada... Hinchado por las medicinas y tornado el rostro a serio, preocupado... A su alrededor ocurren cosas que no entinede, no llega a captar su significado y a ratos se da cuenta que algo no va bien... El caso es que el hombre tiene un aspecto orondo, sonrosado... Como dirían en la aldea ¡qué rebosa salud!, o más acorde con las fechas, una réplica exacta de Papa Nöel, pero sin barba y sin pelo...

Pues si mi padre sustituirá a Santa Claus en cualquier momento y yo sustituiré a mi padre pronto... Y como no dejo de pensar... ¡Qué malico es eso de pensar!. El caso y volviendo a lo que venía la entrada... Me puse a mirarme en el espejo en una tarde de estas frías que no dejan hacer nada más que ver la tele o mirarse en él. ¡Cáspita!. ¡Qué mariconada de exclamación!. ¡Ya sé porque dijo el “desgraciao” aquel que me parezco a mi padre!... ¡Tengo el mismo color rojo salmón, como si estuviera tomando el sol en La Manga y habitualmente viviera en Laponia!. ¡Coño, también tengo la misma papada que mi padre!... ¡Joder, si estoy más gordo que él!. Apesadumbrado y con el sentimiento, tan común en mí, de culpabilidad infinita, pensé: ¡Dejemos pasar la Navidad y el Año Nuevo, luego volveremos a mirarnos en el espejo!.

Las seis de la mañana, bueno y unos minutos que no soy el más rápido en levantarme de la cama. Tras ducharme y desayunar me dispongo a vestirme. Elijo la ropa con tiento, a la vejez hay que llevar cuidado como se viste uno, sobre todo si ya ha notado que la papada rebosa por encima del cuello de la camisa y tiene una cara de “pan” que no le cabe en el espejo. Me pongo unos pantalones grises, muy monos, me hacen cinturica de avispa, realzan mi talle y me dan luz a mis ojos... Me da la impresión que debo de tener algo en las manos, una estraña enfermedad que impide que mis dedos sean capaces de meter el botón en el ojal. ¡Bueno, bueno!. Me ayudaré un poco. Meteré la barriguica “pá dentro”. ¡Recórcholis, qué torpe estoy esta mañana!. Me tumbaré en la cama y encogiendo la panza y con ayuda de la gravedad que tirará de la grasa hacia abajo seguro que esto se soluciona y el pantalón se ajusta... Tras levantar las piernas, apretarme a la cama y emitir gruñidos, que en mi inconsciencia intuí que podría ayudar a la tarea, desistí. No hubo manera de embutirme en el pantalón. Fue un mazazo que rápidamente mi habitual buen humor y sentido práctico de la vida intentó minimizar. ¡Me pondré un vaquero, que eso siempre entra!. Misma escena, mismo fin... No entró... Saqué la maleta donde guardaba la ropa de hace 15 años y metí en ella lo último que me quedaba de mi autoestima y los dos pares de pantalones... Rebusqué y vislumbré la solución... Allí había unos cuantos pantalones pasados de moda pero de la talla adecuada para mi actual volumen.

Salí al salón, donde mi santa me esperaba para irnos al curro y me pregunta sin ningún atisbo de acritud:




  • Garban, ¿tú vas a trabajar o a una fiesta retro por motivo de la Navidad?. ¡Qué pintón te has puesto, vas a dar el golpe!. Ni Travolta con sus pantalones de pitillo y su chupa negra clava el “tipo” tan bien como tú.




No creas, me costó convencerla de que no era mi voluntad la que me obligaban a aparecer en el curro de esa guisa... Era la voluntad de mi barriguica.

Ahi viene el porque de toda esta retahíla de sucedidos... Estoy gordo y tengo que hacer algo al respecto, porqué si no acabaré pidiéndole a mi santa que se vista como Olivia, para ir al menos conjuntados los dos...

No voy a esperar a principios de año... Sería tanto como admitir que estoy haciendo un brindis al sol, una estrategia como esas de dejar de fumar... dentro de unos días... O los proyectos de vida nueva que nunca cumplimos al comenzar el año... Así que hoy, aquí y ahora comienzo mi cura de adelgazamiento que consistirá en volver a correr y a salir en bici, justo hasta que me pueda volver a poner los pantalones que ahora he guardado en la maleta con la firme decisión de que salgan de ella antes de que se pasen de moda...


Por eso reactivo mi blog, con el espíritu de “Probé a Ser Imvencible”. Sin relajo, sin pensar ni un instante en la posibilidad del fracaso... Con buen humor, contando las “cuítas de un pobre gordo”, sin desmerecer a nadie, sin querer que nadie se sienta herido o insultado. Levanto la bandera de la obesidad sin veguenza, sin miedo, con orgullo... ¡Estoy gordo, vale!. ¿Y qué?.

Tendré que tragarme todo aquello que dije. ¡Qué ciertas son todas aquellas sentencias que nos enseñaron nuestros ancestros!. “No digas, de este agua no beberé, ni este cura no es mi padre”. “A feria buena, nunca vuelvas!... Sentiré que las mallas se me reprietan contra mi “sexo” y la culera de la lycra se embebe entre mis nalgas... Mi ombligo llegará antes que yo al final del trayecto y el vaivén de mis lorzas amenazarán el equilibrio del mundo por el “efecto mariposa” de su “grácil” cimbreado.

Esta tarde pondré pilas al cuenta kilómetros, al pulsómetro y buscaré la ropa de entrenar del fondo del cajón... Si puedo ponérmela saldré a correr y mañana iré a ver a mi zagalico el pequeño a “El Rellano”, donde está de campamento con mi china... Si acaso no me entrara la ropa adecuada, la de “deportista” de la que antes ejercía, haré como todos los gordicos... ¡Me pondré mi chandal!. Con orgullo, como el que se sabe poseedor de la verdad, me lanzaré a por la victoria contra mis kilos.

A dios pongo por testigo, que no volveré a sentirme como Scarla O'hara, siendo apretada por su corpiño con la ayuda de su “ama negra”.

Esta es la primera y última entrada “seria” de esta nueva época, las próximas prometo que serán alegres... ¡Lo qué no me pase a mí, no le pasará a nadie!”.

P.D.: El equipo de balonmano va algo mejor, pero no estoy siendo demasiado feliz con la experiencia. Mucha responsabilidad que antaño había olvidado. ¡Los que hemos disfrutado de deportes individuales no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos!. El deporte en grupo y más si se quieren obtener resultados es estresante, agobiante, acaparador... ¡Cuantas voluntades que aunar, cuantos egos que atemperar! (Y eso que los zagales son unos tipos cojonudos)


Tengo otro proyecto que espero que sea un éxito. ¿Habeis oido hablar de LipDup?. Os dejo una entrada a un blog que explica lo que es y algunos ejemplos... Cuando lancemos el nuestro os pondré un enlace... Lo haremos, si no pasa nada, para el equipo de balonmano...