lunes, 29 de septiembre de 2008

¡FELIZ CUMPLEAÑOS PABLETE!...


Tras haberme disfrazado de corredor eventual. Realmente no era un disfraz, iba vestido correctamente. Lo ocurrido es que verdaderamente mi imagen iba acorde con mi condición de globero, lo incierto, la mentira, la trampa era que me había apropiado de una falsa “personalidad”, la de atleta. Tres minutos largos, más que el año anterior y la pasada por las armas de varios de los presentes en la comida del sábado más el correspondiente adelantamiento en el kilómetro tres del Capitán Bajoca, que me sacó más de dos minutitos en meta, me pusieron en el sitio que me corresponde, en el de “incapaz para la práctica de la carrera a pie”. Con estos antecedentes comenzó la siguiente semana, es decir, esta.


¿Qué podríamos destacar de estos siete días?. La primera es que cada vez me respetan menos mis compañeros de entreno. No hacían más que suplicarme que volviera a la pista para dirigir los E.T. (algo así como señalar con el dedo la puerta para irnos a casa). Mi firme decisión de no volver a semejante lugar durante toda la temporada pasada y mi periodo de descanso de estos días atrás, me había mantenido alejado de aquel sitio. Una vez revocada la norma y finalizado el período vacacional, allí que me presenté el martes pasado. El lunes anterior me había metido 45 minutos de cuestas varias por las colinas que rodean mi casica, un recorrido magnífico si no hubiera sido por dos perracos que aparecieron para ponerme el pulsómetro a más de 300 pulsaciones por minuto y que sólo decidieron dejarme cuando el dueño, varios minutos más tarde, tiempo que a mí me parecieron horas, apareció para cogerlos. Los perros se llevaron un par de “pedrás” y el dueño un “¡Me cago en “t´os tus muertos!”, eso sí, con gran hidalguía y valentía por mi parte, pues se lo grité cuando ya estaba a más de doscientos metros y supongo que no me oía. Más que nada, por si acaso me soltaba de nuevo los chuchos babosos esos… ¡ ¡Qué uno tiene más sangre en la venas y más ganas de lucha que la María Patiño!.


El martes, con el mismo espíritu que siempre ha caracterizado mis entrenos en la pista, es decir, ninguno. Llegué a ella aplicando mi principal lema para estos entrenos: “Sólo con haber ido me lo apunto”, aunque una vez allí me pase la tarde haciéndome sangre en la “pancha” de tanto rascármela. Reunidos bajo la escalera de jueces de la línea de meta, el numeroSO grupo, arengados por mi persona nos dispusimos a comenzar el calentamiento. Dos vueltas al césped por la línea del fuera de banda, diez minutos de tiempo y no más de trescientos metros de distancia. “¡P´habenos matao!”. Tras esto y pensando que todo seguiría en la misma tónica, comenzamos con los quince minutos de ejercicios para los tobillos. ¡Estos no son mis chicos, me los han “cambiao”!. Con disciplina aprendida, por lo visto en la Unión Soviética, el nutrido grupo se formó en parejas y comenzaron con el guión aprendido a realizar los distintos ejercicios. ¡Muerto me quedé!. No hacía falta mi chuleta para ná. “To´el” personal sabía lo que tenía que hacer y se dispusieron a realizarlo con un interés y perseverancia digna de las “abejas”. Allí que me quedé yo tó chafao y echando el bofe para no quedarme el último. Tras aquella demostración de eficacia, como si estuviéramos en la demostración sindical del Primero de Mayo (San José Obrero para los adictos) en el Bernabeu y en presencia del “generalísimo”, las varias decenas de “ETEROS”, por aquello de que hacemos E.T., se entregaron a su desarrollo con entusiasmo y empeño dignos de la mención para una medalla del trabajo. Ya, justo en aquel momento, me di cuenta que mi tiempo ha pasado… Ni dios me escucha y en el tiempo que en otras temporadas hacíamos tres recorridos, los tíos se metieron cinco repeticiones de las estaciones. ¡Esto ya no es para mí, abandono!. Excusándome con la frase: “¡Es que sólo tengo que hacer cuarenta y cinco minutos!”, metí el rabo entre las piernas y salí lijando a la ducha.


El miércoles el Capitán Bajoca me acompañó en mi recorrido por las cuestas que hay tras la casa durante cuarenta y cinco minutos y nos dedicamos a sacarnos el pellejo y a planear nuestro próximo desafío, que no es otro más que la Maratón de Valencia.


Pasó el día y fue el jueves cuando nos reunimos: Xarli, el tío que tiene los dientes más longevos del mundo mundial, pues son de plástico. Juan, que es el “primico político” del Stani y un servidor de las monjas. Este año he dejado el Complejo Deportivo La Flota y he destinado los recursos que éste tenía asignados al Club Natación Murcia. Allí espero aprender y nadar mejor esta temporada. Ello acarrea que no podré usar más el gimnasio de La Flota y por tanto me tengo buscar el gimnasio por otros lugares. Juan, resulta que tiene un coqueto y bonico gimnasio en casa, así que le hemos dicho que lo queremos y lo apreciamos, pero que a cambio de nuestro cariño nos tiene que dejar usar su gimnasio. Juan no es tonto y no se ha creído ni una palabrica, lisonja, ni requiebro que le hemos contado, pero como es un buen amigo nos ha convidado a que acudamos a su casa todos los días que haya que hacerlo. Salimos por entre los carriles de la huerta y embutidos en la hiriente humedad de la huerta en otoño corremos entre estación y estación de ejercicios. Es divertido, nos lanzamos puyicas, nos desafiamos a las más disparatadas aventuras y se nos pasan los noventa minutos más rápidos que si hubiéramos estado viendo por la tele un Madrid- Barça. Vale como triatletas que somos debería haber dicho una final olímpica de triatlón, pero hay que ser honestos y ver eso por la tele nos puede gustar a nosotros, pero para la vil canalla eso es un tostón de tres pares de cojones.


El viernes tendría que haber ido a nadar, pero como no comienzan los entrenos en el club hasta el día uno me planteé dos alternativas. La primera era salir a trotar un rato por los alrededores de casa y la segunda descansar. Como no podía ser de otra manera, elegí la segunda.


El sábado Juan, Stani, Xarly y yo nos fuimos a El Tollé. Una aldea que está camino de la Sierra de La Pila. El recorrido, sin ser duro, si que es entretenido y nos daría un punto de trabajo de fuerza que en estas épocas de entreno nos vendrían bien. En la primera subida, la del Puerto de Santomera, ya me quedé descolgado. Me esperaron muy amablemente en el alto, junto al restaurante. Les amenacé: “¡Cómo me esperéis más, no vuelvo a salir con vosotros!”. En la definitiva subida a El Partidor, volví a quedarme. Es algo que ahora no me preocupa. Quiero acumular trabajo en un segmento de pulsaciones adecuado al entreno que corresponde. Regresamos a casa, para poco más de sesenta kilómetros.


El domingo habíamos quedado Stani y yo para ir a Sierra Espuña. Quiso el cielo ponernos a prueba y mandarnos una lluvia, ni muy fuerte, ni muy pertinaz, pero lo suficientemente intensa como para diluir nuestro frágil entusiasmo. De nuevo se propuso una doble alternativa: Salir a correr por los alrededores de casa o preparar las cosas para la migas que nos íbamos a comer como celebración del vigésimo cumpleaños de mi hijo pequeño. Tras una espectacular lucha intestina entre el “deber” y el “querer”, digna de las tribulaciones de Santa Teresa, opté por quedarme en casa con unos don pedritos, un poquico de cascaruja y el mundial de ciclismo en la tele, esperando que aparecieran los comensales para comenzar la fiesta.


Y ahí, acabó todo. El Alonso ganó, los italianos nos engañaron como chinos en el mundial y las migas me dejaron el estómago con un “ardor” que más parecía que estaba en el puro infierno.

¡Hasta mañana, querido diario!


4 comentarios:

XARLI dijo...

Venga Garban, ¡que no estás tan gordo!...¿y qué si se te sale el corazón por la boca en el ET? ¿y qué si te quedas en las cuestecicas de El Partior?... ahora, lo preocupante es que en las bajadas, con el canguelo que llevaba yo también te quedaras... no sé, no sé, lo mismo te vendrían bien unos dientes de plástico como los míos, ja,ja.
PD: Viendo tu entrenamiento de la pasada semana y el que he hecho yo, lo mismo empiezo a creerme que soy capaz de algo, porque creo que nunca había hecho tanto esfuerzo seguido... ¡lo mismo tengo que pensar en estar otras 3 semanicas de baja, que esto es mu cansao!, ja,ja

capitanbajoca dijo...

En menudos líos me estoy metiendo (o me estan metiendo) este próximo año, cada vez que salgo a la calle, la gente me pregunta, ¿qué quieres hacer en valencia? ¿cuantas horas tienes que entrenar para los 101? ¡¡¡ pero píjo !!! que tengo ya mas compromisos que Maruja La Paraca.

Valencia vale, pero los 101, por ahora prefiero el 103 que calienta mas y hay que tener menos preparación pa'acabarla.

Por cierto Felicidades Canalla de tú tío que te quiere, aunque no te regale ná.

stani dijo...

No me cansaré de decirlo, Garban NO ESTÁ GORDO, simplemente tiene más carga aerodinámica en el alerón delantero.

Felicidades Pablo, a ver cuando nos presentas a tu novia y sus amigas que nosotros lo mismo planchamos un huevo que freimos una corbata. olé.

Anónimo dijo...

Garban, anoche andábamos en casa leyéndote y nos quedamos sin saber si tu mismo estas desarrollando un sistema operativo-dialecto, o que el güertano se separa inmisericordemente del castellano cerrado.

Sea: "con unos don pedritos, un poquico de cascaruja". Menos mal que ya conozco el término don Pedrito, pero mi santa miraba y no se paraba de retorcer de la risa.

Acláranos, please.