Planificar es una
de las tareas más importantes de un entrenador, de cualquier persona
que desee conseguir un objetivo, obtener un éxito.
Gene Sharp, autor
del libro “De la Dictadura a la Democracia”, en cuyos fundamentos
y principios se han inspirado las últimas revoluciones no violentas
del planeta desde Serbia a “La primavera Arabe”, nos comenta al
respecto del fracaso de las protestas de la Plaza de Tian'anmen en
1989 que: “No se planificó, se realizó una
improvisación constante...(sic)... La idea de que la improvisación
te dará un gran éxito es absurda. Si no sabes lo que estás
haciendo (estrategia para conseguirlo), lo más probable es que te
metas en graves problemas”.
Es
básico para conseguir un objetivo, por nimio que sea, planificar su
obtención y la estrategia para llegar a él.
La
planificación comienza en el mismo instante en que se te ofrece la
dirección de un equipo o grupo. ¿Qué desea el club de tí?. ¿Qué
objetivos desea alcanzar?. ¿Qué medios pone a tu disposición?.
¿Qué grado de implicación tienen los directivos?. Por otra parte
también hay que analizar que es lo que nosotros deseamos como
entrenadores para nuestra carrera deportiva. ¿Títulos?, ¿Dinero?.
¿Prestigio?. Debemos ser consecuentes y saber que deseamos y si esa
relación deportiva nos puede ayudar a conseguirlo. Conociendo
nuestros deseos y los del club, debemos analizar si ambos discurren
en la misma dirección y nos ayudan a llegar a nuestra meta o si nos
distancian de ella. Por ejemplo Maradona y Vicente del Bosque. Ambos
son entrenadores de éxito. El primero entrenó a una de las mejores
selecciones del mundo, la de Argentina. El segundo a la de España.
Ambos tienen un éxito parecido. Pero..., ¿tienen los dos el mismo
prestigio?. Evidentemente la planificación y la estrategia seguida
en la carrera de Del Bosque, ha sido mucho mejor planteada que la de
Maradona, pues mientras el primero es un profesional respetado,
Maradona acude a exhibiciones de tenis a montar un show...
Una
vez llegado al compromiso entre ambas partes hay que evaluar el punto
de partida. No es lo mismo comenzar a entrenar a un equipo campeón
con el objetivo de volver a alcanzar la Liga, que entrenar al eterno
segundón. Nos encontraremos varios handicap. El primero es que si el
equipo ha quedado segundo es porque con criterios objetivos el grupo
es inferior al otro. Segundo, entre varios factores más, que la
actitud del grupo con respecto al logro de objetivos de
gran dificultad sera menos positiva que la del otro grupo, por el
efecto de derrota, cuando no se alcanza la meta señalada. Para ello
tenemos que evaluar, sincera, fría y cruelmente la realidad de
nuestro punto de partida. Nuestra planificación estará dirigida por
la evaluación de nuestro estado inicial. Segundo: Tenemos que
señalar un objetivo principal que sea “alcanzable”. Es
ilógico que pretendamos alcanzar el campeonato de liga en la primera
temporada del ciclo, si el año pasado estuvimos jugando por no
descender. A continuación debemos señalar objetivos secundarios.
Estos objetivos tienen que ser coincidentes con el principal. Por
ejemplo: No puede ser un objetivo secundario ganar al equipo del
pueblo de enfrente, si el partido se disputa en vísperas de un
objetivo principal como podría ser una final de copa. La
planificación física, táctica y estratégica debe estar dirigida a
la preparación de la consecución del objetivo principal, para ello
debemos obviar que hay un derbi en las vísperas y centrar la
planificación y estrategia en la final de copa, aunque nuestro
equipo no se presente al ciento por ciento a un partido
emocionalmente importante.
Teniendo
marcados los objetivos principales y secundarios, recuerdo, es
imprescindible que sean realistas y que puedan ser alcanzados,
comenzaremos la planificación. Esta se hará en función de los
objetivos en la periodificación de las cargas e intensidades. La
planificación no es la Tabla de los Diez Mandamientos. Debe ser
dinámica y flexible. Es importante valorar periódicamente si la
planificación consigue obtener los objetivos propuestos. Es
necesario que cambie esa planificación si las circunstancias cambian
y por tanto los objetivos también deben cambiar. Si a principio de
la temporada tenemos tres lanzadores y en los momentos importantes de
la misma están lesionados, los objetivos (secundarios) deben
cambiar, ya que las circunstancias han cambiado y en función de los
resultados de los test, el objetivo principal también podría ser
susceptible de ser cambiado.
***
Nota de Garbanzito: Esto igual no es lo que esperaban los
amigos que me han pedido que siguiera escribiendo, pero igual, si no
todo, a alguien le viene bien. Se que tengo varios seguidores que son
entrenadores y aunque seguro que lo saben, no está de más recordar
cosas básicas
Mañana
o pasado la siguiente parte, relativa a esto o a cualquier otra
cosa... ya veremos.
1 comentario:
muy buena comparacion
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