sábado, 2 de enero de 2010

No se como llamarlo, mejor lo explico

Querría haber puesto como título: "El sexo e Internet pueden ser eternos", por ejemplo. Pero no. No es eso lo que quiero transmitir. Por otra parte no querría atraer a todos los sabuesos que por el ciberespacio buscan nuevas ofertas para deleitar sus ojos con un título así. Tampoco quiero que parezca que he encontrado por el internet el amor verdadero. Que el enamoramiento cibernético es posible... No, no es amor, es sólo sexo... Es difícil encontrar un todo o un título, que compendie cada una de las partes... Porque es mejor explicar primero las partes, para después poder comprender el todo, por ello, creo que es mejor que lo expliquemos por pasos...


Hace unos tres años la conocí por medio de esa nube que pintan en los manuales para principiantes y de la que cuelgan varios dibujicos de ordenadores, la descubrí en eso que llaman internet. Comenzamos poco a poco. Con prudencia. Aunque me entró por los ojicos estaba prevenido. No quería caer en la equivocación o en el error... Podría equivocarme, que todo es posible, pero no quería ser engañado... Que pareciese una cosa, pero que fuera otra es la más burda de las falacias del mundo virtual... Te enrollas con una tía y al final resulta ser un baboso lleno de pelos... Por ello, con preguntas sutiles, retóricas... Con preguntas que preguntaban de otra manera lo que ya le había preguntado antes, para comparar las respuestas, jugando a ser 007, me convencí que era lo que yo deseaba. El sexo está firmemente unido al deseo... Tras muchas divagaciones, argumentaciones, jugando al divertido y sutil juego de engatusar para llevártela al huerto convinimos que lo mejor era conocernos. Ella me puso algunas condiciones, otras las puse yo... Por ejemplo, ella se aseguró que cuando llegara al aeropuerto estaría allí esperando para hacerme cargo de ella y que no se quedara sola, compuesta y sin nadie que la atendiera. Por mi parte, por ejemplo, fue estricto en conocer su aspecto. Si no era como en la foto, se volvía para su tierra a la voz de ya. Otra cosa importante era que fuera adecuada a mi edad, a mí estatura... No quería ser el hazme reír de mis amigos apareciendo junto a ella como si fuéramos "El Gordo y El Flaco" o el dúo "Sacapuntas". Ella dispuso que ya que venía a conocernos lo quería hacer de forma directa, en casa, nada de hoteles o sitios impersonales, quería saber como era a diario... Eso fue una de las condiciones más difíciles de cumplir... Convencer a mi santa de que en casa se alojara "la otra", era una tarea complicada... No es fácil de asumir que tu "marío" se ha buscado otra para rozarse con ella, juguetear y compartir cosas que con nadie, nunca antes, habías compartido...


Los comienzos fueron duros, pero yo era más joven y podía mantener satisfechas a ambas... En la actualidad las dos han conseguido un grado de complicidad, no es que sean amigas, pero como ambas me desean, aúnan sus esfuerzos para darme y sacarme el máximo placer... También se llevan (más o menos bien) que lo que al principio amenazaba con ser la ruptura de mi matrimonio, ahora se ha convertido en la solución ideal. A mi amiga de internet le he puesto un pequeño adosado junto a casa y allí vive tan ricamente. Ella hace su vida y mi santa y yo la nuestra en nuestra casita, sin complicar las cosas, sin mezclas escandalosas (nada de tríos)... Cuando me apetece estar con ella sólo tengo que cruzar el jardín y acercarme a su coqueto apartamento para verla, acariciarla y si es fin de semana montarla salvajemente... Esa es otra solución de compromiso a la que hemos llegado mi santa, la otra y yo. Con mi amante practico el sexo los fines de semana y con mi santa los tres jueves que refulgen más que el sol... No creáis, a mi santa le viene de perlas... Creo que hasta se alegra que sea sábado para que me vaya al apartamento de mi amiga y no esté dando la tabarra por la casa, ni haciéndole proposiciones indecentes... Mi santa incluso la protege... No es la primera vez que me sorprende con la pregunta: "Está lloviendo, ¿has pasado por el apartamento?. No vaya a ser que se haya dejado alguna ventana abierta y se le pongan los muebles perdidos... ". Algún día, entre semana, la oigo de visita en la pequeña casa de la otra. Hasta mis oídos llegan retazos de conversaciones como: "Hay que ver hija, serás muy joven y esbelta, pero tienes esto de sucio..." y oigo como le limpia un poco el pequeño apartamento...


Pero todo se malea y lo bueno tiende a durar poco... Las orientales, que por si no lo he dicho, mi amante es china, son también muy suyas... Sólo le gusta practicar el sexo los fines de semana con sol... Si hace aire, está chispeando o por cualquier pequeña inclemencia, que coge la tía y se niega... Vamos que se cruza de piernas y dice que nanai. Dice la chinica de los cojones que en su pueblo sólo se practica cuando hace bueno... Este fue uno de los pequeños inconvenientes que me puso... Poco a poco la cosa se va torciendo... Que la chinica de los cojones se ha vuelto una tiquismiquis, que dice que no lo hace si no es yo encima y ella debajo... ¡Coño, que en tres años ya se ha pasado el primer furor!. ¡Va siendo hora que practiquemos otras posturas!. Cuando me pongo de otra manera, para probar, para ponerle un poco de imaginación a nuestra vida sexual, la tía se queda quieta y no se mueve... ¡Joder, es que no ayuda ni una chispica!. ¡Así no da gusto!. ¡Qué se mueva un poquico ella también tiene su momento, todo no lo voy a hacer yo!. El caso es que lleva tres años y ahora vive como una marquesa. Mantenida, con una amiga, que encima resulta ser mi santa. Practicando el sexo sólo los días que hace bueno y de tocarla entre semana, ¡ni plantearlo!. Qué se me ha vuelto una chinica ociosa y caprichosa... Lo peor no es eso... Creo que se habrá encaprichao de otro, que estas lagartas, que se vino de china sin conocer a nadie, son muy largas y muy zorricas. El caso es que como estoy un poquico, que sólo un poquico, más viejo ya no puedo darle la traya que le daba antes y por lo visto está quejosa. La cojo y la monto, así como si estuviera montando una jaca jerezana, a orcajadas, con las patas bien abiertas, las mías, que ella ya no hace más que moverse con frenesí contra mi sexo y... ¡Coño, que lo que ha hecho no tiene nombre...! Se mueve con tanta violencia, yo siempre encima para joderme más, que me ha escoriao!. Pero un escoriamiento de dos pares de metros cuadraos, al menos... Y mira que yo siempre he sido previsor. Me pongo protector y lubricantes como si lo regalaran... ¡Qué todo el mundo sabe que la vaselina la compro por kilos!. Ni por esas, que tengo una roncha, con sangramiento y tó, desde la puerta de atrás, si por allí, por donde amargan los pepinos, hasta la parte más sobresaliente de mi noble cuerpo.... Bueno, era la más sobresaliente antes, que ahora lo que más me sobresale es el ombligo... ¡Qué hasta la puntica la tengo en carne viva!...


La chinica esta va a poder conmigo. Qué ando como si me hubieran pillao tres sátrapas por encomedio de un bancal y me hubieran hecho el mariquita más feliz del huerto... La que más disfruta cuando me ve con esos andares es mi santa, que en el fondo le tiene un poco de pelusilla a la chinica de los cojones. ¡Nunca mejor dicho!. Aún peor ha sido lo que se rumorea en el barrio... Antes todos estaban envidiosos porque tenía una amante oriental, la montaba y la hacía vibrar, qué los gritos lo oían en las barracas cercanas. Claro, han esperado mi caída y en vez de decir que antes era un siete machos, ahora sólo dicen que estoy viejo y que la china no goza: ¡A qué sino me iba a dejar la entrepierna como me la ha dejado!. Cuando entro en la farmacia se descojona de mí desde el facultativo hasta el último mancebo... Me preguntan con sorna: "Señor Garban: ¿Tres o cuatro botes de Natusan?... Vamos que se lo pasan pipa comentando que llevo to lo mío ensangrentao y hecho unos zorros...


Pues la chinica se va a joder... Si la fresca esa cree que le voy a dar puerta porque se porte así conmigo, va arreglá. Igual yo no disfrutaré del sexo tanto como antes, pero a esa no la monta naide y menos que sea conocido mío... Seguramente me plegaré a estar yo siempre arriba y ella debajo, seguramente me plegaré a practicar el sexo solamente los fines de semana y con la condición de que haya sol, pero esa, esa no conoce varón español, porque a mí no me sale de los cojones.... En la china que haiga tenío tos los novios que haiga tenío, pero una vez aquí, aquí es sólo pa mí... Y o jodemos los dos o no jodemos ninguno... Qué es que cuando me cabreo, es que pierdo el sentío....


He dicho...


P.D.: Para los que no leyeron "Y probé a ser IMvencible", la china es una bicicleta que compré por internet en Taiwan hace tres años para entrenar para el Ironman de Roth (Alemania). La muy ladina, en mi retorno a la carretera, me ha provocado una avería en la entrepierna de tres pares de cojones y eso que me pongo "prevención". Pero yo podré más que ella... Hoy otros 60 km. y ayer día de Año Nuevo (tras acostarme a la 6:45 AM), con dos cojones, a las 11:30, 45 minutos de trote para unos siete kilómetros... Desde que empecé no he fallado ni un día... Y la china que sufra... Ahora, delgao, lo que se dice más delgao, no estoy... pero sigo intentándolo.

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