Diario de un crucerista sin vocación
Si siempre haces lo que haces siempre, siempre llegarás donde siempre llegas
Está Garbanzito a un costado del barco. Para que va a precisar
babor o estribor si no está seguro. Sentado en una mesita, coqueta, con su
vela. Rodeado de bellas mujeres (nota del autor: Garban no exageres). De
acuerdo, no todo es oro, también hay bastante oropel. Tomando el solecico,
después de haber visitado Pisa, Florencia y Livorno. Bebe un zumo de frutas
exóticas (la verdad es que todos saben casi igual, la única diferencia es el
color) a pequeños sorbos. Saboreando. Entretiene su estómago con dos trozos de
pizza que preparan delante del cliente en el buffet. Si no fuera porque el
paisaje es una porquería. Livorno es igual que Nápoles, solo que en tamaño
Playmovil. Todo parece perfecto. Si ésta no es vida de rico, debe parecerse
bastante.
Observa Garban como el eficiente capitán, por lo menos a la
hora de cerrar las puertas del barco, ayudado por los barquicos esos que tienen
mucha fuerza pero que son muy chiquiticos, saca el buque del puerto.
Se dirige a Marsella. La vida en Italia le ha resultado muy
fácil. Los italianos son gente agradable y es
un placer entender a la primera lo que te dicen. Cuando regresas a la
cruda realidad de Guirilandia, es algo diferente. No es que el chiquillo lo
pase mal o no intenten hacerle la vida fácil, si no porque siendo el Garban
como es y no teniendo con quien charlar, curioso por vocación, no se entera de
nada.
Por cierto, que se
está tomando tantos zumos, frutas (que están cortadas a taquitos y se comen
como si fueran tropezones, lo que le ha animado a comer de ellas,. Quien conoce
al Garban sabe de su aprensión a cortar la fruta o pelarla… ¡”Cá”!). El caso es
que tomar tanto zumo de fruta tropical, le hace orinar de unos colores muy
fashion. Vamos que hasta ir al servicio es un espectáculo de colorido inimaginable…
En la cola de embarque ha conocido a unos recién casados de
Málaga. ¡Oye!. Que le ha dado rabia que se terminara la cola y entrar al barco.
Que iba a romper a llorar de alegría al escuchar tan dulces voces… Han quedado
para cenar en el temático de deportes. El chico iba con una camiseta del Málaga
CF y por ahí ha comenzado la conversación. Igual hasta los adopta, ellos hablan
aún menos inglés que él. Es decir, nada de nada. Los zagales se iban a retirar a “descansar un rato”. El
Garban entretiene el hambre, mientras cuenta sus historias.
Al regresar de Livorno se ha cambiado y ha hecho otra de las
cosas que aún le faltaba por probar a bordo…. Se ha puesto un coqueto y precioso bañador
verde y se ha lanzado a la aventura del Parque Acuático. Se ha despanzurrado,
nunca mejor dicho, pues cada día está más gordo, por los toboganes de agua. A
continuación se ha zambullido en la piscina. Entre tirarse por los tres
toboganes y bañarse, según cuenta, la escena ha durado cinco minutos… La gente dirá
que es mentira, que se lo inventa. Pues que lo sepa el mundo entero y
verdadero, que dice el Garban que el bañador ya no es nuevo.
El de la
Plaza del Spiritu hasta la estación central de Florencia ha
sido un bonito paseo, ya sin el plano en la mano. Callejeando, descubriendo
sitios por los que el turista no suele pasar, ya que no conducen a ningún
monumento importante. Ha sido agradable
recorrer esas calles sin prisa. Los trenes, también en Italia salen y llegan
con retraso. Por una vez le ha venido bien al viajero. Al llegar con tiempo
suficiente ha podido coger uno que debía haber salido quince minutos antes y no
ha esperado nada de nada.
Esta mañana reflexionaba Garban sobre el turismo de crucero.
La vida en el barco no es cara. El Garban, si quita la parte obligatoria de las
propinas diarias no ha gastado ni 90 euros. ¡Que va, cree él que menos!. Es
cierto que no tiene grandes caprichos. Un par de cervezas por la noche y una
copa, pero es suficiente. Te atienden como un marqués. El camarote está genial,
tienes fiestas y actividades hasta las doce y media. Aquí se trasnocha poco, si
quieres ver algo en tierra hay que salir pronto para coger los primeros trenes.
De todas formas hay una discoteca que no cierra. Aunque creo que ya ha habido
tres intentos de linchamiento del pinchadiscos. La diferencia entre una forma
de viaje u otra es que no te empapas de las ciudades que visitas. Sólo corres
tras el plano y tiras fotos. El Garban irá ya por las quinientas… Como no
pierde el tiempo en nada…. Al final es un poco hacer una colección de estampas
que ya has visto en otros reportajes, libros o la televisión. No sabe muy bien
Garban si esto es positivo o no… Pero la vida que lleva es la de un don juan,
lo tratan como si fuera de la familia real y ha visto un montón de sitios que
ni imaginaba. El cree que es una manera de viajar válida, divertida, que no da
opción al relajo ni a la indolencia. Vive rápido, vive deprisa… No llegues
tarde….
Como experiencia es fantástica y un medio para eficaz para afianzar espíritus inseguros. Saber que eres
capaz de manejar escenarios complicados por diversos imponderables. Es una
herramienta de autoafirmación muy buena. El Garban nunca había viajado solo por
placer y menos sin conocer el idioma. Aunque eso sí, la aventura aquí está muy
controlada. Enseguida te sacan del apuro.
Acaba de ponerse el sol. El personal se ha lanzado a tirar
fotos y el pinchadiscos ha puesto música como si fuera nochevieja. Creo que lo
hacen todas las tardes. Los pasajeros ponen muchas ganas y entusiasmo en protagonizar
escenas divertidas y que el ambiente siempre sea muy festivo.
Mañana Aviñon. De donde son las señoritas putas. Los Papas y
los antipapas… Tiene interés por saber si su francés vale para algo en
solitario, sin ayuda. Tiene que ser capaz de ir de Marsella a Aviñon y regresar
sin que el capitán Cook le deje en tierra. Acaban de dar la lista de perdidos
en Livorno, solo tres, el “garfio” de los cojones los tiene a todos asustaícos…
La espera hasta la hora de la cena la ha entretenido en un
espectáculo de cabaret con un cuarteto de música de cuerda clásica, que
parodiaban a los músicos aburridos. El espectáculo fantástico, la música
divertida, lástima que el Garban no le cogía el punto a las bromas. Todo en
inglés.
Se ha puesto rebonico el chiquillo y se ha ido a la cena. Ha
sido entretenida. Dos ingenuos felices. Quince días casados. Cuando llega
Garban, de azul oscuro, se percata que ellos iban de blanco… ¡Joder, si hoy es
la fiesta! “Ardiente”, la califican en el diario de a bordo, todos deberán intentar
ir de blanco. Termina la cena y rápidamente se va a cambiar la camisa azul
oscura por otra blanca y sube al puente 15 y al lugar que llaman H2O Spice, con
una piscina, escenario, pantalla gigante, palcos, mesas… Un auditorium en toda
regla al aire libre. Además el barco tiene un teatro cubierto.
Al llegar estaba la cosa un poco como así. La música la
catalogaría el de La Arboleja
como rara… Pero por lo visto al gusto del pasaje anglosajón.
Enseguida la medicina. Un gin-tonic. El pinchadiscos se da cuenta
que el Garban se aburría y comenzó a pinchar salsa, merengue… Lo cierto es que
brasileños y algunos latinoamericanos eran una gran competencia… Pero… Que se
ha arrancado el zagal a romper las caderas y se ha hecho con un círculo
respetable de señoras. Del mismo a descartado a dos o tres por razones que no
es el caso explicar y ha formado peña con una española que hacía de traductora
y una americana muy simpáticas y con muchas ganas de divertirse… Se hizo
tarde…. Tanto que al final faltará tiempo para todo…
Llegamos a Marsella y tiene el nene que desayunar y ponerse
en marcha.
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