viernes, 20 de septiembre de 2013

Cualquier cobarde que huye merece mi respeto (VIII)

Diario de un crucerista sin vocación

Si siempre haces lo que haces siempre, siempre llegarás donde siempre llegas

Está Garbanzito a un costado del barco. Para que va a precisar babor o estribor si no está seguro. Sentado en una mesita, coqueta, con su vela. Rodeado de bellas mujeres (nota del autor: Garban no exageres). De acuerdo, no todo es oro, también hay bastante oropel. Tomando el solecico, después de haber visitado Pisa, Florencia y Livorno. Bebe un zumo de frutas exóticas (la verdad es que todos saben casi igual, la única diferencia es el color) a pequeños sorbos. Saboreando. Entretiene su estómago con dos trozos de pizza que preparan delante del cliente en el buffet. Si no fuera porque el paisaje es una porquería. Livorno es igual que Nápoles, solo que en tamaño Playmovil. Todo parece perfecto. Si ésta no es vida de rico, debe parecerse bastante.

Observa Garban como el eficiente capitán, por lo menos a la hora de cerrar las puertas del barco, ayudado por los barquicos esos que tienen mucha fuerza pero que son muy chiquiticos, saca el buque del puerto.

Se dirige a Marsella. La vida en Italia le ha resultado muy fácil. Los italianos son gente agradable y es  un placer entender a la primera lo que te dicen. Cuando regresas a la cruda realidad de Guirilandia, es algo diferente. No es que el chiquillo lo pase mal o no intenten hacerle la vida fácil, si no porque siendo el Garban como es y no teniendo con quien charlar, curioso por vocación, no se entera de nada.

Por cierto, que  se está tomando tantos zumos, frutas (que están cortadas a taquitos y se comen como si fueran tropezones, lo que le ha animado a comer de ellas,. Quien conoce al Garban sabe de su aprensión a cortar la fruta o pelarla… ¡”Cá”!). El caso es que tomar tanto zumo de fruta tropical, le hace orinar de unos colores muy fashion. Vamos que hasta ir al servicio es un espectáculo de colorido inimaginable…

En la cola de embarque ha conocido a unos recién casados de Málaga. ¡Oye!. Que le ha dado rabia que se terminara la cola y entrar al barco. Que iba a romper a llorar de alegría al escuchar tan dulces voces… Han quedado para cenar en el temático de deportes. El chico iba con una camiseta del Málaga CF y por ahí ha comenzado la conversación. Igual hasta los adopta, ellos hablan aún menos inglés que él. Es decir, nada de nada. Los zagales  se iban a retirar a “descansar un rato”. El Garban entretiene el hambre, mientras cuenta sus historias.

Al regresar de Livorno se ha cambiado y ha hecho otra de las cosas que aún le faltaba por probar a bordo….  Se ha puesto un coqueto y precioso bañador verde y se ha lanzado a la aventura del Parque Acuático. Se ha despanzurrado, nunca mejor dicho, pues cada día está más gordo, por los toboganes de agua. A continuación se ha zambullido en la piscina. Entre tirarse por los tres toboganes y bañarse, según cuenta, la escena ha durado cinco minutos… La gente dirá que es mentira, que se lo inventa. Pues que lo sepa el mundo entero y verdadero, que dice el Garban que el bañador ya no es nuevo.

El de la Plaza del Spiritu hasta la estación central de Florencia ha sido un bonito paseo, ya sin el plano en la mano. Callejeando, descubriendo sitios por los que el turista no suele pasar, ya que no conducen a ningún monumento importante.  Ha sido agradable recorrer esas calles sin prisa. Los trenes, también en Italia salen y llegan con retraso. Por una vez le ha venido bien al viajero. Al llegar con tiempo suficiente ha podido coger uno que debía haber salido quince minutos antes y no ha esperado nada de nada.

Esta mañana reflexionaba Garban sobre el turismo de crucero. La vida en el barco no es cara. El Garban, si quita la parte obligatoria de las propinas diarias no ha gastado ni 90 euros. ¡Que va, cree él que menos!. Es cierto que no tiene grandes caprichos. Un par de cervezas por la noche y una copa, pero es suficiente. Te atienden como un marqués. El camarote está genial, tienes fiestas y actividades hasta las doce y media. Aquí se trasnocha poco, si quieres ver algo en tierra hay que salir pronto para coger los primeros trenes. De todas formas hay una discoteca que no cierra. Aunque creo que ya ha habido tres intentos de linchamiento del pinchadiscos. La diferencia entre una forma de viaje u otra es que no te empapas de las ciudades que visitas. Sólo corres tras el plano y tiras fotos. El Garban irá ya por las quinientas… Como no pierde el tiempo en nada…. Al final es un poco hacer una colección de estampas que ya has visto en otros reportajes, libros o la televisión. No sabe muy bien Garban si esto es positivo o no… Pero la vida que lleva es la de un don juan, lo tratan como si fuera de la familia real y ha visto un montón de sitios que ni imaginaba. El cree que es una manera de viajar válida, divertida, que no da opción al relajo ni a la indolencia. Vive rápido, vive deprisa… No llegues tarde….

Como experiencia es fantástica y un medio para eficaz para  afianzar espíritus inseguros. Saber que eres capaz de manejar escenarios complicados por diversos imponderables. Es una herramienta de autoafirmación muy buena. El Garban nunca había viajado solo por placer y menos sin conocer el idioma. Aunque eso sí, la aventura aquí está muy controlada. Enseguida te sacan del apuro.

Acaba de ponerse el sol. El personal se ha lanzado a tirar fotos y el pinchadiscos ha puesto música como si fuera nochevieja. Creo que lo hacen todas las tardes. Los pasajeros ponen muchas ganas y entusiasmo en protagonizar escenas divertidas y que el ambiente siempre sea muy festivo.

Mañana Aviñon. De donde son las señoritas putas. Los Papas y los antipapas… Tiene interés por saber si su francés vale para algo en solitario, sin ayuda. Tiene que ser capaz de ir de Marsella a Aviñon y regresar sin que el capitán Cook le deje en tierra. Acaban de dar la lista de perdidos en Livorno, solo tres, el “garfio” de los cojones los tiene a todos asustaícos…

La espera hasta la hora de la cena la ha entretenido en un espectáculo de cabaret con un cuarteto de música de cuerda clásica, que parodiaban a los músicos aburridos. El espectáculo fantástico, la música divertida, lástima que el Garban no le cogía el punto a las bromas. Todo en inglés.

Se ha puesto rebonico el chiquillo y se ha ido a la cena. Ha sido entretenida. Dos ingenuos felices. Quince días casados. Cuando llega Garban, de azul oscuro, se percata que ellos iban de blanco… ¡Joder, si hoy es la fiesta! “Ardiente”, la califican en el diario de a bordo, todos deberán intentar ir de blanco. Termina la cena y rápidamente se va a cambiar la camisa azul oscura por otra blanca y sube al puente 15 y al lugar que llaman H2O Spice, con una piscina, escenario, pantalla gigante, palcos, mesas… Un auditorium en toda regla al aire libre. Además el barco tiene un teatro cubierto.

Al llegar estaba la cosa un poco como así. La música la catalogaría el de La Arboleja como rara… Pero por lo visto al gusto del pasaje anglosajón.

Enseguida la medicina. Un gin-tonic. El pinchadiscos se da cuenta que el Garban se aburría y comenzó a pinchar salsa, merengue… Lo cierto es que brasileños y algunos latinoamericanos eran una gran competencia… Pero… Que se ha arrancado el zagal a romper las caderas y se ha hecho con un círculo respetable de señoras. Del mismo a descartado a dos o tres por razones que no es el caso explicar y ha formado peña con una española que hacía de traductora y una americana muy simpáticas y con muchas ganas de divertirse… Se hizo tarde…. Tanto que al final faltará tiempo para todo…

Llegamos a Marsella y tiene el nene que desayunar y ponerse en marcha.


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