lunes, 6 de agosto de 2007

Capitan Bajoca 2, Garbanzito 0. En Jumilla sin agua hubiera ido mejor...



El jueves, el trío calabera, “special force”, Capitán Bajoca y un servidor nos fuimos a hacer el recorrido largo, adjuntaré mapa de google que ahora que tengo un gps me entretiene mucho. Son doce kilómetros escasos pero duros ya que tienen fuertes desniveles. Lo que más me gusta del recorrido es que es por el Coto de Los Cuadros. Ahora no hay ni un alma, excepto los que van en parejas para hacer cosas que son muy incómodas de realizar en el coche y más con “la pelá” que está cayendo. Al regreso nos encontramos con Stani. Le preguntamos si es que había venido a hacer cochinadas. Nos dio una explicación increíble, ¡qué estaba entrenando!, ¿quién se va a creer eso?. Dejamos apalabrada la salida del sábado para las cinco y media. La carrera comenzaba a las siete y media, una hora para llegar y un ratico para hablar con los colegas y demás.
El viernes lo dediqué a los trabajos normales de cualquier viernes, tomar el aperitivo, pasear con la santa y descansar para el sábado.
Por la mañana el sábado lo dediqué a mi secreta afición de “pornochacha”. Dejé la planta de abajo más limpia que el jaspe. Fue más que una actuación limpiadora, la creación de una sinfonía de la limpieza, un trabajo de gran belleza, excelso esplendor y magnifica prestancia. ¡Lastima que dure la casa tan poco tiempo limpia!, seguramente tendré que volver a escribir, en este caso será una pequeña oda, durante la semana.
A las cinco y media se puso en marcha la caravana de los atletas sin glamour. En un coche Stani con su nenica y su padre, en otro el Capitán, mi papaíco y yo. Al pasar por Orihuela recogimos a nuestro coach, que esta vez, como ya somos hombres de hierro, si se quiso venir con nosotros. Hasta ahora nos había hecho prometer que no le diríamos a nadie que nuestro entrenador era él. Por lo visto no quería que su prestigio cayera en picado sabiéndose que nosotros pertenecíamos a su cuadra.
Cogimos los dorsales. La primera vez que fui a correr esta carrera no habíamos más de trescientos corredores, el sábado cerca de 1.400 estábamos dispuestos a tomar la salida. No hacía demasiado calor, era raro, siempre hace mucho calor en esa pista de atletismo. Estuvimos Stani, el Capitán y yo calentando, saludando amigos y conocidos, habituales de las carreras populares y de ésta en particular.
Esta subida es una de las que más me gusta correr, pero desde hace algún tiempo por unas cosas o por otras, nunca he estado en disposición de mejorar mis marcas en ella. El sábado era el puto triatlón del domingo el que me impedía salir a tope. Nos pusimos un poco más atrás del lugar que nos correspondía. Mi hermano quería ir más adelante, pero yo me hacía el sueco. Si me pongo a correr desde el principio, el nenico me va a sacar los ojos y seguro que mañana lo pago… Eso es “no comer, por ya haber comido”, una tontería. Total que dan la salida y aquello no se pone en marcha… Mucha gente no está donde le corresponde y la pista se ha quedado algo estrecha para tantos. Tardamos un poco en ponernos en marcha y fui sorteando corredores hasta que encontramos un lugar con espacio para correr. El capitán y Stani detrás. Pasamos el primer kilómetro, esta vez si llevaba crono aunque sólo lo miré esta vez en algo más de cinco minutos, pero sólo unos pocos segundos. ¡Menos mal, no nos hemos ido a cinco treinta o seis y no tendremos que pegarnos otra paliza para decorar un poco la marca!. Pongo ritmo de crucero y me siguen mis escuderos… Mi hermanico que está por ganarme en todas las carreras que pueda y está aprendiendo mucho en los últimos tiempos, se da cuenta que llevamos el ritmo que me conviene a mí, fluido pero distendido, sabe que si llegamos a lo alto del Castillo a ese ritmo a la vuelta lo pondré lo más cerca que pueda de a cuatro el kilómetro y le dejaré sin fondo para seguirme, así que aprieta y se va unos metros hacia delante. ¡Joder, ya empezamos con ganas de fastidiarme!, reflexiono y prefiero esperar, no quiero llegar demasiado sufrido a lo alto, que mañana tengo otra… Stani, que es un pardillo, tras corretear conmigo unos metros se anima y decide que no va a seguir “con el viejo” así que sale en busca de mi hermano… Bueno, los controlaré a distancia. El Capitán sigue tirando cuesta arriba y Stani se queda en medio. Yo espero. Llegamos a lo alto y el más cercano estaba a unos quinientos metros, el otro se me había ido bastante, ¡el cabrón del capitán está tirando a muerte!, pensé, ¡tiene verdadera intención de volverme a ganar!. Abajo empieza otra carrera, siete kilómetros entre llanos y cuesta abajo que me animan a correr sabiendo que las piernas no estarán demasiado resentidas al día siguiente. Stani va “acercándose” a mí y a lo lejos veo al Capitán que también se acerca. Este está luchando duro, pues me está costando… En dos kilómetros aparece “El nene de Monteagudo” a mi lado. Le pregunto por su rodilla, me dice que está bien, entonces es una pequeña crisis pensé. Lo dejo y me voy a ritmo a por mi hermano, me quedan dos kilómetros para entrar en el pueblo, si lo pillo a la entrada el chiquillo no podrá aguantar mi ritmo, pero si entra al pueblo, será imposible pillarlo pues el ánimo de la gente y el estar tan cerca de la meta lo empujarán hasta el final. En un momento lo veo y creo que le daré alcance, pero a él le viene una cuesta abajo y yo voy subiendo, si da la curva y entra ya no lo volveré a ver hasta la meta. El tío pinchao y todo se resiste, y llega al los lugares donde se callejea. Desisto, no merece la pena darme un palizón para pillarlo en el mejor de los casos en la misma pista de atletismo, este verano, dos a cero a favor del Capitán Bajoca. En meta me sacó un minuto. ¡Qué vamos a hacer!. No queda más remedio que felicitarle… ¡Pero me vengaré!.
El domingo comenzó temprano. A las seis y media todo el mundo de pié para comenzar los preparativos. Mi zagal mayor, es que fue subcampeón de España y yo vamos a competir. Competir es una expresión pues ni él ni yo estamos en disposición de disputar un triatlón con nadie, nuestra única intención es terminarlo y pasarlo lo mejor posible. El pequeño iba de juez. A las ocho menos cuarto en camino y al cabo de una hora en el destino. Este triatlón es un poco especial. La organización pone mucho entusiasmo aunque no siempre con demasiado acierto asociado. Recogemos las bolsas, lo único interesante es el gorro, que es de latex y la camiseta que, aunque de algodón, no llega a ser la más horrorosa de la temporada, por lo demás, muchos folletos turísticos. A Pablo lo han puesto en la piscina a cronometrar. Me han asignado la calle 1. El que pusiera en la inscripción que pensaba que podría tardar 24 minutos en finalizar los 750 mts. tiene mucho que ver con ello. Allí estábamos los peores nadadores del universo, más un cadete despistao que no se había dado cuenta de que tenía que decir un tiempo de referencia y lo empaquetaron con la vil morralla. Nos organizamos. El cadete el primero, después un chico que hace travesías y que venía a acompañar a una chica y no tenía prisa por salir, pues la zagalica no nada demasiado… (lo que hace el amor). Después un veterano de Elda, tras él mi amigo lorquino, a continuación el güiri más simpatíco de Aguilas y luego yo. Pretendían que saliera delante, como soy hombre de hierro. Me callé, cuando den la salida, ya me podré yo donde quiera. Dan el silbido y se pone en marcha la romería. Como nado peor que nadie pero soy más listo que ellos me quedo el último y les rompo toda la estrategia… Cuando llevo cuatrocientos metros, pierdo la cuenta, mucho antes ya había perdido los pies de mi predecesor. Cuando llego a quinientos me doy cuenta de que estoy nadando con el culo… No estiraba el brazo, no hacía palanca, un año de entrenamientos y lo olvido todo en cuanto pegan el tiro… ¡Seré cebollo!. Por suerte, aunque con dudas, llevaba la cuenta bien, cuando espero que me digan ¡última vuelta!, me lo dicen… Termino y aún quedaban dos o tres personas en la piscina, ¡esta vez no he sido el último, pero me faltó poco!. Me voy a por la bici. ¡Es desolador llegar a boxes y encontrarte con que no hay nadie!, No hay grupo, no hay ni gente, pues todos están en la carretera esperando que pase la cabeza de carrera. Cuando salgo pregunto en plan de coña a Antonio, el delegado técnico de la prueba, ¿voy en cabeza?, y me responde, “¡No, pero si te esperas un poco lo irás, están a punto de llegar!. ¡Coño ya tengo la presión de que no me doblen en medio del pueblo donde todo el mundo te ve… La china responde y las piernas también. La primera parte es en ligero descenso pero pega el aire de cara… Llego al cono de vuelta y allí me pasa la moto que abre la prueba. El motorista es Angel Lencina , triatleta y amigo. Le pregunto, los que me van a cazar es la cabeza de carrera ¿verdad?. ¡Sí!, me contesta. ¡Menos mal, si llega a ser uno de los que quedaban en la piscina, me pego un tiro! Me pasan, no van muy fuerte, pero como soy un tío legal les dejo que se vayan un poco y no me meto en el grupo. La gente se mete en un grupo habiendo sido doblada con una frescura inusitada, se creen que porque se pueda ir a rueda vale todo… Voy pasando gente, fundamentalmente chicas y algún chico, pero pocos. Es lo desesperante de los sprint, si no nadas, nada de lo que hagas después te lleva a ninguna parte. Es tan grande el abismo entre tú y los otros que nunca coges a nadie. En la segunda vuelta me pasan los veteranos buenos, en cabeza sólo iban cadetes. Alfaraz me anima pero me pasa como un tiro en un grupo de tres o cuatro componentes. Esta rueda era más fuerte que la anterior, pero si no me he metido a rueda de los primeros, menos aún lo iba a hacer de éstos. Sigo cogiendo chicas. Voy a comenzar la última vuelta y la cabeza de carrera femenina se acerca. Lo intuyo cuando oigo de nuevo una moto. Podría haberme pegado un calentón y que no me pasaran pero no merece la pena, quedan ochocientos metros para el giro y todo el mundo iba a ver como me esforzaba para que no ocurriera eso. ¡Paso, prefiero que piensen que no me importa!. Llega la chica y a su rueda otra que yo había pasado antes. Cuando estamos llegando al giro, la tramposa se descuelga para que no la vean los jueces. La alcanzo y le digo que aunque no la vean los jueces, ella y yo sabemos que es una “puta tramposa”, la nena se enfada, no se si por lo de puta o lo de tramposa, pero me joden mucho estas cosas. La dejo y sigo a lo mío. Se acaba la vuelta y me voy a bajar de la bici. La última chica que pasé en la bici llega a boxes y yo aún estoy poniéndome las zapatillas, ¡qué desastre de transición!, tampoco podía ser de otra manera, nunca la he entrenado, así que cualquier otro resultado hubiera sido otro milagro de San Cucufato. Se va y sigo intentando meterme las zapatillas. Al salir mi crío, el juez, me dice: “Papa, ¿has estado haciéndote las uñas en boxes?, ¡has tardado una eternidad… ¡Yo también te quiero!, le contesté. Comienzo a correr y cojo a la chica de la transición. Adelanto a varios más pero todos llevan una vuelta más que yo. Al comienzo de la segunda me cruzo con Rebeca. Una cadete que está con nosotros desde bien pequeñica. La chica va mal y creo que está en puestos de dinero. Por detrás viene otra cría con ganas de pasarla y que se le acerca peligrosamente. Me quedo con ella. Le voy dando la brasa toda la segunda vuelta, diciéndole que va bien, que me siga, que no la va a pillar, en fín, todas las mentiras que se dicen cuando se trata de sacar a alguien lo mejor de sí. Llegamos al final de la segunda vuelta, aún queda otra y creo que es el momento de dejarla tranquila, ha vuelto a recuperar terreno respecto a su perseguidora y no creo que ya pueda alcanzarla. Tampoco quiero abusar de llevarla demasiado rápido y que la pobre chiquilla tenga, como el Stani, “un trastorno”. Paso a otro corredor pero ya estoy lejos de los que me preceden así que, sin objetivos, opto por relajarme y terminar. Al llegar a meta pregunté el tiempo y me dijeron que hice una hora veintiocho minutos, ¡la próxima vez será! El sábado a Agramón, ya veremos si soy capaz de concentrarme y nadar un poco mejor…

3 comentarios:

Andreseitor dijo...

Muy bien machote, así me gusta, poniendo los puntos sobre las "ies". Es que hay mucho tramposo suelto. Eso sí, me da mucha pena no haber podido animarte en mi tierra chica. Saludos desde la frontera portuguesa!!.

capitanbajoca dijo...

Ahora ya sabeis quien es el Capitán Bajoca, es "La máquina del Reguerón" no sufrais chavales que no me esforzaré más en ninguna prueba, pero el tema de las apuestas..., es que soy un ludopata sin parangón.
Con mucho cariño para mis Ironmanes, a seguir entrenando.
Besos y abrazos.

aixiya dijo...

UN TRIATLON EN PISCINA? y como es eso? nunca lo he visto, seríais pocos participantes,...podrías espricarlo?saludos