lunes, 26 de mayo de 2008

¿Nadar...?.... ¡No, gracias!

La semana ha transcurrido rápida. El clima inestable. No hace mal tiempo pero tampoco bueno. El trabajo me está agobiando porque estoy “impartiendo doctrina”, así es como le llamo cuando tengo que dar cursos... El triatlón de San Pedro, que corrí el sábado, más la decisión de ir a Zarautz ocupan mi tiempo y mi cabeza haciendo que transcurra aún más deprisa...
Hemos cumplido casi todo el entrenamiento propuesto, aunque de aquella manera. Se han cambiado los horarios, las tardes estas dos semanas se quedan completas con las cuatro horas de clase...
Este triatlón se diferenciaba de los demás en que el Capitán Bajoca se había empeñado en debutar como triatleta... A la prueba también se habían apuntado mis dos hijos, así que esta vez éramos tres Garbanzitos y un Capitán Bajoca. Xarly, Juan y Stani completaban la grupeta de siete “tocaos” que íbamos a darnos palos en buena lid triatlética.
Lo primero era buscarle un neopreno al Capitán Bajoca. Se sabía de antemano que no se iba a permitir tal prenda. El Mar Menor ya está a 26 grados de temperatura, pero con lo “pijicas” que es el Capitán lo único que faltaba era que por cualquier cosa de la vida se hubiera podido utilizar y él no lo hubiera tenido... Las quejas se hubieran oído en Argelia... Luisica nos prestó su “Quintana” para que lo utilizase, en su caso, mi hermanico. Luisa es una menuda, guapa y delgadita triatleta y el Capitán es un tocho de tío tres veces Luisa, pero había que embutirlo dentro del neopreno como fuera. El Bajoca, como es un marqués, sólo aportó a su dote las gafas de nadar, bici, casco, mono y si te descuidas hasta calzoncillos se los tuvimos que buscar nosotros. La bici elegida fue la Massi de carbono y aluminio de mi sobrino que estuve utilizando yo durante un tiempo. El viernes apareció por casa, es que el chiquillo se toma poca prisa para sus cosas y le pusimos el sillín a la altura necesaria, le prestamos las zapatillas y le estuvimos enseñando a meter las zapas en los automáticos. En cinco minutos, es que él es muy listo, le dió el visto bueno a todo el material. Le hicimos la recomendanción de que el sábado por la mañana se diera una vueltecica por los alrededores de su casa y que sacara las zapas de las calas varias veces, no fuera a ser que no se diera cuenta y se pegará un buen golpe en la carrera...

De allí nos fuimos a San Pedro, a la playa. El Bajoca no había nadado nunca en el mar a no ser que entandamos por nadar el bañarse, porque entonces si lo había hecho. Llegamos y estaban montando los boxes para el día siguiente. Los empleados del ayuntamiento, muy cortésmente, nos indicaron las boyas de referencia y nos pidieron que después le comentáramos como estaba el triángulo. Al vernos ponernos el neopreno nos indicaron que íbamos a coger “ferecía” si nos lo poníamos ya que el agua estaba muy caliente. Le tuvimos que explicar que, aunque fuera improbable que lo utilizármos al día siguiente, el Capitán no tenía ni idea de como se nadaba con el artilugio y que debía probarse y saber si sería capaz de llegar, al menos, a la primera boya. Como pude le subí la cremayera al neopreno pues faltaba tela por todos lados y rezando para que no estallara nos lanzamos al agua. Efectivamente, el agua estaba caliente y pensamos que nos saldrían sarpullidos... La boya parecía que estaba más cerca desde la orilla, lo bueno era que más de cien metros se podían hacer perfectamente andando. Acordamos dejar de andar y comenzar a nadar, pues para eso habíamos ido. Enseguida nos dimos cuenta que la corriente nos llevaba hacia la izquierda y un par de veces corregimos el rumbo. Llegamos a la boya y fuimos a buscar la segunda, que era un pequeño corcho flotando entre unos barcos que no fuimos capaces de encontrar. Regresamos al punto de partida. Miramos el reloj y ¡zas!, ninguno de los dos lo había puesto en marcha. El Capitán apostaba por irnos a tomarnos unas cervezas, el agua está allí muy, pero que muy salada. Le obligué a darle otra vuelta al circuito. ¡Con lo que me había costado ponerle el neopreno y nos íbamos a ir ya!, ¡una mierda!. De nuevo a la boya, de nuevo al barco y regreso, esta vez catorce minutos marcó el reloj. Salimos y le dijimos al chico de la organización que todo estaba perfecto... ¡Hasta parecíamos triatletas buenos, para dar consejos!. Pronto el muchacho se dió cuenta de que no éramos más que un par de frikys y dejó de interesarse por nuestra opinión. Cual hipis, nos medio quitamos la arena del cuerpo metiéndonos debajo de la ducha para pies que hay de servicio en la playa. Es la ventaja de ser bajicos entramos en casi cualquier hueco... De allí para casa, no sin antes recordarle que montara en bici y que me llamara para confirmar que seguía vivo...

El sábado comenzó y todo el buen tiempo del viernes cambió. Un airazo de tres pares nos esperaba en San Pedro. En el Mar Menor no puede haber oleaje pero se levanta una marejadilla con puntas de ola muy rizadas que hace el nadar contra ellas muy molesto. La salida se retrasa, como siempre y por allí andamos el Capitán, mis dos hijos, Juan, Xarly y yo haciéndonos fotos y gastando bromas con los Tri-Oráculos y demás personal. Entramos a calentar y al salir el viento nos hiela así que nos metemos en el agua, que era el sitio donde mejor se hacía la espera. Mi hermano se preocupó por que no le dejaban usar el neopreno, para él era muy importante al saber que con esa prenda podría flotar eternamente aunque se cansara... Mis zagales se posicionan, Stani se va delante y Juan y Xarly y yo nos quedamos junticos, “pá vigilarnos”. Dan la salida y aquello era una romería, casi doscientos tíos corriendo primero y andando después hacia la boya, cuando se comenzó a nadar ya había pasado más de cien metros. Llegué a la primera boya por primera vez en mi vida en grupo... Es que realmente nadamos cien o ciento cincuenta metros en ese largo. De allí en adelante la cosa cambió. El personal comenzó a adelantarme y yo intenté no tragar demasiada agua. Me desorienté y llegué a la segunda boya. Transcurrido un tiempo un triatleta choca conmigo y pienso: “¡Coño, no voy el último, por aquí hay un tío nadando conmigo!. Miro despacio y me cunde el desaliento, el nadador pestiño que ha chocado conmigo, como no podía ser de otra manera, era el manta del Capitán Bajoca que estaba dando su enésima vuelta en redondo... ¡Vaya una mierda, si al único que gano es al Capitán!. A lo lejos se ve un grupo que se pone de pie para salir del agua. Ese fue un gran error, todavía le quedaban trescientos metros para llegar a la orilla, pero aunque hacían pie, andando se tardaba más y se gastaban más fuerzas que nadando. Aprieto y estimo que con un poco de esfuerzo llegaré con ellos a la transición. Efectivamente, un par de segundos después que ellos salgo del agua y los cazo en boxes. Acierto a adivinar a mi zagal mayor que iba delante mío. Transición, no demasiado rápida y a la bici. Del grupo que iba delante de mí no queda más un rosario de ciclistas, no eran buenos corredores y no fueron capaces ni de formar grupeta. Mi tiro y sólo puedo ir adelantando gente y más gente. En la segunda vuelta paso a mi hijo mayor... Se pone a mi rueda con el que iba con él y otro más. Hacia abajo el viento va de culo y se vuela, a la vuelta a boxes el viento de cara jode un huevo y hace que se sufra cuando vas sin nadie que te ayude. Adelanto a una chica y se produce el incidente de la tarde. Paco, un buen compañero nuestro, ciego como murciélago me adelanta al mismo tiempo que yo lo hago con la chica y me pega con el hombro y por por no tirar a la chica me tiro hacia él. Estuvimos a un tris de meternos un mochazo de tres pares de cojones y encima de tirar a los veinte que venían chupando rueda de él pues ambos íbamos en cabeza del grupo. Cuando soy capaz de levantar la cabeza descubro que es Paco y le grito: ¡Hostias, Paco, podías haber pegado un grito o algo, yo si he señalado que iba a adelantar a la chica!. Mi zagal por detras me tranquiliza, sabe que me entra cangelo enseguida. Al ser doblado los dejo marchar al salir de la rotonda. Mi crío se queda también de mí y ya tengo a dos chupasangre, como todos los días, detrás mío sin dar ni un relevo. Subiendo dejo de pedalear y por la inercia pasa el primero. Subo un par de piñones para darme un respiro y enseguida me pongo delante a tirar de nuevo. Stani está haciendo una gran carrera su mejora en natación le hace ponerse en otros sitios pero no tiene suerte con los grupos que pilla, de nuevo él tiene que hacer casi todo el esfuerzo. Juan va cómodamente en un grupo y Xarly igual. Me llevan bastante tiempo, hoy no va a ser el día de ganarles, me jode, pues no estoy haciendo una mala carrera, pero el nadar así te deja totalmente fuera de sitio... O quiźas no, te pone perfectamente situado en el tuyo... Es cuestión de verlo de una manera u otra. Mi hermano va haciendo un “tour turístico por la playa”. Al final comentará que se le había salido la cadena dos veces y que el calapié estaba flojo, en fin, que le hechó la culpa a la bici... ¡Le íbamos a prestar una buena, para que me ganara también él!. ¡Y un jamón!. A mi zagal pequeño era al único que podría pasar en la carrera a pie. El último segmento lo hice como siempre, bien, pero es que ya no había nada que hacer, cinco kilómetros la gente aguanta aunque se amuriéndose...

Al finalizar la prueba comenzamos con el tercer tiempo. Felicitar lo primero a Juan y a Xarly que me ganaron ampliamente... ¡Vaya mierda de triatleta que estoy hecho!. ¡Por supuesto a Stani!. Los Tri-Oráculos prometieron pagar la cláusula de rescisión de nuestro contrato con nuestro actual equipo para que el año próximo corramos con ellos. Bebimos suficiente cerveza y cada uno contamos nuestras penurias y como siempre culpamos a los demás de nuestros “pequeños fracasos”... jajajajaja.

Como me gusta analizar todo pues he llegado a la conclusión de que hice una buena natación. La mayoría del personal perdió entre dos y tres minutos respecto a Aguilas y yo sólo perdí treinta segundos más si se tiene en cuenta que ya no se usó neopreno, luego he mejorado de nuevo. La bici la hice igual que el duatlón, ahí es donde pude estar un poco más flojo, pero hacía más viento que el día del duatlón y todo el mundo ha hecho peor tiempo, así que podríamos decir que fue una buen carrera en bici en comparación con el tiempo de más que hicieron los otros respecto a la otra carrera ya que era el mismo circuito. En cuanto a la carrera a pie hice el mismo tiempo que en duatlón. Si tenemos en cuenta que fue después de nadar y montar en bici y que en el duatlón era lo primero que se hace, puedo decir que debo estar contento.

Señalar, de nuevo, que un grupo amplio de triatletas se volvieron a saltar la segunda boya. Esto es un mal endémico... Por una parte me da igual, cada uno lleva en su conciencia lo que hace, pero por otro me jode que tanto intentar mejorar en la natación para que un día sí y otro también me hagan trampas triatletas que yo no puedo coger en la vida, por culpa de esos minutos que me sacan en el agua.

Ahora toca entrenar y comenzar a preparar el cuerpo para Zarautz. Por una parte tengo ganas de montar en bici y correr, por otra se que va a ser prácticamente imposible salir en una hora teniendo en cuenta los tiempos que estoy haciendo en los tri que estoy corriendo.

Lo bueno es que a este paso Xarly está enganchado de nuevo al triatlón, Juan seguro que repite y el Capitán dice que no, pero será que sí, seguro.
¡Hasta pronto, querido diario!.

jueves, 22 de mayo de 2008

CLASIFICADOS... JAJAJAJAJAJAJAJA

Intentamos sacar un poquico de tiempo para poder poner al día nuestro diario. Digo nuestro, porque cada día me sorprende un nuevo compañero con la noticia de que lee estas humildes líneas que no pretenden más que reflejar, unas veces más fielmente y otras de forma más divertida, los aconteceres diarios de un triatleta sin talento y sin glamour.

El pasado domingo tocó el clasificatorio de Aguilas. Lo de clasificatorio no sería más que una anécdota sino fuera porque la inadecuada normativa de éstos permitiera a un triatleta, que ni siquiera merece ese nominal, el clasificarse para un campeonato de España por mucho que éste no sea más que una reunión de amigos, por lo menos en cuanto a los “dolosamente” denominados Cto. de España de Triatlón de GGEE. Y digo que es una anécdota pues no fui allí más que con el objetivo de terminar y si podía ser mejorar ligeramente mi natación y con ello el tiempo total. Lo triste es que un montón de triatletas se dejan la vida entrenando para no conseguir plaza y yo, concretamente en mi grupo de edad en este clasificatorio, por el mero hecho de finalizar la prueba ya teníamos plaza.

Llegamos pronto, mi zagalico pequeño hacía de juez en la prueba y tenía que estar allí a las siete y media de la mañana. No me molesta madrugar, de hecho lo hago todos los días, sábados y domingos incluidos. Como íbamos con tiempo de sobra llegamos incluso antes de lo previsto. Conocido es por todos el principio fundamental que dice: "Si sales con el tiempo justo llegarás tarde, pero si sales con tiempo sobrado aún llegarás antes de lo necesario". El caso es que cogimos mi dorsal y charlamos con los amigos, conocidos y organizadores de la prueba. Con los últimos me une una estrecha relación pues desde los doce años con los que empezó mi crio el mayor a practicar triatlón nos hemos estado tratando domingo sí y otro también. Pedí mi “fijo” de salida, cosa que Salvador, mando supremo en plaza por ser el Jefe de Servicio de Deportes del ayuntamiento, me quitó de la cabeza y acontinuación solicité “voz en grito” la dimisión de Larry, un dicharachero y divertido entrenador de triatlón, natación y otras cosas que trabaja en el ayuntamiento y es el encargado de poner la boyas del primer segmento en su sitio y que no cumplió con su obligación pues trazó el triángulo de regatas con un ligero exceso de perímetro. Volví a quejarme (por supuesto en broma) a la organización pues cuando yo hago de spiker de la prueba me ponen una mierda de megafonía y de micrófono y cuando vienen los “señoritos de Madrid” les ponen un “tinglao” de sonido como dios manda.


Como fuimos sobrados de tiempo ya al cabo de un buen rato me dispuse a saludar a Stani que ya había llegado. Preparamos el material y lo metimos en la zona de transición. Saludamos a unos y a otros, uno es más conocido que “La Tanita”, charlamos de este blog con Bufo. Con otros de otros temas. Saludo a Lukas y comentamos que seguramente hoy me deje el detrás, el nadar y coger grupo en estos tris tan cortos es casi definitivo. Felipe Javier es otro objetivo pero éste nada aún mejor, así que será más difícil pillarlo. Todo preparado hacemos un poco más de porra y nos embutimos en el neopreno. Esta vez me pongo bastante vaselina para ahorrarme las quemaduras en el cuello de las otras veces. Nos acercamos al agua y nos vamos a calentar. Stani por un lado, yo por otro. Estos momentos de la natación me ponen nerviosísimo y evito estar junto a nadie para que no reciba una respuesta disparatada, ni una mirada asesina. Nado un poco, tampoco mucho, me agobio y salgo. El mar estaba perfecto, una sopica a los grados justos para poder ponernos el “traje de buzo”. La salida se dilata y todos nos comenzamos a poner nerviosos. Grito, “¡A formar!, ¡el 91 al frente! y me dispongo a organizar la salida sin necesidad de que lo hagan los jueces. Nosotros saldremos y después ya negociaremos los tiempos, al final siempre se despistan y ponen los que quieren... La insurrección no cuaja y aceptamos esperar a que sea el Juez General el que de la salida. Y llega. Entramos en la zona de salida y ésta sigue demorándose. Silencio sepulcral. Decido romper el hielo y vuelvo a gritar: “¡Joder, qué podeis hablar, qué sólo van a dar la salida, no a fusilarnos!”. Algunas risas los rostros se relajan unos instantes pero enseguida vuelven a la tensión y seriedad del momento. ¡Total si yo seré el último en salir del agua, no se a qué tanta tensión!. El spiker insiste en que estén los de la primera línea de salida a medio metro de la raya. Allí no se mueve ni díos. Lo grito, el skiper amenaza con tarjetas amarillas. ¡Qué risa!. Treinta segundos.. . ¡Bozinazo!. ¡Coño a correr!.


Correr no deja de ser un eufemismo de lo que en realidad es mi salida. Tanta espuma blanca que va a parar indefectiblemente a mi boca me abruma y agobia. A mi paso me voy metiendo en el agua y llega el momento donde ya se puede nadar. Me tiro, me doy un cabezazo con el pie del compañero de delante. Me pongo de pie, respiro hondo y pienso que hoy tampoco voy a ahogarme, me pongo a nadar. Me paro, saco la cabeza del agua y tomo aire. Comienza el ritual habitual de calmarme. La gente se va, vuelvo a nadar pero esta vez suave, poco a poco, adaptándome al medio... Cojo velocidad de crucero, más bien de petrolero cargado hasta los topes, y me dirijo a la boya. Poco a poco de petrolero paso a barca de remos y después a patinete. La boya se mueve... ¡Me cago en la leche, otra vez nado como las botellas a la deriva!, me oriento y tres o cuatro veces más tengo que rectificar el rumbo. Esto del rumbo queda muy novelesco, pues más que rumbo lo que llevaba era una empanada de zig-zag hacia la playa, justo el sentido contrario a donde estaba el objetivo, la gran boya amarilla. La alcanzo y me voy para la otra. En este punto ya pasó el agobio pero sigo nadando con precaución, el instinto de supervivencia es superior al instito de competición y aunque físicamente estoy sobradamente preparado, mi mente me obliga a ir más despació, “por si acaso me pasa algo no quedarme sin fuerzas y poder evitar el ahogarme”. La barca de la Cruz Roja me despierta de mi sueño y me advierte que en esa dirección me iré de nuevo hacia la primera boya. ¡Llevo dos minutos al menos nadando en la dirección contraria. Vuelvo a enderezar mi camino. Paso la segunda boya y el “miedo a perecer en el mar me obliga a irme hacia la playa, luego cuando esté más cerca me dirigiré al arco del final del segmento. Ya estoy cerca de la orilla, vuelvo a enderezar el rumbo y me voy hacia el arco. Diecisiete minutos en el reloj y piso la blanda y húmeda arena de la playa. ¡Estoy salvado!. ¡Ahora comienza la carrera. Mi Santa que esta temporada está que se sale de amable conmigo acompañándome a todas las carreras, igual que mis hijos, me gritan desde la orilla, qué corra, qué no mire más el crono... ¡Pero es que yo tengo que comprobar que he mejorado!. ¡Sí lo he hecho! De veintitrés que fue la última vez a 17 y con un montón de pérdidas de tiempo. Al finalizar mi Santa me comentó que un buen grupo de triatletas se saltaron la primera boya... ¡Luego dicen que son un grupo especial los triatletas!. ¡Una mierda, son futbolistas como todos!. Tras de mí un sólo competidor insiste en seguir nadando. Me monto en la bici y comienzo los diecinueve kilómetros excasos que tiene el circuito. Dos vueltas.

Esto ha cambiado. Paso a un grupo y luego a otro de un par o tres de unidades. Recupero espacio, pues el tiempo ya es imposible. Con el tercer grupico llego dándoles rueda hasta la rotonda para comenzar la segunda vuelta. En ella me atacan y se van. ¡Serán capullos!. Como soy tan inútil sobre la bici me cuesta dar las curvas cerradas y además me cago de miedo por una posible caída. Me grita un expectador: ¡Qué no se vayan!, de lo despacio que iba me da tiempo a contestarle: ¡No te preocupes, me van chupando rueda todo el rato, seguro que me esperan!. Los alcanzo y en la ligera pendiente decido que no me buitrearán ni un metro más, aprieto los dientes y los dejo definitivamente. ¡Busquemos al siguiente grupo!. Con estos ya contacto casi llegando a Aguilas. Por delante Stani iba en el tercer grupo grande, no era un grupo demasiado trabajador y ello imposibilitó que cogieran al verdaderamente interesante que era el que les precedía. Intuyo que había realizado una gran natación, igual que la mía, cada uno en sus aspiraciones. De Felipe Javier me olvido, lo he visto en el cuarto grupo, cómodamente instalado y va a ser difícil recuperarle tanto. Lukas lo veo lejos y me comienzo a conformar con que él también me gane... Entramos cuatro juntos a la transición, intento hacerla algo más rápido. Fue imposible. Tenía que ponerme vaselina en los pies que tenía destrozados por las quemaduras de las zapatillas y el agua del domingo pasado en Los Alcázares. Comienzo mi carrera. Llevo un buen ritmo y voy adelantando a algunos. Es una pena, varios de ellos iban con una vuelta sobre mí y no servía para nada. Lukas está muy, pero que muy lejos... Sigo apretando y decido que definitivamente no pillaría de Felipe pero que lo intentaría con Lukas. El aguileño ha dado el giro y se encamina a los últimos 1250 mts. para meta. A mí me falta un buen trecho para llegar a los conos que señalizan la vuelta. Al cruzarnos nos despedimos. Me dice que lo pillaré, yo le animo diciéndole que no... Vuelvo hacia meta e incremento el ritmo, mi compañero de cola de pelotón va tocadete y parece que va a poder ser presa, no fácil, pero presa mía. Faltando cien escasos metros, casi en la rotonda final lo sobrepaso. Se ríe y comenta: “¿Ya estás aquí?. Mi santa le dice a Lukas: ¡Aprieta Lukas, qué no te pase!, se rinde... Terminamos y nos saludamos, primero con él, inmediatamente aparece por allí Felipe Javier, es la hermandad y la caballerosidad de los “últimos del pelotón”, nos saludamos. Es otra competción, es otra carrera, es otro triatlón, pero no deja de ser “TRIATLON” con mayúsculas.


La prueba la ganó Miguel, en GGEE, que es un simpático y grandullón triatleta de Aguilas. Los voluntarios de meta para celebrar que uno de los suyos era el vencedor quisieron poner la banda de ganador bajo el arco para que la arrastrara al cruzarlo. El “Gurú tonto del Triatlón” no los dejó. Adujo no se que tontería sobre que la gente se cree “no se que” y que luego pide becas... Ese tío es gilipollas. La gente puede pedir lo que quiera, luego los encargados de concederlas lo harán o no, de todas formas mientras que gentuza de ese tipo estén donde están ya se encargarán informar negativamente del triatleta y de sus logros deportivos, por supuesto por teléfono, no tienen los cojones de hacerlo por escrito... ¡Los tontos y los mezquinos son una de las pocas especies que no están en peligro de extinción en la tierra!. De todas formas, ¿si no tenía razón quien pidió la beca, porqué esos mezquinos, tontos han cambiado la normativa y ya no dejan participan a los Júnior, excepto en élite?. ¡Qué lástima que nuestro deporte esté en esas manos!.

Terminada la prueba nos tomamos, los dos nuevos dueños de dos plazas para el Cto. de España de GGEE de triatlón, una cerveza gigante. Stani, mi Santa y yo lo celebramos, con moderación que luego hay que conducir, pero lo celebramos.


Al final salieron las clasificaciones y el tiempo final estaba correcto, la natación también, pero se equivocaron en la bici y la carrera a pie. La media que me dió mi cuenta fue de 31 por hora luego haría sobre unos 37 minutos y mi carrera a pie estuvo en diecinueve minutos largos. Así que puedo estar muy contento aunque los documentos oficiales digan otra cosa


Este sábado toca San Pedro. De nuevo me tocará sufrir pues la natación me deja muy, pero que muy atrás. Intentaré ser agresivo e intentar terminar en unos 15 minutos. Esto no hará que entre en ningún grupo, pero si me dejará más cerca de todos los que me preceden. Este sábado compiten, mis dos zagales y el Capitán Bajoca que se estrena en este deporte. ¡Veremos cuantos de ellos me ganan!. También tengo que poner además de mis rivales habituales Felipe Javier y Lukas dos nuevos que intentarán dejarme como “puta por rastrojos” el ya casi habitual Xarli y Juan, nuestro compañero de entrenos. Supongo que todos, o la mayoría, me harán morder el polvo pero como ya sabes, querido diario, mi dignidad fue algo que perdí hace ya mucho, pero que mucho tiempo.


Nos vamos a Zarautz, definitivamente iré. Lástima que mi Santa no pueda acompañarme, vendrá mi zagal mayor y a lo mejor el Capitán Bajoca también se anima y montamos un buen viaje vacacional... ¡Ya veremos!.


¡Hasta pronto!, querido diario...

miércoles, 14 de mayo de 2008

Fotos y Vídeo de Los Alcázares. Triatlón distancia Olímpico



Siguiendo nuestra línea de complicarnos la vida con las cosas, aquí ponemos un vídeo de mi paseo por el "paseo" de Los Alcázares. Quien va junto a mí y luego me adelanta ligeramente es nuestro compañero
Felipe. El iba ya para meta y lo dejé ir un poquico no es cosa de que nos aplaudan a los dos llegando a meta y yo gire y me lleve el entusiasmo del público que no merezco.

En otro orden de cosas comentar lo injustas que pueden ser las cosas. Mientras que un tío, me acuerdo de mi hijo las pijás a entrenar que se pegaba, le cuesta la vida clasificarse para el campeonato de españa de GGEE, mi menda, por el mero hecho de ser un viejecico e inscribirme en el clasificatorio de Aguilas, con sólo llegar a meta tengo la plaza asegurada... Total que al final, muy a pesar mío y sin ningún esfuerzo por mi parte, me van a hacer un MEGACRACK del triatlón. Lider de la Liga Regional y clasificado, si es que llego a meta, para el Campeonato de España de Grupos de Edad en el grupo 45-49.
Os pongo foticos de la prueba, cuando hay chicas esas son nuestras animadoras y en otros casos "santas respectivas", sobrinas y demás... El gordito, calvo y arrugaíco cual pasa, soy yo.
¡En la foto de la bici se nota el agua que caía!

martes, 13 de mayo de 2008

Fuente Alamo y Los Alcázares. Y primero en la Clasificación Provisonal de la Liga de Triatlón

Ya era hora de que retomara mis conversaciones contigo. Para mí el escribir depende mucho del grado de expectación que tenga de las cosas que hago. No es muy grande, luego no tengo mucho que contar.

Los entrenamientos siguen como siempre. Alguna vez fallo pero enseguida lo recupero con una doble sesión que no estaba programada. La natación está mejorando pero como venimos de un nivel tan paupérrimo que cualquier mejora, aunque sea de varios minutos, no representa nada frente al desierto que queda entre mi salida del agua y la de los que me preceden. Por otra parte la bici en la soledad, es decir cuando voy a solanas o con mis compañeros, stani, etc... voy como un tiro, luego en los triatlones, sin ser malas del todo mi carrera en bici, no es ni el ochenta por ciento de lo que podría dar. En cuanto a la carrera a pie, es donde mejor me estoy encontrando. Corro todo lo necesario para poder pillar a aquellos que están delante de mí. Cuando llego al punto de que no veo a nadie delante, ¿para qué voy a correr más?, si el siguiente está ya en meta...

La primera experiencia esta temporada con el triatlón fue Fuente Alamo. Es sensacional el nivel y el ambiente que los organizadores han conseguido con la prueba. Ir allí y creerte que eres alguien es una sola cosa. Te tratan con mimo y se preocupan para que todo esté perfecto.

La primera sorpresa me la encuentro cuando al coger el dorsal la secretaria de la prueba, que la conozco de mi etapa en la federación, me entrega el número 108 con el consiguiente descojone general de los allí presentes. Resulta que me sacaron con los élite. Raña, Isaac López, Llobet, Mola... y el resto de máquinas del triatlón junto a mí, mejor expresado, yo junto a ellos. Fui la envidia del resto de los “gualtrapas”, que como yo, andamos por el furgón de cola de todas las pruebas en las que participo. Allí nos encontramos una serie de “hombres de piedra” que amparados por nuestro buen puesto en el ranking, conseguido más por insistencia en la presencia en las carreras, que por aptitudes en las mismas, dispuestos a recibir palos en la salida de la prueba. La mar estaba larga y movida. El encargado de regenerar los fondos marinos se olvidó que ese sábado teníamos que ir a nadar y el agua estaba con unas olas de esas que no se ven desde fuera porque no rompen pero que una vez dentro te das cuenta que son grandes pues ellas mismas te tapan el horizonte y no vuelves a ver tierra o la boya hasta que no estás en lo alto de una. A los cien metros y pasados los primeros momentos de angustia, en los que siempre creo que serán los últimos de mi vida, pense en regresar a tierra. La rápida visión de la escena retirándome y escuchando las risas de mis “amigos y enemigos” me hicieron girar de nuevo dirección a Argelia e ir a buscar la primera boya. El ritmo de natación era dos brazadas al aire, caída de golpe al fondo de la ola, panzazo y dolor de barriga con el consiguiente moratón, tres brazadas sumergidas, esperar que la ola te levantara, buscar la boya, comienzo del ciclo. Cuando conseguí tranquilizarme y congerle el ritmo al infernal segmento de natación llegué a la segunda boya y comencé a dirigirme a tierra. Faltando unos cien metros para llegar a la orilla un pedazo de animal me atropella como si un petrolero abordara a un cayuco. Los de la segunda salida comenzaban a adelantarme. Sacando el manual comprobé que lo siguiente que tenía que hacer era esforzarme para que sólo me pasaran los mejores de la natación y poder conseguir un grupo en bici adecuado a mi nivel que me llevaran en volandas hasta Fuente Alamo. La natación, por lo general, fue para la media de los corredores entre dos y cuatro minutos más lenta que la del año pasado, en algunos casos mayor y yo salí dos minutos más rápido que la temporada pasada, luego podemos calificar este sector como bastante positivo.

Tras una transición en mi línea, es decir fatal, me encaminé hacia Fuente Alamo. El primer tramo de unos cinco kilómetros subiendo lo hago a plato y allí me uno a varios grupos que voy dejando. El viento castigaba sobremanera a los ciclistas. Todo lo que cogía eran destrozos de los grupos delanteros, es decir triatletas que no podrían ayudarte en el llano pues iba bastante mal. Me pasan los segundos grupos de la segunda salida. En esos grupos aguanto lo que puedo, hasta que encuentro el mío. Llegamos a la cumbre y pasa lo de siempre, mientras que ellos bajan a ciento por hora yo voy con los frenos cogidos y se me escapan. Espero al llano, allí tiro a muerte y me uno a dos que iban paradicos y por detrás llegan dos del CTOA, con otro más y nos podemos a dar relevos, al cuarto o quinto a cuarenta y siete por hora desisto de reventarme sabiendo que luego hay que correr. Me pillan por detrás y la última recta me la dejan a mí los “cagalitrosos” que venían a chupar rueda de un viejecico como yo. Por regla general en la bici el personal había perdido entre siete y diez minutos con respecto al tiempo empleado el año anterior, yo sólo perdí cuatro.

La carrera a pie fue la leche. El año pasado iba a cola de carrera y poco más que faltó que me quitaran las vallas de lo tarde que iba. Este año tenía a un montón de gente por detrás, que aunque había salido diez minutos después saldrían delante en las clasificaciones, pero hacía que me sintiera uno más de la prueba y no la “vil canalla”. Bajé un minuto o dos la carrera a pie respecto al año pasado, el personal por regla general hizo tiempos parecidos.

El triatlón de Fuente Alamo fue muy divertido, tanto en organización, ambiente, también fue positivo, dentro de la medianía que puedo dar de sí, deportivamente. El asunto es que estaba cuatro kilos más gordo que el año pasado y aunque hice peor tiempo que el año pasado, todo lo hice mejor estadísticamente que el anterior. Como medida correctora me he propuesto bajar algún kilico más, sin grandes sacrificios, sólo llevando un poquico de cuidado. En una semana ya he perdido un kilo, espero que pronto baje alguno más.

Esta semana nos hemos ido a Los Alcázares. El Mar Menor es una laguna salada en donde no existe el oleaje. Allí se nadaban 1.500 mts. pero con la ventaja de ser aguas muertas, muy saladas, es decir mayor flotabilidad y el neopreno.

Lo que podía haber sido un triatlón idílico. Lo cierto es que para ser el primero que organizaban estuvo muy bien. Es a un sitio que recomiendo volver. Decía que todo estaba a favor de un triatlón rápido menos el clima. Un frío del carajo y una lluvia que nos castigó durante los dos primeros segmentos, por supuesto que mientras nadábamos ni la notamos. Dos vueltas a un triángulo que hice en 32 minutos, estando un buen rato dentro del grupo trasero de los nadadores, pero al menos no estuve todo el tiempo el último. Al final incluso adelante a unos pocos. Nadar en grupo es agobiante, pronto desistí de tener que recibir patadas como premio a mi mejora y decidí dejarlos marchar. Tampoco iba sobrado como para tomar otras decisiones “tácticas” pero me abrí haciendo más metros pero nadando más cómodo.

Salimos a coger la bici y lo de siempre pero esta vez con una lluvia pertinaz y por momentos abundante. En Murcia no llueve y por lo tanto las calles no están preparadas para evacuar el agua con rapidez. Charcos de “a palmo” y las líneas de los pasos de cebra y señalización horizontal en el suelo me aconsejaron que, dada mi natural gracia para ciclar, tomara todas las precauciones del mundo. Enseguida me di cuenta de que sería un día duro, digno de los “hombres de hierro”. Por delante iba Stani en una grupeta de tres a una velocidad endiablada. Acepté pronto que me doblaría en la tercera vuelta. El segundo palo fue cuando me crucé con Xarli. Este amigo se había atrevido a desafiarme y yo que no me corto propuse el reto. Estaba lejos, muy lejos. Me doblaron un par de grupos y me propuse que no se fueran demasiado rápido, los dejé marcharse poco a poco y por supuesto sin quebrantar el reglamento y no me puse a rueda pues era doblado. Pasó Stani y lo único que pude hacer era gritar, “¡El 100 maricón!, que era su dorsal. En la primera vuelta un grupo me adelanta y en el primer giro de 180 grados se pegaron una ostia del carajo. Sólo me faltaba bajarme de la bici y ponerla en el sentido contrario para regresar a la salida de lo parado que daba las curvas. Dos vueltas anduve con un chico en las que uno tiraba a la ida y otro a la vuelta. Nos pasó un grupo y el se fue a rueda de ellos, me jodió, pero es que cada vez que llegábamos a las curvas de 180 grados me cortaba del miedo que me daba darlas. Después le afeé su conducta, eso es hacer trampa, ponerse a rueda de un grupo que te dobla. Al final de la prueba Lukas un veterano dos que compartimos la cola de todos los triatlones me decía con su genuino acento extranjero. “¡Paco, con lo que corres a pie darías las curvas más rápido bajándote de la bici y haciéndolas corriendo!”. ¡Será jodío el tío!. La última vuelta iba mosqueado. Xarli seguía muy lejos y temí por la derrota, el tío iba en un grupo a rueda como un marqués y yo iba haciendo el capullo tirándo de Lukas y cuatro más que sólo hacían darme ánimos pero ni un relevo. Enfadado les comenté a mis “compañeros” de grupo que de allí era yo el que más corría y que mi objetivo ya no lo conseguía, o daban relevos o nos parábamos todos. Pasaron diez metros y después se metieron de nuevo en el cobertor.

Todo mi grupo salió, como es norma, delante mía de la transición. Le grité a Lukas que no corriera, que daba lo mismo, que lo iba a pasar pronto. El sol salió unos instantes y nos acarició un poquico después de tantos arañazos que nos había dado el clima ese día. Corrí muy bien y con facilidad adelanté a bastante gente, entre ellos a Xarli, al que creí haber perdido en la carrera en bici. Cuando ya no quedaba a nadie más por adelantar seguí a mi ritmo. Los pies los tenía todos ensangrentados de las zapas mojadas por la lluvia y la arena. Fue un día duro pero bastante divertido. A partír de ahora no podremos decir que no salimos con la bici porque llueve, ¡la qué nos cayó!. Tampoco nos valdrá decirle a la parienta:”¡Hoy no vamos a la playa, qué hace mal tiempo!. No podía menos que reirme para mis adentros cuando unos cien gilipoyas estábamos esperando que nos dieran la salida y darnos un baño con lo que estaba lloviendo y el frío que hacía.

Por lo demás poco más hay que contar. A mi santa la han vuelto a operar, esta vez de una cosa menor, pero lleva la chiquilla una racha bastante mala. A Stani estoy en fase de arreglarle el ordenata que desde que se mete en páginas golfas se le ha llenado de virus y no puede poner “afotos” en el blog y el próximo fin de semana toca Aguilas. Allí voy sin objetivos. No creo que consiga la “clasificación” para el Cto. de España, pero tampoco la busco.

Cuando arregle el ordenata de Stani pondremos fotos todos, pues Mariló las hizo pero no se pueden descargar.

¡Hasta pronto, querido diario!

P.D.: ¡Esto ya es la bomba!. Voy primero en mi categoría en la Liga Regional de Triatlón. ¡No voy a ganar, pero si ganara, no dejaría de ser un disparate total!. ¡Qué risa!.