sábado, 28 de julio de 2007

A San Cufato pedimos, por ser nuestro patrón...





Solo las fotos podrán hacer justicia a la gran noche que envolvió a la romería de nuestro patrón. El personal, o tiene mucha gana de fiesta o es más creyente de lo que imaginamos.













La convocatoria tuvo su éxito. A las nueve en punto de la noche más de sesenta personas, hay que explicar que en ese paraje vivimos cuatro o cinco familias de forma ordinaria no más, se arremolinaban esperando acontecimientos. Nadie, ni siquiera los propios organizadores sabían de que iba el corte, ni que deparaba a la reunión que se había propuesto. En principio se pensó sacar al santo en “andas”, es decir a la manera tradicional murciana, pero pronto se vio que el santo con peana y trono no era posible pasarlo por encima de la verja, hoy por hoy. Cuando se pensó sacarlo, como en las romerías al uso, por la puerta de la casa, Paco el de los caballos, se ofreció para en su carruaje desfilara nuestro venerable santo. Enseguida, carpinteros, cerrajeros, floristas y “escultores” se pusieron a la faena de arreglar el trono para que pudiera salir en solemne procesión. A las nueve se tocó en un móvil el himno, ese del “¡Lo lo, lo, lo, lo, looo, looo, loooo,!, bueno, el del mundial y como cualquier acto cultural de tronío en esta nuestra España el santo no salió. Cuando la muchedumbre enfervorecida comenzó a pedir la dimisión del concejal de festejos el tambor emprendió el redoble y al fondo de la calle apareció, enjaezada la jaca jerezana que abriría el cortejo en compañía del músico. Cuatro alumbrantes cortejaban al santo y ciento de devotos/as acompañaban el cortejo. Decir que los alumbrantes iba con unos “quintos o don pedritos” en la mano que le restaban solemnidad al desfile. Un gran amigo nuestro blandía el incensario con inusitado entusiasmo lo que hacía que el pequeño pony que tiraba de nuestro querido San Cucufato fuera más fumao que un jipi en Holanda. Cuando al principio éramos sesenta nos pareció una convocatoria de extraordinario éxito. Al dar la vuelta por todas las calles y pistas forestales el personal aumentó como el agua en un charco. Un centenar largo de “creyentes” se arremolinaron en torno al santo y gritaban entusiasmados: “¡Viva San Cucufato, Viva la escultora, Viva la camarera!”. Explicar que la camarera de un paso es la que paga las flores, pues hasta arreglo floral llevaba nuestro milagroso patrón. A todo esto un impresentable alumbrante iba animando al personal a que apuntara en una hoja que se pasaba cualquier “sucedido” sobrenatural que pudiera acontecer en el desarrollo de la romería o en horas posteriores. Ni que decir tiene que tuvimos que poner al servicio de los “romeros con milagros” más de cien hojas. Con este material vamos a comenzar en breves días el proceso de “coronación canónica” de nuestro San Cucufato.



















Las calles arremolinadas de gentes que curiosas se asomaban a la verja de su casa alertadas por el sonido de tambor de burla se unían a la romería, llegando al punto de que se podían contar por centenas.









Una vez llegado el santo al solar donde sin ningún ánimo de lucro, no vayáis a pensar en el Palmar de Troya, vamos a comprar para levantar un “santuario en su honor” y esta vez al sonido del “Yo soy minero” del incombustible Antonio Molina entonado por el mejor tenor del lugar, Garbanzito, se procedió a disolver el “acto”. Decir que yo soy el mejor tenor del contorno, pero el mejor barítono es mi cuñao Federico, que no quiero honores que no sean míos.
Con los pelos como escarpias por los momentos de tanta y tan sentida fe procedimos a pasar a la segunda parte del acontecimiento, es decir, a la pitanza. Cuando creímos que el personal se marchaba a casa al creer finalizada la “charanga” no hizo éste, más que ir a su domicilio a recoger las viandas para que nuestro santo, que en todo momento estuvo presidiendo el acontecimiento, pudiera disfrutar de una cena en comunidad. Los devotos en ese momento aumentaron ligeramente, un ochenta por ciento más o menos, y poblaron la calle de mesas y condumio. En ese momento, San Cucufato, realizó diversos milagros, como por ejemplo que un nene no se abriera la cabeza al darse contra el barreño de los quintos, que una anciana andase desde la punta de la calle hasta donde estaba la comida pues hacía más de cinco años que no se bajaba de la sillita de ruedas, etc, etc. Cuando llevábamos unos cuatrocientos quintos, nuestras santas creyeron llegado el momento de sacar los licores y esencias… En ese momento nos arrancamos por “Manolo Escobar” y su “¡No me gusta que a los toros vayas con minifalda!”, al que siguió “El macetero” de nuestro inolvidable Molina, o el “Palmero, sube a la palma”, que en estas tierras pega mucho. A las tres de la mañana se ajustó un arroz con conejo y a las seis y media San Cucufato realizó el milagro de enviar a todos los borracheras a sus casas.
Por mi parte decir tiene que justo cuando el interés por mis canciones de Manolo Escobar se perdió y todo el mundo optó por la opción de dar opiniones de cómo estaba “más bueno” el arroz con conejo decidí regresar a casa. Quizás, ahora que lo pienso con tranquilidad, no sólo que los devotos perdieran interés por el repertorio que con tanto acierto vociferábamos mi Fede y yo, lo que más me llevó a creer que era el momento de volver a casa fueron los dos cocotazos que me propinó mi santa.
Esta mañana me levanté a las ocho. Sí, ya he dicho que me acosté a las tres pero como no tengo ninguna aptitud atlética tengo que suplirla con un entusiasmo supino, así que pase lo que pase la noche antes, el nene que es un cabezón, entrena con más interés que si viniera de un descanso. La china y yo hemos salido en solitario, o en compañía, si se entiende que uno se la hacía a la otra. Stani,, que es un blando, tenía ayer una noche de farra que le impedía poder concretar la hora de salida. Ahora conozco la finalización de la ronda y puedo afirmar que durmieron en la playa hasta que el conductor del tractor que limpia la arena los despertó ante el peligro de cortarles la cabeza con el “sinfín”.
El Capitán Bajoca, otro triste que espera sobrepasarme algún día, también se quedó durmiendo hasta altas horas de la mañana pues tuvo una cena “inexcusable” con unos crápulas amigos suyos. Al final la china y yo hicimos 40 kilómetros en una hora y veinticinco minutos seguidos de diez kilómetros a pata en cuarenta y cuatro minutos más, y eso que a las tres estaba cantando el “Almería, un inmenso coral es tu hermosa bahía” del Escobar y a las nueve le daba a los pedales como un campeón.
Ni que decir tiene que lo de San Cucufato fue un éxito inexplicable sólo achacable a lo “milagroso” de la imagen y al grado máximo de espontaneidad de personal. Las cosas sencillas siempre triunfan y la gente quiere fiesta sin compromiso.
Pues nada, en un plis subo las fotos para que veáis que llevábamos tambor, caballo enjaezado, nenicas vestidas de largo, alumbrantes y muchos amigos con ganas de pasarlo bien.
Hasta el lunes, querido diario.

4 comentarios:

stani dijo...

Por si sirve de ayuda, a mí el viernes por la noche, (no sabría precisar que hora) más o menos a la hora en el que el entendimiento está nublado y la verguenza aparcada,ví una luz blanca , y oí una voz que me decía " la vida es así de sencilla no le busques problemas y diviertete" le hice caso, y me pedí otros dos ging tonic, no sé si tiene alguna relación con el bueno de Cufato(aún no es Santo), pero a mí me parece que fue él, lo mismo no es un santo pero seguro que es un sabio. olé.

Anónimo dijo...

Paquico... serán las fotos o es que estás hechando pancha???

te estás vengando bien del añito ironmero, eh??jejeje

saludets
Juanma

aixiya dijo...

Yo que creía que el tal Cucufato era un santo de coña! y entro en internet y veo que existe (san Cugat, además ya veo en las fotos que iba en serio), es que a veces no distingo tu fina ironía de tu fina devoción a los pasos de semanasanta, tu devoción mariana de tu devoción a los quintos! saludos

stani dijo...

Gorka pero como puedes decir que va en serio, no ves la cara de fresco que tiene garban, ni tiene verguenza ni la ha conocido, jajajaj. eso sí, sigue igual de delgado que siempre.....