lunes, 26 de mayo de 2008

¿Nadar...?.... ¡No, gracias!

La semana ha transcurrido rápida. El clima inestable. No hace mal tiempo pero tampoco bueno. El trabajo me está agobiando porque estoy “impartiendo doctrina”, así es como le llamo cuando tengo que dar cursos... El triatlón de San Pedro, que corrí el sábado, más la decisión de ir a Zarautz ocupan mi tiempo y mi cabeza haciendo que transcurra aún más deprisa...
Hemos cumplido casi todo el entrenamiento propuesto, aunque de aquella manera. Se han cambiado los horarios, las tardes estas dos semanas se quedan completas con las cuatro horas de clase...
Este triatlón se diferenciaba de los demás en que el Capitán Bajoca se había empeñado en debutar como triatleta... A la prueba también se habían apuntado mis dos hijos, así que esta vez éramos tres Garbanzitos y un Capitán Bajoca. Xarly, Juan y Stani completaban la grupeta de siete “tocaos” que íbamos a darnos palos en buena lid triatlética.
Lo primero era buscarle un neopreno al Capitán Bajoca. Se sabía de antemano que no se iba a permitir tal prenda. El Mar Menor ya está a 26 grados de temperatura, pero con lo “pijicas” que es el Capitán lo único que faltaba era que por cualquier cosa de la vida se hubiera podido utilizar y él no lo hubiera tenido... Las quejas se hubieran oído en Argelia... Luisica nos prestó su “Quintana” para que lo utilizase, en su caso, mi hermanico. Luisa es una menuda, guapa y delgadita triatleta y el Capitán es un tocho de tío tres veces Luisa, pero había que embutirlo dentro del neopreno como fuera. El Bajoca, como es un marqués, sólo aportó a su dote las gafas de nadar, bici, casco, mono y si te descuidas hasta calzoncillos se los tuvimos que buscar nosotros. La bici elegida fue la Massi de carbono y aluminio de mi sobrino que estuve utilizando yo durante un tiempo. El viernes apareció por casa, es que el chiquillo se toma poca prisa para sus cosas y le pusimos el sillín a la altura necesaria, le prestamos las zapatillas y le estuvimos enseñando a meter las zapas en los automáticos. En cinco minutos, es que él es muy listo, le dió el visto bueno a todo el material. Le hicimos la recomendanción de que el sábado por la mañana se diera una vueltecica por los alrededores de su casa y que sacara las zapas de las calas varias veces, no fuera a ser que no se diera cuenta y se pegará un buen golpe en la carrera...

De allí nos fuimos a San Pedro, a la playa. El Bajoca no había nadado nunca en el mar a no ser que entandamos por nadar el bañarse, porque entonces si lo había hecho. Llegamos y estaban montando los boxes para el día siguiente. Los empleados del ayuntamiento, muy cortésmente, nos indicaron las boyas de referencia y nos pidieron que después le comentáramos como estaba el triángulo. Al vernos ponernos el neopreno nos indicaron que íbamos a coger “ferecía” si nos lo poníamos ya que el agua estaba muy caliente. Le tuvimos que explicar que, aunque fuera improbable que lo utilizármos al día siguiente, el Capitán no tenía ni idea de como se nadaba con el artilugio y que debía probarse y saber si sería capaz de llegar, al menos, a la primera boya. Como pude le subí la cremayera al neopreno pues faltaba tela por todos lados y rezando para que no estallara nos lanzamos al agua. Efectivamente, el agua estaba caliente y pensamos que nos saldrían sarpullidos... La boya parecía que estaba más cerca desde la orilla, lo bueno era que más de cien metros se podían hacer perfectamente andando. Acordamos dejar de andar y comenzar a nadar, pues para eso habíamos ido. Enseguida nos dimos cuenta que la corriente nos llevaba hacia la izquierda y un par de veces corregimos el rumbo. Llegamos a la boya y fuimos a buscar la segunda, que era un pequeño corcho flotando entre unos barcos que no fuimos capaces de encontrar. Regresamos al punto de partida. Miramos el reloj y ¡zas!, ninguno de los dos lo había puesto en marcha. El Capitán apostaba por irnos a tomarnos unas cervezas, el agua está allí muy, pero que muy salada. Le obligué a darle otra vuelta al circuito. ¡Con lo que me había costado ponerle el neopreno y nos íbamos a ir ya!, ¡una mierda!. De nuevo a la boya, de nuevo al barco y regreso, esta vez catorce minutos marcó el reloj. Salimos y le dijimos al chico de la organización que todo estaba perfecto... ¡Hasta parecíamos triatletas buenos, para dar consejos!. Pronto el muchacho se dió cuenta de que no éramos más que un par de frikys y dejó de interesarse por nuestra opinión. Cual hipis, nos medio quitamos la arena del cuerpo metiéndonos debajo de la ducha para pies que hay de servicio en la playa. Es la ventaja de ser bajicos entramos en casi cualquier hueco... De allí para casa, no sin antes recordarle que montara en bici y que me llamara para confirmar que seguía vivo...

El sábado comenzó y todo el buen tiempo del viernes cambió. Un airazo de tres pares nos esperaba en San Pedro. En el Mar Menor no puede haber oleaje pero se levanta una marejadilla con puntas de ola muy rizadas que hace el nadar contra ellas muy molesto. La salida se retrasa, como siempre y por allí andamos el Capitán, mis dos hijos, Juan, Xarly y yo haciéndonos fotos y gastando bromas con los Tri-Oráculos y demás personal. Entramos a calentar y al salir el viento nos hiela así que nos metemos en el agua, que era el sitio donde mejor se hacía la espera. Mi hermano se preocupó por que no le dejaban usar el neopreno, para él era muy importante al saber que con esa prenda podría flotar eternamente aunque se cansara... Mis zagales se posicionan, Stani se va delante y Juan y Xarly y yo nos quedamos junticos, “pá vigilarnos”. Dan la salida y aquello era una romería, casi doscientos tíos corriendo primero y andando después hacia la boya, cuando se comenzó a nadar ya había pasado más de cien metros. Llegué a la primera boya por primera vez en mi vida en grupo... Es que realmente nadamos cien o ciento cincuenta metros en ese largo. De allí en adelante la cosa cambió. El personal comenzó a adelantarme y yo intenté no tragar demasiada agua. Me desorienté y llegué a la segunda boya. Transcurrido un tiempo un triatleta choca conmigo y pienso: “¡Coño, no voy el último, por aquí hay un tío nadando conmigo!. Miro despacio y me cunde el desaliento, el nadador pestiño que ha chocado conmigo, como no podía ser de otra manera, era el manta del Capitán Bajoca que estaba dando su enésima vuelta en redondo... ¡Vaya una mierda, si al único que gano es al Capitán!. A lo lejos se ve un grupo que se pone de pie para salir del agua. Ese fue un gran error, todavía le quedaban trescientos metros para llegar a la orilla, pero aunque hacían pie, andando se tardaba más y se gastaban más fuerzas que nadando. Aprieto y estimo que con un poco de esfuerzo llegaré con ellos a la transición. Efectivamente, un par de segundos después que ellos salgo del agua y los cazo en boxes. Acierto a adivinar a mi zagal mayor que iba delante mío. Transición, no demasiado rápida y a la bici. Del grupo que iba delante de mí no queda más un rosario de ciclistas, no eran buenos corredores y no fueron capaces ni de formar grupeta. Mi tiro y sólo puedo ir adelantando gente y más gente. En la segunda vuelta paso a mi hijo mayor... Se pone a mi rueda con el que iba con él y otro más. Hacia abajo el viento va de culo y se vuela, a la vuelta a boxes el viento de cara jode un huevo y hace que se sufra cuando vas sin nadie que te ayude. Adelanto a una chica y se produce el incidente de la tarde. Paco, un buen compañero nuestro, ciego como murciélago me adelanta al mismo tiempo que yo lo hago con la chica y me pega con el hombro y por por no tirar a la chica me tiro hacia él. Estuvimos a un tris de meternos un mochazo de tres pares de cojones y encima de tirar a los veinte que venían chupando rueda de él pues ambos íbamos en cabeza del grupo. Cuando soy capaz de levantar la cabeza descubro que es Paco y le grito: ¡Hostias, Paco, podías haber pegado un grito o algo, yo si he señalado que iba a adelantar a la chica!. Mi zagal por detras me tranquiliza, sabe que me entra cangelo enseguida. Al ser doblado los dejo marchar al salir de la rotonda. Mi crío se queda también de mí y ya tengo a dos chupasangre, como todos los días, detrás mío sin dar ni un relevo. Subiendo dejo de pedalear y por la inercia pasa el primero. Subo un par de piñones para darme un respiro y enseguida me pongo delante a tirar de nuevo. Stani está haciendo una gran carrera su mejora en natación le hace ponerse en otros sitios pero no tiene suerte con los grupos que pilla, de nuevo él tiene que hacer casi todo el esfuerzo. Juan va cómodamente en un grupo y Xarly igual. Me llevan bastante tiempo, hoy no va a ser el día de ganarles, me jode, pues no estoy haciendo una mala carrera, pero el nadar así te deja totalmente fuera de sitio... O quiźas no, te pone perfectamente situado en el tuyo... Es cuestión de verlo de una manera u otra. Mi hermano va haciendo un “tour turístico por la playa”. Al final comentará que se le había salido la cadena dos veces y que el calapié estaba flojo, en fin, que le hechó la culpa a la bici... ¡Le íbamos a prestar una buena, para que me ganara también él!. ¡Y un jamón!. A mi zagal pequeño era al único que podría pasar en la carrera a pie. El último segmento lo hice como siempre, bien, pero es que ya no había nada que hacer, cinco kilómetros la gente aguanta aunque se amuriéndose...

Al finalizar la prueba comenzamos con el tercer tiempo. Felicitar lo primero a Juan y a Xarly que me ganaron ampliamente... ¡Vaya mierda de triatleta que estoy hecho!. ¡Por supuesto a Stani!. Los Tri-Oráculos prometieron pagar la cláusula de rescisión de nuestro contrato con nuestro actual equipo para que el año próximo corramos con ellos. Bebimos suficiente cerveza y cada uno contamos nuestras penurias y como siempre culpamos a los demás de nuestros “pequeños fracasos”... jajajajaja.

Como me gusta analizar todo pues he llegado a la conclusión de que hice una buena natación. La mayoría del personal perdió entre dos y tres minutos respecto a Aguilas y yo sólo perdí treinta segundos más si se tiene en cuenta que ya no se usó neopreno, luego he mejorado de nuevo. La bici la hice igual que el duatlón, ahí es donde pude estar un poco más flojo, pero hacía más viento que el día del duatlón y todo el mundo ha hecho peor tiempo, así que podríamos decir que fue una buen carrera en bici en comparación con el tiempo de más que hicieron los otros respecto a la otra carrera ya que era el mismo circuito. En cuanto a la carrera a pie hice el mismo tiempo que en duatlón. Si tenemos en cuenta que fue después de nadar y montar en bici y que en el duatlón era lo primero que se hace, puedo decir que debo estar contento.

Señalar, de nuevo, que un grupo amplio de triatletas se volvieron a saltar la segunda boya. Esto es un mal endémico... Por una parte me da igual, cada uno lleva en su conciencia lo que hace, pero por otro me jode que tanto intentar mejorar en la natación para que un día sí y otro también me hagan trampas triatletas que yo no puedo coger en la vida, por culpa de esos minutos que me sacan en el agua.

Ahora toca entrenar y comenzar a preparar el cuerpo para Zarautz. Por una parte tengo ganas de montar en bici y correr, por otra se que va a ser prácticamente imposible salir en una hora teniendo en cuenta los tiempos que estoy haciendo en los tri que estoy corriendo.

Lo bueno es que a este paso Xarly está enganchado de nuevo al triatlón, Juan seguro que repite y el Capitán dice que no, pero será que sí, seguro.
¡Hasta pronto, querido diario!.

6 comentarios:

Andreseitor dijo...

Eso de que en el Mar Menor no puede haber olas!!!..pues el año pasado recuerda que eran de a metro como mínimo.
Lo de las "trampas" tipo saltarse boyas, hacer draftin cuando no se puede y la "tramapo moral" de no tirar con la bici... hace que muchos desertemos...
Se acabó el "romanticismo" del triatlón con su masificación?...

Anónimo dijo...

Hola, soy Mónica, la del entreno secreto!! jeje Muchas gracias por los ánimos en Aguilas. Me hizo mucha ilusion veros a todos... Nos vemos en Zarautz!!

capitanbajoca dijo...

Tengo testigos, se me salio la cadena 2 veces y tuve que parar pa'meterme el calapie, es verdad que soy un manta, pero la próxima ocasión será diferente, ya tengo doctor y las pastillas me las traigo de Sevilla esta misma semana.

¡¡¡Temblar malditos..., temblar !!!

Anónimo dijo...

Impresionante documento. Garban, estás en tu salsa de nuevo, los relatos de la vida misma, contados casi en tiempo real.

Y sin medicación. Toma ya. Un abrazo. SPJ

stani dijo...

Prepárate que el sábado te voy a sacar las bolas de los ojos de órbita, jajaj, y nada de mariconada...

XARLI dijo...

Uf, que cansao es esto de disfrutar de los momentos gloriosos del triatlón, ¡que no se le gana todos los días a un ironman!...
El sábado si hay salida me apunto, que eso de sacar las bolas de los ojos suena a hoby de cuervo, pero tiene buena pinta, y lo mismo hay alguna cuestecica-revanchera, ja,ja.
Por cierto, aprovecho tu blog para felicitar públicamente al capitán, que se portó como un valiente en San Pedro.