miércoles, 17 de septiembre de 2008

En la Huerta Murciana cantan...

A mis ya rotos músculos se une que se rompen mis ganas y se rompe, por enésima vez esta temporada, la fuente de alimentación de mi ordenata de casa y no queda más que el desconsuelo, la desidia y el abandono. De este estado de cosas no queda más que cerrar el chiringuito y volver cuando las cosas hayan mejorado.

Para mejorar lo único que tenía que ocurrir era que volviera “al cole”. En mi trabajo siempre funciona el ordenador y al menos puedo subir al blog lo que pergeño en mis noches de insomnio.

Al final terminé por dejar la bici colgada en el cuarto de las bicis y dedicarme a descansar. De todas formas el montar en bici me evitaba el dolor del gemelo pero no hacía que éste mejorara. Como acción correctora me fui al podólogo, junto con mi amigo Juan para que me revisara las plantillas. Tras pagar lo que me pidió, que tampoco fue mucho, pero que es suficiente como para dejarme tieso el resto del mes, ya sabéis todos, lo de la crisis..., me dijo que me tendría que hacer unas nuevas, ya que éstas las había vencido por el uso. ¡Al menos ya he ganado una batalla!, aunque sólo fuera a las plantillas, que además me costarán el dinero.

Tras dejar el ejercicio, además lo ponía el plan de trabajo, me he dedicado a la vida contemplativa, a leer, a pasear con mi santa y a ponerme como un “zompo” a beber cerveza y comer. De todo lo realizado con inusitado entusiasmo, lo que explica el "inexplicable peso de 72,5 kg." he conseguido leer dos libros. El primero fue La Bodega de Noah Gordon. Un libro que me ha gustado porque muestra una historia interesante, muy bien narrada y que no te pone el alma en vilo por saber quien es el asesino. Se deja leer y te transmite tranquilidad y sosiego. El segundo libro ha sido el de Carlos Ruiz Zafón, El Juego del Ángel. Me recordaba en exceso a La Sombra del Viento y a veces me daba la sensación de que añadía páginas, muy bien escritas, con un léxico exquisito y con mucha sensibilidad, pero que no aportaban demasiado al libro como historia, pero que servían para alcanzar el cupo de hojas exigido por la editorial.

En cuanto a pasear con mí santa ha sido muy gratificante. Recorrimos todos los días el circuito pequeño que realizo cuando entreno a pie. Ocho kilómetros que nos despachábamos en algo menos de ochenta minutos, entre pinares, olivos y limoneros que nos alegraban la vista y nos reencontraban con la naturaleza.

También he tenido tiempo para acudir a tres conciertos, bastantes dispares entre sí. Al primero que acudí fue al de La Unión. Rafa, el líder, está “cuadrao como las neveras”, pero la voz no se deja escuchar si no es previo paso por la mesa de sonido de su ingeniero. Se le entendía bastante bien, pero le faltaba musicalidad. Para colmo, intentando captar nuevos adeptos, ha versionado alguno de sus mejores éxitos hasta dejarlos tan irreconocibles como cuando alguna protagonista del mundo rosa para por la mesa de su cirujano plástico. Mucho público, pero más dispuesto a pasarlo bien que a dejarse echar a peder el día con una música que no estaba a la altura de las circunstancias ni en el lugar, ni momento adecuado.

Estuvimos escuchando a los Parradboleros, grupo murciano que versiona un tipo de música que a nosotros nos encanta. Salsa, boleros, parrandas, pagode, tangos a ritmo de reage. No es una música que agrade a todo el mundo, pues enseguida los jóvenes y los modernos la preenjuician alineándola con lo antiguo o lo demodé. Un concierto largo y muy bien construido, con buen sonido. Lo único malo, por si alguno se informa y después me lo echa en cara, es que tuvimos que tragarnos la “Elección a Reina de las Fiestas 2008” de nuestro pueblo adoptivo: Cabezo de Torres. Todo un tostón por lo que conlleva y representa pero que capeamos con unos buenos don pedritos, unos bocatas y algún que otro Gin-Tonic que nos sacamos de la nevera. Éramos los únicos de los asistentes que íbamos contracorriente. Nosotros cenamos mientras que los familiares se mostraban nerviosos e ilusionados por si su patrocinada salía elegida y ellos cenaron mientras que Los Parradboleros interpretaban sus canciones.

Por último acudimos a la cita que Radio Murcia en su 75 aniversario organizó con un Macro Concierto en la víspera de la Romería. Más de 30.000 personas no reunimos en el aparcamiento de la Nueva Condomina. Un concierto gratuito donde nos sirvieron a papás que vigilaban a sus niños, a los niños y a un gentío joven donde lo más normal era ir pertrechado con tanto alcohol como si las que estuvieran en peligro de entrar en suspensión de pagos fueran las destilerías en vez de los bancos y las aseguradoras. No me voy a quitar pecados, nosotros también acudimos debidamente equipados, pero con una carga de bebidas infinitamente inferior a la media. En el “concierto” nos obsequiaron con unas buenas dosis de “garrafón” en forma de música enlatada con la simple presencia en el escenario de los artistas de moda para, a continuación, obsequiarnos con “Dover en Concierto”. Este grupo, al que había escuchado en algún CD y sobre todo en las emisoras de radio al uso, tiene entre su repertorio algunas canciones, que si fuera entendible su inglés no me desagradan. El grupo salió al escenario en riguroso directo, pues es imposible que algo así pueda estar grabado sin que ningún juzgado, inquisición o ama de llaves maligna lo haya roto en mil pedazos. Desde que escuché en un programa del malogrado Félix Rodríguez de la Fuente, al Arruí berrear en busca o medio de encontrar hembra para aparearse, no había oído alaridos, gritos, ni sonidos de ese estilo, nivel y o armonía. La chica, aparte de mover su larga melena, levantar las piernas como si no le importara que se le vieran las bragas y tenderse cuan larga era en el escenario, no realizó ni un sólo esfuerzo más si quiera, para dar una nota afinada. El nivelazo de la cantante, que la música, más por sus decibelios que por otra cosa, aún se podía escuchar y el que se acabaron las cervezas y el vodka, nos hizo recular y rendirnos, no teniendo más remedio que replegar nuestros flancos y retirarnos a casa, no sin antes reconocer que la chica nos había rendido, pues nosotros estimamos que igual lo hacía para que nos fuéramos y no queríamos darle ese gusto.

Pues aquí estamos, con las manos vacías y la mente llena de ideas. Hoy comienzo a trabajar y mañana probaremos a comenzar nuestro plan de entreno con cuarenta y cinco minutos de rodaje. Hoy saldré, por último día espero, a pasear con mi santa, esta vez será el crepúsculo el que nos vigile y no el amanecer, pero nos servirá para despedirnos de este pequeño placer hasta nueva ocasión. Deseo que sea por última vez pues será la señal de que no me duele el gemelo, algo que no tengo demasiado claro en estos momentos.

Me despido por hoy con unos versos de una copla, concretamente “Coplas Murcianas” del maestro Massotti que nos dan una pincelada de los “bonico que es mi pueblo, de lo rebonica que es mi huerta y del placer que me proporciona el vivir en esta tierra” y que con tanto arte y gusto interpretan Los Parradboleros.


En la huerta murciana
cantan las mozas
parrandas que parecen
hechas por Dios.
Y brilla la esmeralda
de su refajo
con luces arrancadas
al mismo sol.


3 comentarios:

stani dijo...

Acho! pareces el Carlos Pumares de la música, jajaj, joder que familia, tus hijos a las doce en casa y los padres viendo a Dover hasta el amanecer, jejej.

capitanbajoca dijo...

¡¡¡¡ Ya esta otra vez aquí !!!! despues del parón veraniego, aquí esta de nuevo el Garbán, joder y lo que nos faltaba que viene con ganas de entrenar.

Bueno niño preparate para que te de candela el próximo domingo, si quieres para que veas mi forma fisica, puedes llamarme al móvil y esta tarde saldré contigo a trotar los fortifive.

lover dijo...

madre mia macho como escribes, lees, entrenas,estas con tu santa,cerveceas y encima tienes tiempo pa entrenar, enhorabuena garban eres mas galactico delo que pensaba.